Capítulo 15.

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Rydel estaba loca al pensar que Ross y yo éramos novios, loca de remate.

Nunca había pasado por una situación tan incómoda. Sin embargo, yo era la única que se sentía así.

Cuando volteé a verlo a él, y decirle que niegue la situación, una sonrisa espectacularmente grande apareció en su rostro.

"Oh, Lynch... ¿qué éstas planeando?" pensé.

—Rydel, sí—dijo Ross, y me atrajo hacia su cuerpo, abrazándome por los hombros —, Laura y yo somos novios, y tú eres buena cocinera.

Fruncí el ceño y lo observé ¿qué rayos significaba eso?

—Qué gracioso te crees, chico—respondió la rubia, algo molesta—. Ahora dime, ¿qué necesitas?

La respuesta me dio a entender que él había utilizado el sarcasmo, pero con un tono demasiado convincente.

—Bueno, no es algo que yo necesito, sino que ella necesita—le aclaró —. De todas maneras, no importa si quieres hacerlo o no, porque me debes un favor—una sonrisa de suficiencia se había dibujado en su rostro.

Rydel me observó, y me dio una sonrisa, parecía que estaba feliz por tener que tratar conmigo y no con Ross. Probablemente, los favores que le había debido a su hermano en el pasado eran un infierno.

—Eso me gusta—comentó ella — ¿Qué puedo hacer por ti, Laura?

Abrí mi boca para contestar, pero Ross me interrumpió.

—Necesita ropa porque le avergüenza usar mis impecables camisetas.

Rodé mis ojos, y dirigí mi mirada suplicante a Rydel.

— ¿Podrías ayudarme, por favor?

Supuse que la respuesta a mi pregunta fueron esos chillidos, saltos y aplausos que hizo.

"Vaya entusiasmo" dijo mi mente.

—Creería que eso es un... ¿sí?— dudé yo.

El rubio sonrió y dijo:

—Es un gran sí —hizo énfasis en la palabra "gran".

Cuando Rydel finalizó su festejo, habló.

—Laura, pasa, te vestiré de la manera perfecta— se hizo a un lado, para dejarme ingresar al cuarto—. Y tú, hermanito, ve a hacer lo que sea que tengas que hacer, esto va a tardar un rato.

Bufé internamente, para no parecer grosera. Ingresé al cuarto, y todo era en tonos rosas, desde las paredes hasta los pequeños detalles.

En una esquina de la habitación, había montones de telas, de muchos colores y texturas. También; en un perchero de metal, colgaban vestidos de todos los tipos y pude observar una gran máquina de coser, sobre una mesa de madera blanca.

Ross nos saludó, y cuando se dio vuelta para marcharse, la rubia cerró la puerta de un golpe. Se giró sobre sus talones, y me observó.

Le ofrecí una sonrisa, algo incómoda.

—Bueno, Lau— ¿Lau? Raro apodo, nadie me había llamado así, aunque sonaba bien—... ¿Por qué usas una camiseta de mi hermanito, picarona?

—Es una larga historia— le respondí.

—Tengo tiempo, me va a llevar bastante hacer uno de mis vestidos de prueba a tu medida.

— ¿Estudias diseño textil, Rydel?—le pregunté.

Sonrió, y asintió.

—Acertaste justo en el blanco, pero no intentes cambiar de tema, dime qué pasó—dijo; mientras se acercaba al perchero, sacando de él un vestido realmente hermoso, lo levantó, mostrándolo bien, y me miró, buscando mi opinión — ¿Te gusta?

Tightrope. || Raura. || TERMINADAWhere stories live. Discover now