Capítulo 14.

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*Nota de la autora: Hola! Siento tanto la espera, he estado muy liada pero espero queu merezca la pena la espera. Este capítulo es importante para los próximos, y creo que pronto va a ver un capítulo que os va a gustar seguro ;)

Gracias por comentar y votar la historia, es muy importante para mí así que no me canso de repetirlo aunque yo creo que parezco muy pesada... jaja

Aquí os dejo el capítulo, espero poder subir otro prontito

Besos <3

Nunca había robado nada.

Ni siquiera comida.

Robar es algo cruel y despiadado. Solo lo veo razonable si se trata de comida y claro si es por supervivencia.

Pero yo iba a robar una joya. No iba a ser capaz. No soy buena robando. Encima a la señora Camiruaga que me ha dado  mi trabajo, por la que puedo cuidar a mis hermanos…

Pero era por Alex. Era por su bien. Quizás después de todo tenía una razón por la que robar. O quizás solo me estaba engañando a mí misma.

Abro la puerta de la mansión Camiruaga y veo como el caos se desata en el interior. Lousie viene hacia mí con una expresión aterrada y parece que está a punto de llorar.

-Lousie, ¿qué pasa?

-El señorito Camiruaga, le dispararon el otro día en la manifestación y se encuentra en estado grave. La señora Camiruaga está muy alterada y… nunca la había visto así.

Dios mío. Sin duda hoy no era un buen día para robar. Pero Alex no podía esperar muchos más días sin ver a un médico.

-Está bien, Lousie. Voy a subir a verle.

Subo las escaleras y empiezo a oír como la señora Camiruaga ordena hacer cosas a los mayordomos desesperada.

Respiro profundamente.

Me encuentro con Joaquín por el pasillo. Me mira con una cara de desaprobación y luego añade:

-No creo que sea buena idea que vayas. Está demasiado nerviosa.

-Quiero ayudar.- me limito a responder.

Joaquín suspira y luego se marcha.

Llamo a la puerta de la habitación antes de entrar.

Lo primero en lo que me fijo es en Darío, que está tumbado en la cama con un pañuelo mojado sobre su frente. Está tiritando, y se le ve muy pálido. A su lado está un médico que le toma la tensión, y a su otro lado se encuentra la señora Camiruaga, tiene profundas ojeras y sus ojos están rojos de tanto llorar. Su pelo se encuentra descuidado y su ropa sucia. Nunca la había visto así.

-Señora Camiruaga me preguntaba si podría ayudarla en algo.

Sus ojos se centran en mí salvajes, en ese momento me arrepiento de haber entrado en la habitación.

-Vete a mi habitación y coge un pañuelo de mi armario.- dice sollozando.

-Sí, señora.

Salgo de la habitación y tras llegar al final del pasillo entro en la habitación de la señora Camiruaga.

Había entrado un par de veces. Era una habitación preciosa, con grandes ventanales y enormes armarios.

Abro un cajón y cojo un par de toallas y pañuelos. Entonces me quedo mirando un pequeño joyero encima de la mesilla de noche. Dejo las toallas en una silla y me acerco a la mesilla. El joyero tiene un candado así que es imposible abrirlo, pero tiene que tener alguna joya escondida. Tiene que tener otro lugar para guardar joyas.

El Soldado Del VientoWhere stories live. Discover now