Capítulo diecinueve

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Capítulo diecinueve: Mensaje.

Las palabras de su compañero se habían quedado girando en su cabeza. Miraba su teléfono pensando si debía hacerle caso a sus palabras, Szczęsny podía ser una persona muy bromista y no tener filtro al hablar, tanto que a veces pensaba cómo era posible que dijera ese tipo de cosas como si no fuera nada. Para él no era un simple "invítalo y házlo tuyo", era más complejo, habían probabilidades de que le golpeara y no quisiera volver a verlo, o que pensara que estaba yendo demasiado rápido y es que no siquiera él sabía exactamente lo que estaba sintiendo, ni siquiera sabía por qué estaba dandole tantas vueltas al asunto.

Era su niñero, solo lo lleva conociendo un poco más de dos meses, solo iba a cuidar a sus hijas a su casa, no debía ser más que solo eso, pero muy en el fondo sabía que no solo era eso.

Ese roce que tuvo con el joven antes de viajar con su selección había desestabilizado todo lo que había organizado por años. No podía admitirlo en voz alta, pero con esa cercanía con el sevillano, sintió algo que jamás había sentido antes. Ese sentimiento de algo prohíbido, pero delicioso.

Cada vez que lo recordaba no podía evitar sentir lo mismo que en ese momento, para luego bajarse él mismo de la nube pasando sus manos por su rostros, suspirando.

Y esa misma acción hizo, dejó el móvil en la mesa y tapó su rostro, sus hijas comiendo el desayuno lo miraron, aunque aún no podían entenderlo, su hija mayor lo miró con mayor atención.

—Wszystko w porządku, tato? (¿Estás bien, papi?)— preguntó Klara, Robert alzo la mirada.

—Tak, moje dziecko (Sí, hija)— sonrió y se levantó de la mesa. No había tocado mucho su comida, pero ya no tenía apetito. Levantó a sus hijas y luego de arreglarlas las llevó al vehículo para llevarlas a la escuela.

Al regresar a casa se quedó acompañado del silencio, no había nadie, hoy no debía ir a ningún lado y sus hijas volverían por la tarde. Se sentó en el sofá, ese vacío le permitía llenarse de preguntas una vez más, llevaba así desde la noche. Nuevamente miró su móvil, esperando algún mensaje de Gavira, pero solo habían notificaciones que no eran de su interés.

Se sentía estúpido al estar esperando algo que sabía que no iba a llegar, pero era difícil hacerse entender eso. Necesitaba verlo, necesitaba sentir su olor cerca, en su casa, en su ropa, sentir su calor.

Al día siguiente iba a tener un entrenamiento por la mañana y al día siguiente iba a tener un partido. Y en esos pensamientos fue que cayó, le había pedido que estuviera disponible para él, tal vez podía favorecerse de ello y pidiéndole que vaya a cuidar a sus hijas, al final era su trabajo, no podía decirle que no.

Entró a su conversación y dejó sus dedos en el aire, pensando en que era lo que iba a decirle, cómo iba a decirle. Tal vez debía comenzar con saludarle y explicarle para que lo necesitaba. Tomó aire y comenzó a escribir.

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Gavira estaba sentado en la mesa de su sala, en silencio, acostando la cabeza sobre sus brazos que estaban apoyados en la mesa. No tení ganas de salir, no tenía ganas de ver a nadie, no era porque estuviera cansado, sino porque deseaba que la tierra lo tragara, se sentía completamente avergonzado por lo que había pasado con su jefe.

Aunque ya habían pasado varías semanas de lo sucedido, su cabeza se encargaba de hacerle recordar lo que había hecho estando borracho. Claro, era un gusto que había podido darse al no estar en todos sus sentidos, un gusto que había contenido, las ganas de sentir su olor, de tocar su cuerpo y sí, frotarse contra su cuerpo. Al estar ebrio, no lo pensó demasiado, si Robert lo empujaba podía excusarse con que no lo había pensado, pero no sucedió lo que esperaba.

Entre Nosotros | Lewandowski x GaviTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang