Capítulo 13.

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*Nota de la autora: Hola! Ya traigo un nuevo capítulo, siento la espera y ya os iré informando de cuando subo el próximo capítulo,  ya que voy a estar un poco ausente.

Quería deciros que al final sí que me he hecho twitter es @elenasykesfics aunque no sé si me lo dejaré pues no está teniendo mucho éxito...

Ahora sí os dejo con el siguiente capítulo, espero que lo disfrutéis y muchas gracias por todos los comentarios y votos :)

Cualquier duda o pregunta no dudéis en decirmelo!

Besos xx

Era nochevieja, aunque el ambiente no era ni mucho menos de fiesta. Había pasado un año más y todavía no había acabado la guerra. El balance de este año había sido mucho más favorable que los anteriores pero aún así no se habían cumplido las predicciones de que este año la guerra terminaría.

Los políticos y los más optimistas decían que el próximo año la guerra se iba a acabar al menos para España. Pero ya nadie confiaba en sus palabras.

Había conseguido unos garbanzos para acompañar al caldo de la cena pero nada de carne. Solo una barra de pan un poco quemada y un par de patatas.

En ese momento me dirigía a casa de Alex para ver como se encontraba. Me sentía mal por no llevar nada de comida después de que ellos me dieran varios racimos de uvas, pero no me lo podía permitir.

Llamé a la puerta varias veces antes de que Rubén me abriera.

-Hola, Annie.

-Hola, Rubén. ¿Qué tal está tu hermano?

-Ha empeorado.- mi cara se vuelve más seria en busca de algún comentario más por su parte, pero él solo añade.- Entra.

Le hago caso y él cierra la puerta, después oigo como suspira y por fin habla.

-Tiene fiebre, y la herida no parece mejorar. Mi madre ha ido al mercado por si puede conseguir algún medicamento.

-¿Puedo verle?

-Claro.

Subo las escaleras y entro en la habitación de Alex. Le veo en la cama con un paño mojado en la frente y los ojos cerrados. Está dormido.

Me doy la vuelta pero antes de salir de la habitación le oigo decir.

-¿Annie?

Su voz suena ronca y enferma. Me doy la vuelta y le veo abrir los ojos pero parece que los párpados le pesan.

-Sí, soy yo.- me acerco a la cama y me siento a su lado con cuidado.- ¿Qué tal estás?

-Bien, solo un poco cansado.

Parece agotado, y está muy pálido. Le toco la cara con cuidado y noto que está ardiendo.

-Alex, deberías ver a un médico.

-No, no hace falta.

-Seguro que en el ejército hay algún médico que te pueda atender.

-Hay muy pocos médicos, Annie. Solo los cargos más altos tienen derecho a ellos.

Este país cada vez estaba peor. Si no eras importante o rico no tenías derecho a vivir.

-Conseguiré ayuda.

-¿Qué dices, Annie? No necesito ayuda, me voy a poner bien.

-Sí, que la necesitas y yo te voy a ayudar.

Le quito el paño de la frente y lo mojo en un barreño con agua fría que está cerca de la cama. Luego se lo vuelvo a poner y él suspira cansado.

El Soldado Del VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora