C.29

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Maratón 3/3

Estaba perdida, no sabía en donde me encontraba con certeza pero eso no me importaba ahora, quería escapar e irme a la mierda de esa familia. Estaba en un campo de trigo al parecer, la noche era fría y congelada y estaba vestida de una musculosa blanca y pantalones de short a cuadros y lo único que tenía era un celular con batería muerta y diez dólares en efectivo. Tiritaba del frío congelado que se colaba en mis ropas, mi pelo era un desastre único y mis ojos ardían como fuego hasta que vi una planta de cactus según lo que estudie contiene agua dentro y no tenía un puto cuchillo o algo para cortar hasta que bajé mi vista a mi bolso y pude ver que en las esquinas para prender estaba hecho de lata. ¡Gracias a Dios! Desarmé el bolso y pude ver que estaba filoso, me acerqué a la planta de cactus y empecé a cortar con desesperación por la sed, pero cuando la planta estaba cortada esta se cayó a mi brazo haciendo que sus filosas y gruesas espinas se enterraran en mi piel. Grité a todo pulmón ya que una parte de mi brazo estaba sangrando al igual que una parte de mi pierna porque el cactus se deslizó por ella cayendo al suelo. La puta madre, dolía como los miles infiernos calientes, lloré en desesperación al ver tanta sangre corriendo en la parte izquierda de todo mi cuerpo. Maldita sea la hora en que me fui, moría de hambre y sed sumando a que estaba con un sueño sepulcral. Mis piernas estaban rasguñadas, con sangre al igual que mis brazos, pero no me rendiría por lo tanto tomé la parte del cactus y con mis manos temblorosas tomé el agua con desesperación. Me levanté del suelo y fui caminando a rastras tratando de volver a casa y encontrarla ruta desde que me perdí.
- ¡Joder! - grité cuando me caí de bruces al suelo, lastimando mis rodillas y ambas. Ya nada me dolía, pero sé que estaba perdida como la mierda. Maldigo la hora en que me fui.
Me sentía débil y sin fuerzas, tenía hambre y muchísima sed aunque haya tomado agua del cactus. Empecé a llorar a cántaros y pidiendo ayuda de alguien, y sé qué hace más de cuatro horas estoy perdida y me fui a las doce y media de la noche de casa cuando vi al reloj de mi casa. Y ahora deben ser las cuatro y media de la madrugada. El sol empezaría a salir en una hora y estaba completamente cansada, sucia, sangrienta y llorando.
- ¡Que más tienes para mí, señor! ¡Yo nunca lastime ni hice nada a nadie! - empecé a llorar hasta que me tendí en el pasto verde y algo duro. Solamente quería volver a mi casa y dormir. ¡Mañana tengo ensayo maldita sea! La frustración aumento y traté de encontrar una posición cómoda para dormir en medio de la nada y sola. Lloré y lloré, hasta que me quedé dormida en medio de un campo que ni siquiera conocía con demasiado frío que sentía que moriría
(...)
El sol golpeaba mis ojos fuertemente y estaba transpirada tanto que las ropas se pegaban a mi cuerpo al igual que mi pelo, me sentía mareada y creía con certeza que se me pegó la fiebre, mi garganta estaba cerrada y completamente seca y rogué a los Santos que pueda encontrar la ruta a mi casa
Pasé una hora caminando cojeando y como si fuera por arte de magia pude ver a metros la playa que estaba a diez cuadras de mi casa. Empecé a llorar y a reír de felicidad, y de verdad... estaba delirando. Seguí caminando con mis ropas, manos y piernas llenas de sangre y moretones más contusiones en todos lados hasta que pude ver camiones y camionetas de reporteros ¿No tenían una vida por Dios? Se bajaron al instante y yo corrí a esconderme detrás de una tienda de campaña. Ellos buscaron y buscaron hasta que se fueron. Empecé a toser fuertemente y me sostuve la garganta con las dos manos hasta que la tos pasó.
Sin paparazzi a la vista, me fui nuevamente caminando hasta que pude ver a Juanpa y mi padre con aspecto totalmente cansado y mi corazón dio un vuelco de alegría, quise gritarles que estaba aquí pero mi garganta se cerró como una caja fuerte, estaba perdiendo fuerzas y mi vista se empezaba a borrar. Ellos se encontraban en la esquina de la cuadra siguiente, y los reporteros filmaban todo lo que él estaba diciendo.
- ¡ Juanpa ! - traté de gritar pero eso fue un susurro más que grito. Me caí al suelo ya que mis piernas empezaron a flaquear, mis cabellos estaban a mis costados enmarañados y la sangre estaba cayendo de nuevo. Por favor Dios, dame un último grito. Y mi petición fue totalmente escuchada y como si fuera magia pura tome aire- ¡ Juanpa ! - el empezó a mover su cabeza con desesperación buscando mi voz y me encontró en el suelo mientras arañaba el suelo, en busca de una solución para mi dolor.
- ¡_______________!- gritó Juanpa con desesperación mientras corría hacia a mí todos voltearon a mi figura tendida en el suelo y pude ver que a los costados de mi vista empezaron a hacerse negros. Juanpa empezó a acercarse cada vez más hasta que se puso de rodillas y me tomó por los codos para que mi torso estén su regazo, pude ver lágrimas en sus ojos al verme de esa manera ¿Será la culpa? ¿La pena?
-No llores, Zurita -acerqué mi mano a su rostro, a tientas y con toda la fuerza que me quedaba. Traté de darle una sonrisa pero conseguí solo una mueca. Oí a mi padre tratando de sacar a los reporteros que ya vinieron a rodearme
-________________, pequeña. Lo lamento demasiado- Su cabeza se apoyó en mi cuello, llenándome de lágrimas pesadas.
- ¿Lo...lamentas? - dije titubeando y sentía que mis ojos se cerraban y los volvía a abrir con lentitud. Acariciaba su sedoso cabello para tratar de calmarlo, pero era en vano. No paraba de llorar
-Tú eres la persona más especial de mi vida, aunque no te hable demasiado o no lo diga, pequeña- lloró, lo que provocó que llorara también- Fue un error todo lo que te dije _________, eres la persona más buena que conocí- Oh mi Dios, esto era demasiado para mi corazón- Te quiero demasiado ____________-
¡Me quiere! Oh Dios, este era el día más feliz de mi vida. Y... me estaba muriendo. Le di una sonrisa sincera y empecé a toser fuertemente.
-Y yo te quiero aún más Zurita - lo miré con lágrimas en mis ojos y pude escuchar los sonidos de las sirenas a poca distancia- Aunque muera, te seguiré queriendo- y antes de cerrar mis ojos lo miré tratando de recordar sus rasgos y los momentos vividos junto a él, cuando me abrazó en mis audiciones, cuando me dio ese beso en los premios y cuando bailé y dormí en sus brazos en la fiesta. Él era todo para mí, mi ídolo e inspiración.
-No digas que te morirás pequeña. No lo harás- sollozó en mis cabellos desarreglados
- ¿Sabes Zurita ? - Dije mirándolo con amor, él esperó mis últimas palabras, mi garganta se cerraba y mis ojos se cerraron- Por siempre una... Zuricata
Luego de eso, escuché sus gritos desesperados y sollozos de todos. Y cerré mis ojos para poder ver todo la luz negra tomarme en sus brazos oscuros

Gritos Silenciosos - Juanpa Zurita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora