Capítulo 12

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El lunes se aproximó rápido. Aún seguía aturdida por todo en general, últimamente mi vida era un conjunto de cosas extrañas que sucedían una tras otra, sin intermedios. Al pensar en mi sueño, recordé los hilos rojos. Dicen que las personas que están destinadas a pasar el resto de sus vidas juntos están conectadas por hilos invisibles que jamás se rompen. El hilo de Travis y Abby se tensaba cada día más, y yo soy la que terminaría de romperlo. O quizá ya lo rompí cuando saqué a Travis del libro. 

En la puerta de mi institución, se encontraban un montón de chicos reunidos, algunos de la universidad, me parecía conocer a uno de ellos de algún lado fuera del contexto estudiantil, pero no lograba recordar de dónde. Al verme llegar, ese mismo chico, se acercó casi trotando hacia mí. 

—Hola, —una sonrisa amable invadió su cara— ¿me recuerdas?

—No, disculpa, ¿te conozco? 

—No te disculpes. No, pero yo a ti sí, te vi el otro día en la pelea, me pareció raro ver a una chica asistir a esos lugares. Soy Ariel. —se presentó. 

—Sí, te recuerdo. 

—Tú ibas con Travis. —afirmó, y asentí— ¿De dónde lo conoces? No lo había visto antes.

—Es una larga historia. 

—Entiendo. —volvió a sonreír— Te sonará extraño, pero me gustaría que asistieras a la fiesta que organizará un amigo. Es éste viernes. 

—¿Qué? —me reí.

—Sí, estamos aquí, —me señaló a sus amigos— invitando a todas las chicas guapas del instituto, y también a algunos colegas. Asiste, te la pasarás bien. 

—Me lo pensaré. 

—Toma. —sacó un par de papeles de su bolsillo, y me entregó uno— Espero verte ahí. 

"Avenida Del Mar, 517"  Era el lugar donde se realizaría la fiesta. 

Desvié la mirada un segundo al ver el auto de Travis estacionarse. De el descendió una chica, rubia, de piernas exageradas, con el uniforme de la institución. Me acerqué, algo cabreada —sin razones—. Travis también descendió del vehículo. 

—Ho...

—¿Quién es ella? —lo interrumpí. 

—Valery. Es linda ¿no? —enarqué las cejas ante su pregunta— Me ha pedido que la traiga. No soy del tipo que trae a una mujer a su instituto después del revolcón, pero me ha agradado. 

—Recuérdame no sentarme en el sillón de tu apartamento. 

—¿Cómo sabes que fue en el sillón? —se carcajeó.

—Intuición, nada más. 

—Como digas. ¿Quieres que salgamos el viernes por la noche? Encontré un buen lugar. 

—Tengo planes. Quizá Valery pueda. 

—Sí, quizá sí. Pero casualmente quiero ir contigo. —me miró alegre— Eres adorable cuando estás celosa. 

Maravilloso DeseoWhere stories live. Discover now