Capítulo 24- ¿Qué decías, Justin?

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Al día siguiente.

7:34

-¡Den un permiso, a un lado, gorda pasando!-. Gritaba mientras corría por los pasillos del instituto.

Todos me miraban raro, pero aún así continué corriendo.

-¿¡Están sordos!? Voy tarde-. Dije desesperada. Hasta que al fin... Llegué al aula de clases que ya estaba cerrada con seguro.

Toqué la puerta y me asome con cuidado por la pequeña ventanilla de esta. La profesora amargada al parecer los está regañando con el director.

Me alejé con cuidado de la puerta, prefiero no entrar. Pero justo antes de irme, la profesora abrió la puerta.

-Pero vaya... Quien se digna a aparecer-. Habló la profesora. Sonreí forzado y la miré.

-Buenos días-. Respondí.

-¿Acaso pensaba no entrar a clases?-. Se cruzó de brazos.

-¿Yo? Claro que pensaba entrar, ¿Cómo puede pensar eso?-. Hice una mueca y caminé hasta adentro del salón.

-La señorita Whitley tiene serios problemas con llegar tarde, señor director-. Habló la profesora.

-¿Cuántos pases de entrada lleva?-. Preguntó el director.

-Tres...

-Bien, cuando salga al receso pasa por la dirección que ahí le estará esperando su citación de representante-. Habló el director.
-P-pero...

-Sin pero, tome asiento antes de que la saque de la clase-. Habló la profesora. Así que molesta caminé hasta el único asiento desocupado.

Justo al lado de Justin. Quiero que me digan... ¿Qué hice mal?

-Que fastidio, primero la citación, y ahora al lado de un imbecil-. Murmuré dejando mi bolso sobre la mesa. Ya que estamos en clase de química y por mesas son dos alumnos.

-Este imbecil, tiene nombre-. Me miró Justin.

-Ah... Si supieras que no me importa-. Sonreí falso.

-Debería de importante cariño, porque te informo que soy el capitán del equipo del que formas parte, y si me da la gana de dejarte fuera en el próximo juego, lo hago-. Sonrió satisfecho.

-Pues te informo, que eso tiene que ser aprobado por el entrenador, así que deja la enfermedad que tienes, que sigues sin ser nadie-. Hablé molesta.

-Sino fuera nadie, no sería deseado por ninguna chica, incluyendote.

-¿Inclu qué...?-. Lo miré incrédula.-Tú serías el último chico en la tierra que desearía, imbécil.

-Claro, todos sabemos que usaste la excusa de que estabas ebria para besarme-. Sonrió feliz sin mirarme.

-Eres un...

-Señor Clark, señorita Whitley, sino les interesa lo que estoy hablando, se pueden retirar, obviamentemente con un acta-. Dijo la profesora molesta. Y ahí fue cuando me di cuenta que el director se había ido.

-Sinceramente... No me importa-. Murmuró Justin riendo.

-¿Qué ha dicho?-. La profesora alzó las cejas.

-Nada, nada, que esta es la clase que más me gusta-. Le sonrió cálido.

La profesora rodó sus ojos y siguió la clase. Miré a mi alrededor para ver si están July y
Max, pero ninguno de los estaba. ¿Dónde estarán esos tórtolos?

Mariscal de Campo. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora