Capítulo 7.

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*Nota de la autora: ¡Chi@s! Este capítulo os aviso que es un poco corto, demasiado corto para mi gusto, pero no he tenido tiempo para más. Espero que aún así os guste y sigas comentando y votando :)

¡Besos!

Los días sguientes pasaron tranquilos, sin ningún bombardeo ni asesinatos, todo apuntaba a que pronto llegaría la ansiada paz que los políticos prometían. Aunque yo seguía sin querer convencerme de eso. En cualquier momento podrían volver a empezar los asesinatos. 

El día de Nochebuena mi padre se fue, supongo que a algún bar a ahogar sus penas en alcohol. Por otro lado Joaquín me dejó llevarme un pollo que se había quemado en las cocinas de la familia Camiloaga, y eso fue lo que cenamos, un lujo para mi familia. Hacía mucho tiempo que no comía algo de carne, solíamos comer un caldo o algo de verduras, que eran mucho más fáciles de conseguir.

Me costó conseguir que Matt y Rose se fueran a la cama, y pasaron varias horas hasta que saqué los regalos y los puse debajo de nuestro pequeño árbol de Navidad, al cual casi ya no le quedaban ramas ni hojas, ya que llevábamos más de cinco años

Con él.

Después me fui a dormir esperando que Matt y Rose tardaran bastante en despertarse.

                                                *            *               *

-¡Annie! ¡Annie! ¡Ha venido Papá Noel!

Se oían los gritos de Rose que resonaban por toda la casa.

Me di la vuelta y me tapé los oídos con la almohada rezando por unos minutitos más en la cama, el caso fue que Rose no estaba para nada de acuerdo con eso, así que se subió a la cama y empezó a dar saltos sobre ella gritando:

-¡Mira Annie! ¡Mira lo que me ha traído Papá Noel!

-Muy bonito, Rose. Ahora déjame dormir un poco más.

-Jo, pero si ni siquiera has abierto tu regalo.

Las palabras de Rose hicieron que mi cabeza empezara a despertarse.

-¿Mi regalo? ¿Qué regalo?

-Matt ha encontrado un regalo en la puerta de casa, Papá Noel debió de olvidarse de dejar tu regalo bajo el árbol y lo dejó fuera de casa.

Me levanté sin entender lo que pasaba. ¿Cómo que mi regalo?

-¿Estás segura que no es el de Matt?

-No, Matt ya tiene uno además, pone tu nombre.- una sonrisa traviesa iluminó la cara de Rose, llena de felicidad.

¿Quién demonios había comprado un regalo para mí?

Me levanté de la cama y me dirigí dando traspiés al salón. Sobre la mesa había una pequeña caja envuelta con papel de regalo azul y morado en la que se leía el nombre de Annie.

Lo cogí buscando otra nota, algo que me dijera de quién era ese regalo.

-¡Ábrelo, vamos!- gritaba Rose detrás de mí.

-Ya voy.

Arranqué el papel de regalo dejando al descubierto otra caja en la que estaba escrito "Joyería Cervantes. C/ Enrique VIII"

Solo con ver eso ya sabía que dentro se encontraba algo que yo no me podía permitir. Abrí la tapa de la caja dejando ver una cadena de la cual colgaba una pequeña llave de plata adornada con perlas alrededor de la parte más gruesa.

Lo puse en alto observándolo mejor.

-¡Es precioso!- exclamó Rose.- Jo, Papá Noel se ha portado mucho mejor contigo que conmigo... A mí solo me ha traído una muñeca de trapo.

-Rose, Papá Noel se debe haber equivocado de persona. Así que se lo voy a devolver.

La pregunta siguió en mi cabeza durante toda la tarde. ¿De quién era ese collar?

Quedé por la tarde con Noe y le conté lo que había pasado.

-Vaya, tiene pinta de ser muy caro.

-Sí, pero no tengo ni idea quién puede haberme comprado este collar.

-Pocas personas se pueden permitir un lujo así en estos tiempos. De todos modos podrías ir a preguntar a la joyería, a lo mejor el dueño se acuerda de quien compró el collar.

-Es una gran idea.

-Si quieres te puedo acompañar.

-Me vendría bien, pero ahora estoy un poco ocupada, ¿qué tal dentro de tres horas?

-De acuerdo. Nos vemos aquí dentro de tres horas.

Después de trabajar, Noe y yo nos dirigimos a la joyería. Quizás alguien de la familia Camiloaga. ¿La señora Felisa? No, sinceramente no la veía gastando dinero en comprar regalos a los empleados. Estaba en el mismo punto de partida.

Cuando estábamos dirigiéndonos a la tienda oímos una voz a lo lejos decir:

-¡Annie! ¡Annie!

Me giré buscando a la persona que me llamaba, aunque ya había reconocido su voz. Era Alex. Estaba de pie vestido con el uniforme militar y con un arma sobre su hombro.

Se acercó a nosotras mientras una sonrisa se formaba en su cara.

-¡Feliz Navidad!- exclama rodeándome con sus musculosos brazos.

-Igualmente Alex.

-¿Qué tal tus hermanos? ¿Le gustaron los regalos?

-Sí, claro que sí.-digo dando vueltas al collar en mis dedos.

-Bonito collar, aunque un poco caro, ¿no?- comenta con una sonrisa de medio lado.

-Sí.- y me quedé mirándole. ¿Y si era él?- Por cierto Alex, tú no sabrás por casualidad quién ha podido comprar este...

-¡Alex!- se oye gritar a otra voz a lo lejos.

Alex se dio la vuelta mirando al otro soldado que le llamaba.

-Me reclaman. Ya hablaremos, si quieres te paso a buscar luego, ¿va?

-Sí, claro.- respondo un poco cortada. ¿De verdad podía ser él el que me había regalado el colgante?

-¡Qué chico más ocupado!- dice Noe mientras seguimos nuestro camino.

-Sí, siempre está ocupado.

-Pero es majo.

Me quedo mirándola con el ceño fruncido.

-¿Y?- la animo a seguir con su frase.

-Nada, simplemente es eso, que es majo.- dice mientras una sonrisa tonta se forma en su cara.

El Soldado Del VientoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt