C.37

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Me quedé completamente inmóvil en mi lugar, estaba sudando y no exactamente por el baile si no por la presencia de ella ahora mismo. Mis manos empezaron a temblar notoriamente y sentía la respiración agitada. Ella entró asintiendo levemente mientras veía el lugar y se acercaba a pasos siniestros hacia a mí. Rogaba a los dioses de las hermanas asustadas que no me hiciera nada me fui alejando a cada paso que ella daba
- ¿Con que esto hizo para ti, eh? - suspiró mientras su mirada se hacía oscura, no respondí para nada-Para mí nunca hizo nada igual- su voz era gélida y dura
-Jessica...-dije calmándola
-¡Cállate zorra! - dijo acercándose y tomó mis cabellos y los estiró fuertemente haciendo que gimiera de dolor y esté paralizada del pánico. Me preparé para recibir el golpe pero nunca llegó, mis ojos ya están cristalizados y el nudo en mi garganta no me permitió respirar. La miré desde abajo y pude ver esa expresión tranquila pero que ocultaba planes que me destrozarían
-Jessica por favor...- murmuré sin aire de paz en mi interior
-Te haré algo horrible, algo que te dejará muerta- mi piel se heló y empecé a llorar. Otra bofetada en mi mejilla hizo que volteara la cara, sacudía mi cabello con desesperación mientras me lo quería arrancar-No te metas con Juanpa , aunque él no me ame. No podrá amarte a ti aunque este muerta- dijo escupiéndome. Mis sollozos se escuchaban por el salón y ella rió sádicamente. Me soltó de los cabellos haciendo que mi cabeza diera duro con el piso haciendo que un estruendo se escuchara por el salón, mi vista se hacía borrosa y pude ver que ella se vestía con sus prendas y salía a toda velocidad del salón pero antes de irse me miró- Prepárate- salió a toda velocidad. Me sentía débil, el golpe en la cabeza fue demasiado duro y empecé a cantar para olvidarme el dolor. Pero sentí un líquido bajarme de mi nariz era mi sangre, solo salía raras veces cuando algo horrible pasaría. Era como una señal, una señal que me decía que me preparara y que tenía que ser fuerte. Las lágrimas salieron de mis ojos nublosos y rogué a Dios que alguien me ayudara. La azúcar me estaba bajando y sentía debilidad en todo mi cuerpo.
- ¿______________?- oí la voz de Juanpa como un coro de ángeles que vendría a sacarme de esta mierda. No podía ni emitir un sonido, pero sentí sus pasos acercarse. Abrió la puerta y me encontró tirada, con la nariz sangrando y con mis cabellos enmarañados. Vino corriendo hacia a mí y se tiró de rodillas- Pequeña, dios mío- me cargó en sus brazos y traté de susurrar
-Estoy...bien- dije pero no pude más y me acomodé en su cuello mientras bajábamos al salón principal y me colocó en el sofá mientras con un algodón y alcohol sacaba la sangre de mi nariz. Lo miré y sentí un rechazo abarcarme en mi interior, mis ojos se nublaron con lágrimas recordando los gemidos en mi habitación y sus suspiros de satisfacción y de seguro su sexo desenfrenado por mil horas mientras yo estaba muriéndome cortada y sin aire, las lágrimas se desplazaron por mis mejillas como fuego ardiente. Su mirada se volvió preocupada y sacó mis lágrimas con sus pulgares lentamente
-No llores pequeña- dijo con una voz tierna y suave. Con mi fuerza restante aparté su mano de un manotazo y me miró con la mirada perdida de un cachorro. Quiso tocarme pero lloré en silencio una vez más.
- ¡No me toques! - dije sollozando y limpiando por debajo de mi nariz con el dorso de la mano, algo no muy femenino pero me importaba una mierda. Su mirada se volvió oscura
-Pero...- dijo confundido y me levanté del sillón a otra parte que no fuera a su lado y tuve que quedar en la cocina.
- ¡Pero nada! ¡Aléjate de mí! - grité a todo pulmón y sollocé, mi cuerpo temblaba y la adrenalina subía a mi por corrientes quiso hablar pero no se lo permití- ¿Crees que puedo aguantar tanta mierda? - solté, pero me arrepentí al instante.
- ¿Qué carajo hablas ____________?- gruñó enojado y mi corazón se partió en dos.
-Estuve toda una tarde en esa mierda de closet de pared y ¡Follaron en mi cama! - sollocé y me caí al suelo con mis rodillas pegadas al pecho, no pudiendo contener el dolor que abundaba en mí. Pude sentir su presencia.
-__________... yo...- no sabía que decir ¿Y quién podría? ¡Nadie! Se acercó a mí pero lo aparté.
-No te me acerques Juanpa - dije- ¡No quiero tus sucias manos encima de mí! -
Se acercó a mí de rodillas mientras veía sus ojos verdes cristalizados pero oscuros y me tomó de las muñecas fuertemente-Escúchame una cosa, ____________. Tú no eres nadie para hablarme así, tú no eres nadie
Lo miré a los ojos y mi corazón se hundió pero sus manos apretaban cada vez más y gemí del dolor intenso-Me haces daño, para- fue tarde, mis muñecas empezaban a sangrar y las heridas se abrieron. Mi corazón se paró por un segundo eterno y Juanpa bajó su mirada a mis muñecas y sus labios se abrieron de sorpresa mientras sus ojos me miraban interrogantes, con pena, dolor y rabia. Soltó rápidamente y una lágrima bajó por su mejilla. Y aparté mi vista cuando me miró fijamente llorando.
- ¿Qué... que hiciste, pequeña? - en su voz había tartamudeo y cortes. Y hundí mi cabeza en mis rodillas, llorando del dolor y vergüenza por que descubrió mi secreto oscuro- ¿Por qué te haces esto?
Lo miré a los ojos y no pude hablar ¿Qué debía decirle ahora? ¿Qué era una loca? Debía decirle todo... absolutamente todo.,

Gritos Silenciosos - Juanpa Zurita Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin