Capítulo 1: El Club

19K 803 1.5K
                                    

Se veía bastante ridículo vestido así, si es que su opinión siquiera importaba a esta altura. En principio, no era del tipo de usar camisa, ni mucho menos saco (y no, Liam, no importaba que lo lleve abierto de modo informal) por lo que el look, de por sí, no iba con él. Los jeans acostumbraba usarlos, sí, pero ese modelo en particular, ajustado y oscuro, conservaba aún la etiqueta de cuando Gemma se lo regaló, porque le hacían ver los muslos gordos, creía Harry. Se sentía más como un niño al que le ponen un traje para hacerlo ver adorable que como un novio que vas a presentar a tus amigos universitarios.

—No lo dices en serio —protestó al ver a su novio acercarse con un corbatín en la mano —, no me voy a poner eso.

—Vamos, Haz —protestó Liam ya un poco cansado de tanto revuelo—. Sólo por esta vez... Por mí, ¿sí?

Después, sacó los labios hacia afuera —una mezcla de pedirle un beso y sencillamente hacer puchero— y frunció el ceño como si su vida dependiera de que tan adorable pudiera verse en ese momento.

—Yo estoy usando una corbata —insistió ante el impenetrable silencio de Harry—, ¿Cuándo fue la última vez que me viste usar una?

Y si Harry estaba a punto de rendirse por su gesto de cachorrito mojado, esa frase, sin embargo, sólo logró soltarle la lengua.

Exactamente —murmuró en un tono bastante cínico.

La respuesta pasiva de Liam con su confundida expresión de "hice algo mal y no estoy seguro qué fue" lo ofendieron al mismo tiempo que lo ablandaron. Suspiró y le arrebató el corbatín de las manos en un gesto firme, pero no violento. Ambos se conocían lo suficiente para saber que ese enojo era fingido.

—¿Es una cosa de chicos universitarios? —balbuceó mientras se anudaba el moño que le restaba más años de los que le sumaba—, ¿Saco y corbata y escuchar Jazz en un bar pulgoso?

—A Zayn le gustan estas cosas... Es su día —se excusó Liam.

Probablemente a él también se le ocurrían una decena de cosas más interesantes para hacer un sábado por la noche.

Se acercó a Harry, quien ahora, con el moño listo, se miraba frente al espejo. Lo abrazó por la espalda y se buscaron el uno al otro la mirada en el cristal. Liam sonrió y apoyó la cabeza sobre su hombro y Harry tuvo que esforzarse demasiado para no sonreír también.

—Sí, pero es tu amigo, no el mío —protestó el más joven, haciendo de cuenta que no estaba enternecido por la caricia y el abrazo de su novio, camuflando sus celos con el más infantil de los enojos.

La mirada oscura de Liam lo leía como un libro abierto. Llevaban la cantidad de tiempo juntos para ambos saber cuándo presionar y cuándo no, con qué cosas tomarse el pelo mutuamente y cuales sólo abrirían una caja de pandora de temas inconclusos. Liam sabía que ese no era el momento para decir "si no te invitara estarías toda la noche mordiéndote las uñas preguntándote qué hago con mis amigos universitarios", y Harry sabía que si continuaba con su escenita de celos no haría más que hacer notar cada vez más lo mucho que la relación entre ambos había cambiado en lo que iba del año. Por ahora, le bastaba con eso, con ese par de ojos marrones escudriñándolo en el espejo, con tener su atención para él, sólo para él.

—Bien, bien —reconoció ofendido de tener tan poca fuerza de voluntad. Corrió la mirada, y se separó dramáticamente del abrazo de su novio—. Iré a tu estúpida convención de maricones —agregó aparentando rudeza.

—Dios mío... —suspiró Liam, y puso los ojos en blanco.

—Espero que hayas entrado a los blogs de moda últimamente, porque dudo que discutamos otra cosa esta noche —insistió, sólo porque era demasiado divertido pelear con él: siempre picaba. Y porque quizá a Harry le gustaba demasiado verlo enojado y rudo.

El club de los maricones | larry stylinson, ziam (lirry/ziall/nosh) |Where stories live. Discover now