Capítulo 13

13.5K 1.2K 52
                                    

Leed la nota al final, por favor;)

El ruido que hizo la taza de Viviana al romperse contra el plato fue lo que los alarmó a todos. La muchacha estaba rígida y pálida, con una expresión de puro terror grabada a fuego en su bella cara. De no haber soltado la taza, nadie se habría percatado de su turbación, ya que estaba estática, como congelada en el tiempo, mirando algo por encima del hombro de Annabela.

Anna se dio la vuelta para ver que había mudado la expresión de su cuñada pero no vio nada a través del vaho que cubría los cristales, salvo dos palabras, borrosas, sí, pero aún legibles: Tu, pronto.

En una centésima de segundo todo cobró sentido para ella. El hombre que llevaba siguiéndolas semanas, el que siempre las vigilaba cuando paseaban por el pueblo, había reunido el valor de, amparado por la incesante lluvia, acercarse a la ventana y amenazar a Viviana. Porque no cabía duda de que esas dos palabras eran una amenaza velada en contra de su cuñada. Y ella no iba a permitir que nadie amenazara a su recién descubierta familia.

Anthony y John se levantaron de sus sillas, que tronaron contra el suelo al ser arrastradas tan violentamente. Anna supuso que ellos también habían visto las letras en el ventanal, de las cuales casi no quedaba ni rastro.

La duquesa viuda miró a su hijo mayor y a una señal de él cogió a James y se lo llevó de allí a escape. En la sala solo quedaron Annabela y Viviana con los dos caballeros. Ni una sola palabra había sido dicha en todo ese tiempo.

-¿Quien ha escrito eso, Viviana?- Preguntó su prometido, lívido. Si de la rabia o de cualquier otra emoción, Anna no sabría decirlo.

Viviana seguía temblando y, por muchas palabras de ánimo que la otra le dedicara, era incapaz de despegar los ojos de la ventana. Preocupada por no verla reaccionar, todos la rodearon hablándole, animándola, diciendo que no le iba a pasar nada malo.

...............................

John vio cómo se borraban las letras y sintió tanta rabia ciega que se sorprendió a sí mismo. Pareciese que Anthony y él mismo hubiesen convocado a ese malnacido esa misma mañana al hablar de él. Lo primero que debían hacer era encontrar a ese acosador y hacer que soltara todo lo que sabía.

Pero no tenía sentido. Si eso era cosa de Lady Louisa, no tenía maldito sentido que aquel mal hombre amenazara a Viviana. El blanco de su acoso debería ser Annabela. Y por muy mal que pudiera parecer, prefería mil veces eso a que Viviana tuviera otro ataque de pánico como el que estaba teniendo. Maldita sea, prefería mil veces que cualquier otro fuera el acosado, para evitar que Viviana fijara sus ojos en algo que no merecía la pena.

Lady Cavendish estaba tratando de hacer que reaccionara, en vano. Así como Lord Devonshire. La muchacha se miraba fijamente las manos, frágiles y que no dejaban de temblar, mientras unas delicadas lágrimas, como gotas de rocío, mojaban su rostro.

Si, tras tantos años de depravación y frialdad, quedaba algo intacto dentro de John, se rompió en el instante en el que ella se derrumbó sobre las rodillas y por fin dio rienda suelta al llanto. Esa no podía ser la primera vez que pasaba esto, porque una joven tan fuerte como ella jamás se dejaría llevar así.

-Devonshire- llamó, un poco más alto de lo debido para hacerse escuchar por encima de los sollozos que lo estaban destrozando.

............................

Mierda, maldita sea, ¿cómo había podido estar tan ciego? Viviana siempre había sido una muchacha fuerte, lo soportaba todo, pero no podría haber seguido así mucho tiempo más.

En algún momento tendría que romperse, y ese momento había llegado. Estaba finalmente rota delante de él y Anthony se sentía sumamente inútil.

Lord and Lady DevonshireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora