Capítulo 09- Discúlpame

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Lancé mi bolso molesta al mueble. Y me dirigí a la cocina por un vaso de agua, a ver si mi estrés se va. Necesito relajarme para no matar a cualquier idiota que me hable.

Anne es una idiota. Igual que su estúpido novio, no hacen más que estupideces para hacer que los demás fracasen. Pero creo que eso se les acabó. Porque ya llegué yo, y no me dejo acabar por cualquier idiota.

-¿Qué piensas?-. Nick interrumpió mis pensamientos.

No respondí y tomé una banana.

Salí de a cocina con la intensión de subir a mi habitación a descansar y dejar que mi mente se libere. Pero Nick me tomó del brazo.

-Déjame. Hablamos ahora-. No hice ningún esfuerzo.

-No te tienes que molestar. En parte fue tu culpa por haberle seguido el juego, sabiendo todo lo que iba a pasar después-. Me soltó. Rodé mis ojos y bajé el escalón que había subido para llegar a su lado.

-Entonces dejo que ella se salga con las suyas, me humille en frente de todos, solo por no defenderme-. Hablé molesta.

-Tampoco es el caso.

-¿Entonces? Según tu, ¿Cuál es?-. Me crucé de brazos.

-Dejar todo hasta ahí. Te veías más madura-. Alzó una ceja.

-Por dios White, ni tu mismo hubieses echo eso-. Rodé los ojos.- Pero esta bien... se como vengarme por todo lo que ha echo-. Dicho esto subí a mi habitación molesta.

-Deja de meterte en problemas Whitley-. Fui lo ultimo que oí de Nick antes de cerrar mi puerta.

(...)

Estaba sentada al borde de mi cama con mi laptop entre las piernas, revisando el sitio web del instituto. Donde estuvo mi vídeo de mi juego con el estúpido mariscal de campo. Vi el vídeo y sonreía al ver que casi ganaba, hasta que llegó el idiota a hacer trampa. Nick tocó la puerta y yo cerré mi laptop, me paré a abrir y él me sonrió.

-¿Qué quieres?-. Dije de mala gana.

-Qué comas.

-No gracias. No tengo hambre-. Intenté cerrar la puerta pero no me dejó.

-Kelly, ¿Esto será todos los días?-. Dijo con un tono de fastidio en la voz.

-Si, ahora, ¡Fuera!

-No me iré hasta que no comas-. Hizo más fuerza que yo-. Entonces no tendrás fuerzas para jugar al football americano-. Sonrió. Lo miré a los ojos y negué con la cabeza abriendo la puerta de golpe.

-¿Qué hay de comer?-. Pregunté con fastidio siguiéndolo abajo.

-Pollo al horno-. Sonrió. En mis labios se formó una curva y me senté.

Él sirvió y luego se sentó en la mesa a comer. Comí sin omitir una palabra, hasta que Nick habló.

-Y... ¿Que tal tu día?-. Me miró divertido y yo lo miré incrédula.

-Já - Já

Él sonrió y movió con el cubierto la comida.

-¿Quieres salir ésta tarde?-. Me invitó.

-No gracias. Me quedaré aquí-. Respondí.

-Anda, irán unos amigos. También juegan football americano-. Me sonrió de lado.

-¿Y?-. Alcé una ceja.

-Que será divertido-. Se puso de pie para dejar el plato en la cocina.

Mariscal de Campo. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora