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No podía dejar de hablarle, no así repentinamente.

A veces pensaba las cosas y una parte de mí me decía que me veía tonta, evitando a mi amigo solo por el hecho que él no me corresponde como yo quisiera. Pero era mi amigo aún.

Tú amigo no se hubiese ido con Audrey, y menos sin avisarte.

Y luego estaba esta otra parte.

-Lianne! -salí de mis pensamientos, Andrea había salido de bañarse mientras yo esperaba. -¿En qué piensas tanto? - me preguntó. No le había dicho como nunca había ido al cine con Harry, y mucho menos la parte de Audrey. Confiaba en ellas, en verdad lo hacía.

Pero no quería sentirme como una tonta en voz alta. Ella tenía un novio, Elizabeth salía con alguien aunque aún no eran pareja, estaban en ello; me apenaba un poco ser la única naufragando por un poco de sentimientos correspondidos.

-En todo lo que tengo que presentar para la siguiente semana. -suspiré.

-Yo sé muy bien que no es eso...-me miró y se sentó a mi lado. -Es sobre la salida del viernes, ¿cierto?

No dije nada.

-Cuando te pregunté por Facebook me cambiaste de tema muy rápidamente, ¿Quieres hablar de eso? ¿Te obligó a algo en el cine? -Andrea siempre ha sido extrovertida, explosiva incluso en las peores situaciones; pero me estaba hablando tan suavemente que abrí la boca.

-No me obligó a nada, -hice una pausa. -ni siquiera fui con él.

-¿Te plantó? -abrió los ojos, vi chispas imaginarias en sus ojos. Esa era Andrea.

-No, al final no quedamos en nada y me quedé en casa ese día...

Ella me miró, sabía que faltaba algo más.

-Pero él terminó yendo con Audrey, ese mismo día.

- ¿Qué?, estas bromeando ¿cierto? -me miró confundida, esperando a que lo desmienta.

-No, no estoy bromeando. ¿Podemos cambiar de tema? -supliqué con la mirada.

-Si, -dijo, aunque sabía muy bien que quería saber más. -si quieres hablarlo en otro momento no tengo problema alguno. -le sonreí.

Cuando regresé de la casa de Andrea, fui directamente a la cocina y me dispuse a preparar palomitas de maíz. Saqué un tazón lo suficientemente grande y preparé estas con mantequilla, a mi hermano le encantaba que las preparara derritiéndole azúcar y nunca perdía la oportunidad para pedirme que lo hiciera.

No había nadie en casa. Podía jurar que mi hermano estaba con su novia y mis padres tal vez recién regresando de sus trabajos, así que estaba completamente sola.

Busqué alguna película para ver hasta que encontré The longest ride, al comienzo no me agradó que la historia se relacionara con los toros y pensé que perdería la esencia de una película romántica antes mis ojos por eso, pero al final de la historia me descubrí lagrimeando en dos ocasiones.

No sabía si era porque estaba sensible y todo lo que nos pasa a las chicas, o la historia simplemente me tocó. No era mucho de llorar en las películas románticas, recuerdo que lloré con High School Musical 3, porque ya iba a terminar la escuela, y todo era tan hermoso, los bailes, las canciones, los vestidos y la nostalgia que traía de terminar la escuela me abrumó y lloré. Sí, era vergonzoso. Pero ahí estaba, no lloré por el toque romántico, si no por los otros factores.

Después estaba Siempre a tu lado, la historia del perro en la estación de tren, debía admitir que esa es la película que mas me ha hecho llorar; siempre la veo sola por eso. Recuerdo que la primera vez la vi con mi familia, solía pararme a agarrar frutas o tomar agua muchas veces; pero la verdad era que me iba a enjuagar las lágrimas para que no se dieran cuenta que lloraba.

Porque solo me permitía llorar sola, nada más.

*

Fue cuando escuché una discusión que me di cuenta que me había quedado dormida. Abrí los ojos y busqué mi teléfono para ver la hora, daban las diez de la noche, traté de agudizar mi audición para ver de quien se trataban, de repente mi hermano se había metido en problemas; pero no, eran papá y mamá.

Abrí la puerta de mi habitación y noté que los ruidos provenían de la planta baja, me quité los zapatos y traté de bajar por las escaleras en calcetines para evitar que me noten. Me senté a mitad de ellas y me dispuse a escuchar tranquilamente, ya que no podían verme, ellos estaban en el comedor.

-Si ya no quieres tener nada que ver conmigo puedes irte, no te voy a atar de ninguna manera. -mi mamá dijo seriamente. ¿Qué carajos estaba pasando?

-Es imposible hablar contigo, deberías pensar antes de hablar mujer. -escuché la voz de mi papá.

-Quien debe pensar antes de hacer algo eres tú, -mi madre empezó a gritar. -no te lo dije la última vez, pero te lo digo ahora; tú estas casado, pero en fin...si quieres puedes irte. -me sorprendí de escuchar eso. ¿Qué había hecho mi papá? Se me venían a la mente bastantes ideas pero no quería pensar en alguna conclusión errónea. 

-Esto no tiene nada que ver, eres imposible! -sabía que mi padre estaba amargo, pero aun así no levantaba la voz; pero mi madre...

-Todavía no he terminado, ven aquí! -antes de si quiera reaccionar mi papá cruzó y me encontró en las escaleras. Me paré de un salto justo antes de que mi mamá también llegara.

-Lianne, pensé que dormías. -me miró analizándome, para saber si realmente había oído algo.

-Oh, bueno justo acabo de bajar por algo, tengo hambre. -sonreí y entré a la cocina, como si nada hubiese pasado.

Como si mis papás no hubiesen discutido.

Como si todo estuviese perfectamente.


Nightingale » h.sWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu