Gritos Silenciosos - Juanpa Zurita

C.20

Marisa, la peluquera vino por las escaleras y entró en mi habitación y saltaba en su lugar mientras se emocionaba
-Tu príncipe azul está en la sala. Se ve guapo y pude escuchar que hará una presentación- mis ojos se aguaron de felicidad-No llores cariño, estas espectacular, lo dejarás impresionado. Y por otra parte tu hermana está que muere en su habitación.
Mi corazón martillaba en mi pecho, sentía que me iba a desvanecer en el suelo de la emoción. Aprovecharía y no dejaría que el miedo de mi corazón por Jessica lo arruinara. Seré yo una vez. Recuerdo cuando empecé a cantar, ella me obligó que dejara la academia, mi profesora decía que tenía futuro, que tenía una voz única. Pero todo eso fue porque Jessica no me quería en los medios. Lo olvidé al tiempo.
- ¿Están listas?- habló Paolo mientras sostenía una cámara, lo miré glacialmente y reí al rato
- ¿Qué haces con eso?- pregunté odiaba las fotos. Él levantó sus brazos mientras sonreía cómplice
-Tu padre, tu mamá esta consolando a la perra de tu hermana- hizo un movimiento de manos, él era algo así como... Femenino, reí ¿Consolándola? Dios, hasta donde llegó.
-Bien, estoy lista- tomé un respiro y ellos bajaron para que baje, una vez que bajaron, retoqué el maquillaje de mis muñecas y ya estaba lista. Me miré al espejo.
<<Vamos que puedes>>
<<No puedes estar en un agujero todo el día de tu vida>>
<<Vales mucho más que eso>>
<<No te dejes caer ___________. Por favor>>
Sonreí falsamente al espejo, como si fuera feliz una vez en mi vida y así fue. Eché otro poco de perfume en todo mi cuerpo, de pies a cabeza. Y abrí la puerta haciéndola sonar un poco, las voces se callaron y lentamente fui caminando hasta la escalera. Miré a todo el equipo de preparación y ellos empezaron a lagrimear pero mi mirada se posó en una verde(Azul?). Esos ojos abrazadores y cálidos que amaba mirar todo el tiempo posible, por fotos, por vídeos. Mientras cantaba sus canciones y repetía sus discos una y otra vez, cuando veía los posters en mi habitación y con el gran secreto que escondía desde hace cuatro años... el ser Zuricata.