Lizzie Hearts

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Lizzie Hearts

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El sol comenzaba a ocultarse tras las colinas de Ever After High, tiñendo el cielo con pinceladas de rosa, dorado y violeta. Una brisa suave recorría los jardines del Castillo de Cartas, haciendo ondear las hojas de los rosales encantados y el césped meticulosamente cuidado. En un rincón apartado del extenso jardín, Lizzie Hearts y T/n compartían un momento de paz, sentadas sobre un banco de piedra adornado con grabados de corazones y enredaderas.

Lizzie, con su característico vestido rojo y negro, mantenía su postura regia, pero en ese momento, su semblante reflejaba una serenidad poco común en ella. Su corona resplandecía entre los mechones negros y rojos de su cabello, mientras que sus ojos verde azulados observaban el horizonte con un brillo pensativo. A su lado, T/n había dejado su armadura de soldado carta, vistiendo algo más cómodo, aunque aún conservaba aquel porte elegante que Lizzie tanto admiraba. El tiempo parecía haberse detenido entre ellas, envuelto en una quietud casi mágica.


—No puedo creer que tengamos un momento de paz —Murmuró Lizzie, recostándose ligeramente contra T/n mientras sus ojos seguían la lenta danza del sol descendiendo.

—Tú siempre estás tan ocupada —Respondió T/n con voz suave, deslizando su mano sobre la de Lizzie en un gesto de ternura—Entre diseñar nuevas leyes, liderar y estudiar para convertirte en una gran reina, apenas tienes tiempo para respirar.


Lizzie suspiró, dejando que su cabeza descansara sobre el hombro de T/n. Aquello no era algo que haría frente a cualquiera, pero con T/n, podía permitirse pequeños momentos de vulnerabilidad. Después de un instante, sonrió con dulzura.


—Por eso estos momentos contigo son tan importantes. Contigo, todo el estrés desaparece.


T/n sintió su corazón dar un vuelco al escuchar esas palabras. Lizzie tenía una forma única de hacerla sentir especial, de hacerle saber que su presencia realmente significaba algo. Por un momento, T/n dudó, pero luego decidió que no quería seguir guardando lo que llevaba tanto tiempo sintiendo en su pecho.


—Lizzie... Tú haces que cada día valga la pena —Susurró—No importa lo agotador que sea mi entrenamiento, ni lo difícil que se pongan las cosas... Con solo verte, todo mejora.


Lizzie giró su rostro hacia ella, con una mezcla de sorpresa y ternura en su expresión. Su mirada, normalmente intensa y desafiante, ahora reflejaba una calidez que pocas personas llegaban a ver. T/n contuvo el aliento cuando Lizzie alzó una mano y acarició su mejilla con suavidad.


—¿Sabes lo que más me gusta de ti, T/n? —Preguntó Lizzie en voz baja.

—¿Qué cosa? —T/n sintió que su pulso se aceleraba.

—Tu lealtad. No solo hacia mí como futura reina, sino hacia mí como persona. Siento que puedo ser completamente yo contigo, sin miedo a que me juzgues.


T/n sintió que su pecho se llenaba de un calor indescriptible. Lentamente, se inclinó hacia Lizzie, hasta que sus frentes quedaron juntas, sus respiraciones mezclándose en el aire fresco del atardecer.


—Jamás podría juzgarte, Lizzie. Te admiro demasiado... y te amo.


Las palabras escaparon de sus labios antes de que pudiera pensarlo demasiado, pero no se arrepintió. La sorpresa en los ojos de Lizzie fue efímera, pronto reemplazada por una sonrisa que iluminó su rostro como las primeras estrellas en el cielo nocturno.


—Te amo, T/n —Susurró Lizzie—Más de lo que las palabras podrían expresar.


Entonces con la gracia y determinación que la caracterizaban, Lizzie se inclinó y presionó un suave beso en los labios de T/n. Fue un beso dulce, lleno de promesas silenciosas y un amor puro. Cuando se separaron, ambas tenían sonrisas radiantes y mejillas ligeramente sonrojadas.

Lizzie tomó la mano de T/n y la guió a través de los jardines hasta un pequeño invernadero escondido entre los rosales. Era un lugar que Lizzie rara vez mostraba a alguien, su refugio más personal. Dentro, las flores de corazones que ella misma había cultivado con magia brillaban débilmente bajo la luz de decenas de luciérnagas.


—Quiero que este sea nuestro lugar —Dijo Lizzie, apretando la mano de T/n—Aquí, lejos de todo, donde podamos ser simplemente nosotras.


T/n miró a su alrededor con asombro. Las flores eran hermosas, con pétalos en forma de corazón que latían suavemente, como si fueran parte de un gran ser vivo. Era un reflejo perfecto de Lizzie fuerte, apasionada y única.


—Es perfecto, Lizzie —Susurró— Igual que tú.


Lizzie soltó una risa suave antes de envolver sus brazos alrededor de la cintura de T/n.


—Contigo siento que puedo ser algo más que una reina. Siento que puedo ser simplemente Lizzie.


Se abrazaron en silencio, dejando que sus corazones latieran al mismo ritmo. Afuera, el sol se había ocultado por completo, dando paso a un cielo tachonado de estrellas. Pero dentro de aquel invernadero encantado, donde las flores resplandecían con su propia luz y las luciérnagas danzaban en el aire, el amor entre Lizzie y T/n brillaba más fuerte que nunca.

Otro día, en uno de los pasillos de Ever After High, Lizzie y T/n caminaban juntas cuando un estudiante, con una sonrisa encantadora y un aire demasiado confiado, se acercó a Lizzie.


—Vaya, princesa de corazones —Dijo con voz seductora—Siempre luces increíble, pero hoy pareces sacada de un cuento aún más perfecto.


Lizzie arqueó una ceja, a punto de responder con su característico tono autoritario, pero no tuvo oportunidad. T/n, que estaba a su lado, dio un paso adelante, cruzándose de brazos y clavando una mirada fría y calculadora en el intruso.


—¿Y quién te dio permiso para hablarle así a MI Lizzie? —Su tono fue bajo, pero lo suficientemente intimidante para hacer que el estudiante tragara saliva.


El muchacho retrocedió un poco, sin poder sostener la intensidad de la mirada de T/n.


—S-solo era un cumplido... —Balbuceó antes de salir casi corriendo.


Lizzie, divertida, tomó la mano de T/n y la besó con suavidad.


—Amo cuando haces eso —Susurró con una sonrisa traviesa.


T/n sonrió con satisfacción, rodeándola con un brazo protector.


—Nadie se atreve a coquetear contigo mientras yo esté aquí.


Lizzie rió suavemente, apoyándose en ella. Así con la complicidad de su amor, continuaron su camino, dejando tras de sí un rastro de corazones y miradas asombradas.

Ever After High - One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora