Capítulo 18.

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Cuarto día. Era el cuarto día y no había ningún cambio en nada. Todo me estaba irritando demasiado.

Calum no despertaba, y parecía mostrar señales que indicaban que no iba a hacerlo en un largo rato.

Ni hablar del humor de perros que había que aguantarle a Ross. Si yo me encontraba preocupada por la situación, él estaba a punto de terminar como su mejor amigo al no obtener buenas noticias. O ninguna noticia en absoluto.

Obviamente que todos teníamos un sentimiento en común: inutilidad.

No había palabra para describir cuán inútil me sentía mientras daba vueltas en el gimnasio a las afueras de la escuela, pensando que correr como lo estaba haciendo era una tortura; y recordé a Calum. Me sentí una inútil por quejarme de algo tan estúpido, por estar haciendo algo estúpido y por no poder ayudar en nada.

Bufé y me lamenté al saber que me faltaba una vuelta más. Una vuelta más de quejidos, sudor y pensar más de lo que ameritaba la actividad.

Afortunadamente, un par de aplausos de parte de la profesora Cooper detuvo todo lo que me molestaba. Todos paramos y nos acercamos a ella, sabiendo de antemano que sus aplausos indicaban eso.

—Bien, chicos. Eso es todo por ser una de las primeras clases —dijo la mujer, en perfecto estado físico a sus treinta y nueve años y dos hijos.

¿Cómo sabía yo eso? Una palabra, Raini.

Agradecí totalmente poder irme de ese lugar, y que Educación Física fuera mi última asignatura ese día, pues me permitía ducharme en las comodidades de mi hogar, y no en las instalaciones del colegio.

Me dirigí a mi casillero, para recoger mis cosas e irme rápido, y así poder quitar el asqueroso sudor de mi cuerpo.

Llegué y coloqué mi combinación.

Me pareció totalmente ridículo y sacado de una película cliché de preadolescentes ver un pequeño trozo de papel cayendo al piso ni bien abrí la pequeña puerta rectangular. Lógicamente seguí los pasos de todas las actrices que vi protagonizar estas escenas.
Miré hacia todos lados, buscando a alguien escondido en algún rincón en el que no pueda ver y luego me agaché a recoger lo que supuse que era una nota.

Desdoblé la hoja y la leí.

Mi mandíbula pareció haberse salido de su lugar.

¿Cómo diablos era eso posible?

Recogí mis cosas y cerré bruscamente mi casillero.

En ese momento, no me importó correr, o sudar, o lo que sea. Corrí con toda mi voluntad, y mi corazón latiendo mucho más rápido de lo que debía.

Tenía que alejarme lo más rápido posible.

•••
Llegué a mi casa en un tiempo récord.

Saqué la nota de mi bolsillo, para corroborar que nada de lo que había leído había sido una ilusión.

Lamentablemente, había sido real.

Decidí comprobar si no era la única que había recibido esa advertencia, si podía llamársela así. Le envié un texto a Sawyer.

Tú también recibiste la nota, ¿verdad? Responde lo más rápido que puedas.

Me dirigí a mi habitación, dejé mis cosas allí y tomé una muda de ropa para bañarme y quitar toda la suciedad y el sudor.

En quince minutos, me encontraba limpia nuevamente, dando vueltas alrededor de mi cama, pensando qué diablos debía hacer.

Me sobresalté con el sonido de mi celular. Lo sujeté y vi el destinatario del mensaje que me había llegado. Sawyer.

Tightrope. || Raura. || TERMINADAWhere stories live. Discover now