Capítulo 29- Ethan Grier.

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Escuché la puerta de la habitación de Nick cerrarse, así que abrí mis ojos y me giré a mi puerta que se mantiene cerrada.

No puedo dormir no sé porque, y mañana no me querré despertar.

Me puse de pie con cuidado, descalza y con pasos silenciosos abrí mi puerta para observar el pasillo que se encuentra totalmente oscuro, busqué mi celular y miré la hora, ¿Por qué Nick habrá llegado tan tarde?

Salí de mi habitación a la suya, pero en ningún momento toqué, solo me quedé de pie delante de esta.

Del lado de adentro no se escuchan voces, más que como mueve algunas cosas y el volumen bajo de la televisión.

Tan torpe soy, que golpeé la puerta con el dedo pequeño de mi pie, y dolió tanto que solté un grito ahogado.

-¿Kelly?-. Escuché la voz de Nick.

Traté de correr a mi habitación rápido, pero fue intento fallido, porque antes de entrar Nick ya me había visto escapando.

-¿Qué haces despierta?-. Preguntó.

Pero el dedo pequeño de mi pie aún me duele y no me concentraba en lo que podría responder.

-¿Estás dormida?¿Eres sonámbula?-. Se acercó un poco más.

¿Será que finjo estar dormida?¿Y si después descubre que es falso?

-No-. Murmuré.-Bajé por un... vaso de agua.

-¿Y por qué no vas a dormir ya? Es tarde, mañana te tienes que despertar temprano.

-Porque no puedo dormir-. Murmuré para mirarlo a los ojos.

-¿Te acompaño hasta que te duermas?

-No, Nicolas, no soy una niña pequeña-. Frunci el ceño.

Pero en lo más profundo de mi corazón, quería que él me abrazara, nos arropara, y acariciara mi cabello hasta caer dormida en sus brazos.

Pero no puedo demostrar lo que siento por él, digo, no puedo ser tan bipolar. Ayer lo mandé a la mierda, ¿Y hoy lo quiero junto a mi?

Me tratará de loca, de que no sé lo que siento. Tengo que estar firme, ningún idiota jugará conmigo.

-Solo quería ayudar, está bien, buenas noches-. Murmuró para darse media vuelta y entrar a su habitación.

Solté un suspiro de cansancio, y me adentré a la mía cerrando la puerta con suavidad.

Me senté en mi cama, y saqué la foto de mi mamá.

-Cuanto desearía que estuvieses aquí mamá, para guiarme con uno de esos consejos de amor de madres, no sé que hacer-. La voz se me volvió un hilo, y cerré mis ojos para dejar un par de lágrimas rebeldes salir de mis ojos.-No sabes lo que deseo ver tu rostro, oír tus regaños, o despertarme con una mamá gritona, no sé que se siente que una mamá me haga el desayuno, que me regañe al alzar la voz, no sé que es amor de madre-. Susurraba con el corazón en la mano.

Mariscal de Campo. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora