Ever After High - One shots

Raven Queen

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Raven Queen

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El viento soplaba suavemente sobre los torreones de Ever After High, llevando consigo los suspiros de cuentos aún no contados. El cielo teñido de lavanda anunciaba el atardecer y desde una de las ventanas más altas de la torre de hechicería, Raven Queen observaba en silencio. Su cabello púrpura caía en suaves ondas por su espalda y sus ojos violetas brillaban con la misma intensidad que su corazón cuando pensaba en ella.

T/N, la hija de Madame Medusa.

Una chica tan enigmática como poderosa, con un aura de misticismo y peligro que fascinaba a todos, pero que solo Raven se atrevía a mirar sin miedo. T/N era alta, de piel dorada como el ámbar, con cabello negro azabache que caía en cascada con reflejos verdosos, como una selva bajo la luna. Sus ojos eran de un azul profundo e hipnotizante, como las gemas que su madre alguna vez codició; pero a diferencia de Madame Medusa, T/N no deseaba poder, sino libertad. No buscaba dominar, sino encontrar su propio destino, lejos de la maldición familiar que había destruido tantas historias.

Su magia era compleja, inestable a veces, como si las emociones fueran cristales rotos que canalizaban su poder. Había nacido con el don de invocar gemas encantadas desde el suelo, que se formaban con su energía vital, amatistas para protección, esmeraldas para curación, zafiros para reflejar verdades ocultas; pero cada vez que las usaba, parte de sí misma se agotaba, se quebraba un poco más y sin embargo, en Ever After High, caminaba con la frente en alto.

Fue en clase de Hechizos Prohibidos e Historia Oscura que Raven y T/N se conocieron por primera vez. Mientras los demás estudiantes evitaban la silla vacía al lado de la temida hija de Medusa, Raven se sentó a su lado con naturalidad, dejando que su capa negra ondeara con elegancia.

—¿Tienes tinta morada en la mejilla —Murmuró T/N con una sonrisa curva—o es parte del look?

—¿Y tú siempre brillas así o es por los hechizos de protección que tienes encima? —Respondió Raven, con una ceja arqueada.

T/N rió, una risa suave, como cristales chocando entre sí. Fue la primera vez que Raven la oyó reír de verdad.

Desde entonces, fueron inseparables. Pasaban horas en la biblioteca secreta, leyendo tomos antiguos de alquimia emocional. Compartían almuerzos en la parte más apartada del comedor, donde las sombras eran más densas y los susurros menos agudos. En las prácticas de hechicería, se empujaban mutuamente a ser mejores, Raven enseñaba control, T/N enseñaba intensidad.

Una noche, en medio de una tormenta, T/N apareció en la ventana de la habitación de Raven empapada, con un pequeño zafiro en la palma.

—¿Sabías que esta gema refleja el deseo más profundo del corazón? —Susurró y cuando Raven la tomó entre los dedos, el zafiro brilló con un púrpura idéntico a sus ojos.

No dijeron nada más esa noche; pero algo cambió.

Su primer beso fue en la torre oculta del Jardín de los Secretos, bajo un cielo estrellado, con los pétalos de una flor nocturna flotando a su alrededor gracias a un hechizo accidental. T/N la había besado con la misma intensidad con la que vivía, como si fuera un secreto que jamás debían revelar; pero imposible de ocultar.