Capítulo 2

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Habían pasado varios días de la aparición de la "Luna azul", aún seguía esperando que Travis golpeara mi puerta, "Ya llegará" bromeé en mi mente. 

Desperté con las melodías que tarareaba mi hermano menor, acompañado de la alarma que resonaba por toda la casa, menuda felicidad. Un aire pesado, a comparación con días pasados, y el Sol iluminando me hacían transpirar. Acababa de ducharme, me acomodé el uniforme, dejando salir un bostezo, e intentado estar preparada para un primer día de clases; aunque en verdad, no sabía qué me esperaba. 

Bajé las escaleras apresurada, lo único que me faltaba era llegar tarde. Busqué por toda la casa a mi madre, pero no la encontré por ningún lado, de seguro se había ido temprano al trabajo. No desayuné, no contaba con tiempo suficiente. 

De camino al instituto, me topé con mis amigas. Vivíamos a unas calles de distancia, al parecer, ellas también llegarían tarde. 

Al ingresar a las instalaciones, para mi sorpresa, todavía no había sonado el timbre. Sentí ese olor a libros, y mochilas recién compradas. Todos mis compañeros con el uniforme pulcro y completo, algo que sólo ocurría una vez al año, por lo que era digno de admirar.

La primera asignatura del día era Biología, el timbre sonó más pronto de lo esperado, dejándome sin tiempo de reencontrarme con mis conocidos. 

—Buen día. —el profesor sonrió. 

La mayoría respondió cordial, yo nada más asentí en forma de saludo. Su sonrisa tan amable, me tentaba a matarlo en ese momento. 

El profesor comenzó a explicar cómo deseaba trabajar con nosotros en este nuevo año de estudio. Anhelaba que alguien o algo me sacara de allí en ese mismo instante. Alguien llamó a la puerta del aula; una chica, con una falda más larga de lo usual, y lentes grandes, entró. 

—¿Se encuentra aquí Taylor Adams? —consultó. 

—Sí, soy yo. —respondí alzando el brazo. 

—Necesito que me acompañes. 

Me levanté del asiento, y salí junto a ella. 

—¿Qué sucede? —pregunté.

Ella se limitó a señalar con la cabeza hacia la entrada del instituto. Un chico de estatura un poco pasada de lo promedio, y tez blanca, se encontraba en la puerta. 

—¿Quién es? 

—No lo sé, pensé que tú sabrías. Viene buscándote. —alegó. 

Suspiré, le mostré una sonrisa simpática a la chica y me dirigí hacia la puerta. 

—¿Quién eres? —pregunté, a ceño fruncido. 

—Tú, ¿eres Taylor Adams? —interrogó demandante, haciendo un énfasis en "tú". 

—¿Estás de broma? —respondí irritada— Sí. ¿Qué haces aquí, y qué quieres?

—No lo sé. Me desperté en un auto con ésta dirección anotada y tu nombre. —me mostró el brazo— Mi nombre es Travis. —suspiró— Travis Maddox. 

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