Capítulo 9

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El lugar era una fábrica abandonada a las afueras de la ciudad. Cerró luego de un terrible incidente en una de sus plantas, fue noticia por meses, más de doscientas personas quedaron en la calle gracias a dicha tragedia. Desde ahí, deshabitaron el lugar, y nunca nadie más lo pisó. O al menos eso creía, porque al parecer, ahora era hogar de las peleas clandestinas que no sabía que existían hasta hace unos días. 

Cuando Travis mencionó todo ese rollo, me imaginé a un montón de cuarentones apostando, pero sin embargo, me encontré con muchas caras conocidas. Cerca de mi instituto, se encontraba una universidad, y un día que otro había visto a varios chicos —de los que ese día se encontraban allí—, salir de ella. Como todo, sí, había gente mayor, pero eran minoría. 

Me movía de la mano de Travis por todo el gentío, pisé unos cuantos zapatos, pero nadie se percató. Travis soltó mi mano, y me indicó dónde me debía quedar, para dirigirse a una parte alta, en dónde un hombre con un altavoz enorme, dio la bienvenida a todos, seguido de aclarar unos cuantos puntos antes de comenzar: 

—Mi nombre es Álvaro, y soy el que pone orden aquí manga de pringados. Ya no corren las apuestas cuando comienzan a pelear, así que si quieren apostar, el tiempo es ahora. —se rió— Hernán es el encargado de las apuestas —señaló a un hombre de mediana edad, a un lado de todos, acomodado en un escritorio de madera, que tenía encima de el, una gran caja de metal, deduje que ahí, guardarían el dinero de las apuestas— Si invaden el ring, mis compañeros los sacaran con una patada en el culo más fuerte que sus madres. 

«En qué me he metido» dije para mis adentros. 

El hombre se llevó nuevamente el altavoz a la boca:

—Esta noche nos acompaña, el nuevo. Así es, el chico que les hizo ganar unos cuantos billetes la semana pasada. ¡Travis Maddox!

Todos comenzaron a silbar, aplaudir y gritar exageradamente. Al parecer en muy poco, había ganado buena fama. 

—Y en la otra esquina, un viejo conocido, un universitario, nene de mamá. ¡Ariel Castile! —continuó— A partir de este momento ya no corren las apuestas. ¡Comiencen! —les ordenó a Travis y Ariel. 

Travis saludó cordial a Ariel. Álvaro contó hasta tres y se comenzaron a dar. Travis le pegaba "a pecho frío" si bien había leído cómo peleaba, verlo era una cosa totalmente distinta. Ariel intentaba defenderse sin éxito, los músculos de Travis comenzaban a tensarse, y se detuvo un instante dejando distancia entre ambos. Comenzó a golpearlo nuevamente, Ariel se defendió con unos pocos golpes, mientras que Travis hacía caso omiso a sus atices. Varios minutos habían pasado, cuando Ariel le dio un golpe bajo a Travis, en esta oportunidad, él reaccionó adolorido, paró y Ariel aprovechó la oportunidad. Más fuerte que nunca, y ya aliviado Travis le pegó una última vez, derribándolo así, del todo. 


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