Capítulo 18- ¡Por idiota!

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Nunca me encontré con Max y July, así que no se si se fueron. Pues me quedé con Ryan y Nick.

Justo ahora estoy entrando a casa con Nick.

-No voy a cenar. No tengo hambre-. Me lancé al mueble.

-Ya me imagino porque-. Hizo una mueca. Yo me reí.

-Subiré a bañarme-. Me coloqué de pie con flojera.

-Yo cenaré. ¿Harás tareas?-. Me miró.

-Emmh... Creo que si.

-Bajas, te ayudaré.

-¡Que lindo eres!-. Fingí secar una lágrima de mi ojo.

El rió.

-Y te ayudo con la venganza. Se la harás mañana, miércoles-. Sonrió malvado.

-¡Me parece!-. Sonreí igual. Subí con mi bolso arrastra y entré a mi habitación cerrando la puerta. Dejé el bolso a un lado. Me dirigí a buscar una toalla y me fui directo al baño. Así es... Me bañaré otra vez.

Al salir me puse mi pijama, tomé mis cuadernos, la laptop y bajé. Me senté en la mesa donde está Nick escribiendo un mensaje.

Abrí la laptop y mientras busqué que tarea tengo que investigar.

-¿Es muy largo?-. Me miró Nick.

-No tanto. ¿Me ayudarás a escribir?-. Sonreí.

-A investigar-. Volteó la laptop a él. Yo hice puchero.

Pues así fue. Nick me investigaba lo que yo le pedía, y luego me dictaba.

Hasta que acabamos. Yo tomé la laptop para meterme en YouTube y cerré mis cuadernos.

-Pensemos una venganza-. Me dijo él.

-¡Si!¡Podemos traer canguros de Australia y que lo pateen como a un boxeador!¡Oh oh!¡Podemos hacerlo caer sobre algo asqueroso en el instituto!-. Me emocioné. Nick rió.

-¿Canguros?

-¡Si! Sería divertido ver como lo patean-. Dije pensativa.

Nick negó con la cabeza.

-Se me ocurre que... Podrías ofrecerle oreos...-. Sonrió malvado.

-¿Qué?¿Es una broma?-. Lo miré incrédula.

-¿Acaso dije que con relleno de crema?-. Alzó una ceja malvado.

-¿Y cuál es tu plan?-. Me crucé de brazos.

-Crema dental en vez de crema-. Asintió lento.

-Ammh... Me gusta. Pero no se las puedo ofrecer yo.

-No, que lo haga alguien más por ti.

-Mañana veo quien-. Respondí.-Busca la crema dental-. Me paré.-Yo las oreos.

-Okay. Ya bajo-. Se fue a alguno de los baños de arriba. Yo busqué en el estante oreos, y me volví a sentar en la mesa esperando a Nick.

Como habían dos paquetes de oreos, me paré a buscar helado de chocolate, le eché oreos partidas y me senté a comer con una sonrisa. Justo bajó Nick.

Miró mi postre e hizo cara de asombro.

-Me voy un minuto y ya haces fiesta-. Dijo.

-Exagerado-. Negué con la cabeza.

-Bueno, cambiemos las oreos. El paquete nuevo-. Remarcó sus últimas tres palabras. Yo me reí.

-Como mañana estará abierto, tenemos que simular que ya se han comido varias. Así que puedes comer-. Le dije. Él sonrió y abrió el paquete para llevar una oreo a su boca. La siguiente la abrió, le sacó la crema y le echó crema dental. Y así se hizo un patrón hasta acabar con la venganza, mientras yo solo me comía mi helado con oreos mirando.

Mariscal de Campo. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora