Capítulo 4: Sacúdelo

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—Disculpa el desorden, es casi imposible evitarlo -— le dije antes de entrar a casa, para hacer tarea de literatura

—Si, no te preocupes, no creo que sea tan... malo — se quedó sin palabras-

—Ah, por suerte no hay nadie ¿Quieres trabajar en el comedor o en mi habitación?

—En el comedor está bien —dijo viendo a su alrededor, atónita.

—Sólo quito estos papeles con cuidado y listo

Trabajamos arduamente, cuando Kevin y Diego entraron haciendo un ruido descomunal.

—¡Hey, hola! — dijo Kevin, el rubio loco — has traído compañía, WOW ¿Ya viste Diego?

—Si, ya vi, hola Alex y...

—Leticia--dijo ella rápido y casi inaudible

—¿que están haciendo? —preguntó el pitufo gruñón —una presentación de ¿literatura?

—Sip, eso mismo —dije — ¿trajeron comida?

—No, saldremos en la noche, así que no —Diego buscaba frenéticamente en la mesa —¿y los papeles que estaban aquí?

—Están en la mesa de centro — dije, trabajando en la computadora.

—Kevin, baja tus pies de mi trabajo — dijo Diego, algo sulfurado.

—Uy, perdón —bajó sus pies como se lo pidieron — ya cásate

—Eso, ni muerto — tomó lo suyo y se despidió —chicas las dejo, voy a mi cuarto

—Ok, ve con cuidado — dije sin despegar un ojo de la pantalla de la laptop, seguía escribiendo información cuando-

—Oye— dijo Leti — Alex ¿Quiénes son ellos? — señaló con su pulgar a Kevin quien veía la televisión en la sala.

—Ah, son amigos de mi hermano, viven aquí, Kevin el rubio, Diego el bajito regañón.

—¿Vives con dos hombres? — dijo sorprendida

—Tres, contando a mi hermano que no debe tardar en llegar.

Pasamos como cuarenta y cinco minutos trabajando y preparando la exposición, cuando Matt llegó por fin.

—Hola dientes —dije saludando-

—Hola malvavisco —dijo al mismo tiempo que dejaba caer sus cosas — ¿nueva amiga?

—Si, su nombre es Leticia

—Mucho gusto —dijo yendo al refrigerador —No hay comida.

—¡Fue culpa de Diego! —gritó Kevin desde la sala

—¿eso es un tatuaje? —pregunté extrañada

—En efecto hermanita, ¿esta genial, no?

—Pues mas o menos , Leti ya se iba, ya terminamos. La acompaño abajo y ¿vamos a comer?

—Eh —pensó—  si vamos.

—¿Alguien dijo comida?—apareció Kevin quien era tan alto como Matt

—Si, yo dije comida, pero no hay para ti  —dije en broma, después de una pelea pequeña Leti se tuvo que ir.

—Bueno, fue un gusto, hasta luego—se despidió Leticia-

—Adiós Leticia —se despidió Kevin con una sonrisa

—Bye Leticia — dijo Matt

Tomamos el ascensor para bajar más rápido, Leticia estaba mucho más callada de lo normal, las puertas del elevador se cerraban cuando una mano las detuvo. El joven veinteañero de ojos castaños claros y cabello corto entro con prisa.

—Hola Alex--dijo amablemente con una sonrisa amplia

-Hola Bryan--le devolví el saludo

-Buenas tardes señorita--se dirigió a Leticia, quien lo miraba como hipnotizada

-Bu... buenas tardes--solo pudo decir eso. ¡Ja!

En el piso 10 la señora Martha se unió a nosotros en el pequeño elevador, sin disimular, mirándome de pies a cabeza, el silencio reinaba en su totalidad. Verán, en el edificio era igual que en la escuela, hablaban de mi a mis espaldas, toda clase de chismes; que metía a hombres a mi casa, que era una muchachita grosera, rara, muy moderna y de mente abierta. No me importa, como dice una canción muy famosa los que odian, van a odiar. Estando ya en la calle, Leticia rompió el silencio

-Tu vecino es el hombre más sexy que he visto en la vida--soltó rápidamente.

-¡Leticia!-- ¿es que mi compañía le había hecho daño?-

-Es la verdad, aunque ¿Kevin?, si Kevin, no está  tan mal

-Me sorprendes, no conocía esa parte de ti--dije sinceramente en broma-

-Hay muchas cosas que no conoces de mí, Alex--dijo con mirada ¿perversa?

-¿Qué hay de Alan?-- que pregunta la mía

-Él es punto y aparte, amar y querer no es lo mismo.

-Ok... que intensa.

La chica de los chicosWhere stories live. Discover now