Capítulo 10: Hubo un camino

172 14 0
                                    

Mis ánimos estaban por los suelos, dando paso a una inmensa ira que solo pude sacar con mucha música, muy alto. Muy fuerte, pero los problemas seguían gritando aun más fuerte.  Tenía la casa para mi sola, dado que Matt trabajaba ahora en un bar cantando junto con Kevin como guitarrista y coros.  Al parecer mi energía y esfuerzo han logrado lo que no había hecho en tantos años de estudio.

-¡HEY SE TE PERDIÓ LA FIESTA!--entró Diego a casa, con sus planos y cosas de la universidad-- Retiro lo dicho, con esa carita de pocos amigos...

-Gracias por comprender que en estos momentos quiero partirle la cara a quien sea.--apreté mis puños--

-¿Por que estas tan molesta?--dijo sentándose, bajándole un poco a mi escandalo--

-Porque... son muchas cosas que pasaron hoy...--dije sentándome a un lado de él.

-Puedo escucharte, ya sabes, no tengo miles de planos y cálculos que hacer--dijo en tono sarcástico como siempre-- te escucho, de verdad.

-Bueno... a mis amigos se les ocurrió la fantástica idea de declarar su amor por mí, casi al mismo tiempo.--solté

-Wow, no imagine que tuvieras tantos pretendientes, pero que escondido lo tenias--miro mi cara enfurecida-- es broma, y luego que hiciste

-¡Les dije que no! por supuesto que no, son mis amigos y ya. Pero se ofendieron.

-Como no se iban a ofender si les heriste el orgullo, pero lo que no entiendo es porque les dijiste que no, Alex.

-Pues no me gusta nadie, no pueden gustarme...

-Lo sabía, tú escondes algo, por alguna razón no te das la oportunidad, ¿por que no te pueden gustar? Nada de la friend zone, eso no cuenta, di la verdad.

-Me enamoré una vez, pero mi... Iker confesó que es gay. Obviamente nunca seria para mi, ¿me entiendes? A parte de eso, siento que arruiné la amistad con todo eso del amor. No quiero que terminen así mis demás amistades.

-Iker, que gracioso. Pero no todos somos gays,  ¿has escuchado que los noviazgos comienzan con una amistad? ¿Qué tiene de malo?  date una oportunidad. ¡vamos!-- me miraba como todas las veces que platicaba conmigo con esos ojos castaños con el son escondido en ellos, con seriedad, con responsabilidad. Me tranquilizaba siempre.

-El amor es raro...

-Si, es raro el amor, te das cuenta de repente que no importa nada más, ni la edad, ni los problemas, simplemente está ahí,  para curar todos los males--dijo acercándose-- Alex,  así suele ser.--la música sonaba de fondo, sonaba lentamente, un silencio incomodo. Un silencio extraño, nunca antes visto.

En eso Matías entró a la casa con Kevin, rompiendo esa armonía,   con comida rápida, estaban felices porque cada vez iban más personas a verlos al bar, por lo tanto tenían más dinero, el tiempo se pasa volando, parece que fue ayer que nos mudamos a este departamento. Pero la vida es un juego de movimientos.  Diego nos comunico ese día que se mudaría a otro departamento, más pequeño aunque más cerca de la Universidad, luego se marcharía  a otro estado  argumentando también, para tomar las riendas de su vida, para su futuro. Una semana después, en la tarde, llegue a la escuela, encontrando sus maletas  en la puerta.

-¿Con que ya te vas?  Te extrañaremos--dije yo viéndolo arrastrar sus maletas al elevador-

-¿tú extrañándome? Este mundo se va a acabar--dijo con una sonrisa divertida-

-Lo sé, este lugar será un caos sin ti.

-Ya va siendo hora de que forje mi propio camino, aunque tu hermano fue muy generoso al aceptarme.

-Pero nos dejas, después de tanto tiempo, eres malhumorado, pero por lo menos me comprendías o intentabas hacerlo, ¿ahora con quien platicaré?

-Alex no llores, no me voy tan lejos, puedes mandarme mensajes, llamarme, o no sé... estaré ahí cuando lo necesites

-Gracias--dije con una sonrisa triste.

-Despídeme de Kevin y Matías, prometo visitarlos, bueno si tengo tiempo, los esperaría para hacerlo personalmente pero se me hace tarde.--dijo tomando sus maletas.

-Te acompaño abajo ¿de acuerdo?

-Muy bien, me parece que necesito ayuda.

En el elevador sonaba una canción vieja y lenta,  en la voz de Drake Bell, reconocería esa voz donde sea, de pronto el elevador se atasco a mitad del piso cinco, Diego comenzaba a enojarse, pero respiró hondo, luego dijo

-Perdón por lo que haré en seguida, pero mis sentidos me dicen que es ahora o nunca.-- se acercó rápidamente besando mis labios, tomando mi cara entre sus manos, cuidadoso, mi corazón se aceleró para parar súbitamente, estaba muerta, ¿Qué había sido eso?-

-Estas perdonado...--solo dije eso, la escena fue extraña, no porque fuera él, Diego, una persona contraria a mi, con la que no me llevaba bien. Extraña porque algo cálido en mi corazón se extendió por todas partes, una emoción intensa que no sé explicar. De la nada estaba completamente feliz.

Ahí en la acera, tomó sus  maletas, subiéndolas a su auto, después sin volver la vista atrás, introvertido, subió a su auto, sin vacilar, se fue. Desatando la locura en mi, no se podía ir, no ahora. No nunca.

-¡Buenas noticias Matías!--dije a mi hermano emocionada--...¡¡¡pasé el año, si saldré de la preparatoria!!!--le dije llena de orgullo, estaba contenta, lo había logrado.

-¡Eso es increíble! Que bien Alex, sabia que ibas a poder, por Dios, si eres mi hermana. ¿ya se los dijiste?

-No, no pienso hacerlo.--dije fríamente

-¿¿Segura??

-No creyeron en mi, quizá este equivocada, pero no importa. Falta mucho para la graduación. --dije viendo el calendario, dos semanas, es mucho tiempo

-De acuerdo hermana, tengo que irme. Estoy a punto de salir a escena.

-Suerte Dientón, canta con el corazón--dije luego colgó.






La chica de los chicosWhere stories live. Discover now