Capítulo 10

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Gran parte de la adrenalina que corría por las venas de Travis al momento de vencer, se fue esfumando cuando recibió el dinero. Toda su energía, y empeño lo dejó en la pelea, y si bien necesitaba el dinero, me parecía que lo que más le reconfortaba era ganar.

Ya en el vehículo, y con una sonrisa triunfante, dijo: 

—A casa. 

—No pienso quedarme en tu apartamento.

—¿Por qué? ¿Te doy miedo? —se burló. 

Sé que cualquiera en mi lugar hubiese aceptado, pero a mí me aterraba la idea de Travis y yo en un mismo apartamento. Más conociendo sus antecedentes por cortesía del libro. Travis, ya resignado, me pasó en su auto por el apartamento que habitaba. Por alguna razón, tenía la absurda necesidad de que yo supiera dónde vivía. Era lejos de mi entorno, en las zonas medias, casi bajas de la ciudad. Un edificio de tres plantas, él mencionó vivir en la segunda. No presté mucha atención.

Le pedí que me llevase al instituto, lo menos que quería era toparme con el padre de Ana al llegar. 

—¿Te veré pronto? 

—Considerando lo acosador que eres, me supongo que mañana.

A pie en punta, llegué a la casa de Ana, no se veía ni el más mínimo foco de luz encendido, a excepción de la ventana que daba al cuarto de ella, de la cuál, mirando bastante cerca, podías apreciar la luz que irradiaba la pantalla de su móvil. Golpeé el cristal, no me encontraba dispuesta a entrar por la puerta. 

—Ya voy. —a duras penas escuché. 

Abrió la puerta, con una mueca en el rostro, los que la conocían sabían que era su cara de "cuéntamelo todo". Unos momentos más tarde, luego de contarle todo lo ocurrido con increíbles detalles, por fin cayó dormida. Mis ojos comenzaron a cerrarse también, y cuando quise darme cuenta, caí en un profundo sueño. 

Olor a sótano, sudor y sangre. Mis latidos eran rápidos, y mi mente intentaba asimilar la situación. Poco a poco fui aclarando mi visión, estaba en un sótano. Un montón de chicos que aparentaban ser  un poco mayores que yo gritaban e intercambiaban billetes. Logré ver a un tipo bien acomodado en una silla manera, con dinero en su mano. 

—¡Nuestro siguiente adversario no necesita presentación, pero, como me da un miedo que me cago, ahí va de todos modos! ¡Tiemblen chicos, y quítense las bragas señoritas! ¡Travis "Perro Loco" Maddox!

Travis se asomó por una puerta a un lado del lugar. Su pecho desnudo lo hacía deslumbrar, se podían apreciar enteramente sus tatuajes, y aunque no alcanzaba a ver del todo, seguridad parecía emerger de sus poros. 

Él y otro más comenzaron a pelear, cómo siempre, Travis llevando la delantera. En ese momento caí en la cuenta ¿qué hacía yo ahí?

Pasaban los minutos, y seguía intentando pasar entre toda esa gente.

Me acerqué lo más que pude, para lograr ver la pelea, pero lo único que vi, fue a un chico en el suelo, y también a una chica, Travis logró tomarla antes de que callera. Y ahí recordé: estaba en el inicio del libro. 

—¡Eh! ¡Aléjense de ella! —gritó Travis, con gesto fruncido. 

Algo en mi cabeza comenzó a susurrarme cosas, muchas voces a la vez, además de todo el ruido del lugar, me toqué las sienes, intentando recuperarme. Mi espalda se dobló y sentí cómo si alguien me estuviese golpeando. Miré en una oportunidad hacia arriba, la cara de la chica, que de seguro era Abby, se tornaba borrosa. Sentí un intenso dolor en la cabeza nuevamente, cerré los ojos de golpe y cuando los volví a abrir, de repente sólo me encontraba yo, Abby ya no estaba, ya no había nadie además de mí. 

Maravilloso DeseoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang