Capítulo 11.

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*Nota de la autora: Hola! Siento la espera, pero estoy bastante liada con los examenes, supongo que todos estamos igual. Bueno aquí está el siguiente capítulo, espero que os guste y por supuesto gracias por votar :) Espero subir prontito otra capítulo

Besos <3


Cada vez estaba más segura de que haber dejado las muletas en casa no había sido una buena idea. Pero no podía presentarme en el trabajo con las muletas, entonces por supuesto que no me dejarían trabajar, y aún sin llevar las muletas estaba segura de que no me iban a dejar trabajar, pues era imposible disimular mi cojera.

Cuando llego a la puerta de la mansión me quedo unos minutos pensando en darme la vuelta. No iba a poder trabajar en estas condiciones, y los señores Camiruaga no dejarán que sus huéspedes vean que para ellos trabaja una persona con cojera.

Pero un pensamiento más fuerte atraviesa mis inseguridades. Necesito el dinero. Hazlo por el dinero. Hazlo por tus hermanos.

Llamo a la puerta antes de que me arrepienta, y a los pocos segundos Joaquín abre la puerta con una cordial sonrisa.

-Hola Annie, ¿qué tal todo?

-Bien. ¿Y tú qué tal?

-Bien, supongo que no que podría ir peor.

Entro en la casa bajo la atenta mirada de Joaquín, y cuando abre la boca sé lo que va a decir. Y no me equivoco.

-¿Estás bien? Parece que cojeas un poco.

-Estoy bien, solo me hice un poco de daño en el tobillo.

-Más te vale que no te lo note la señora Felisa, o te aseguró que no trabajarás.

-Lo sé. Pero había pensado que quizás hoy podría limpiar las habitaciones en vez de ayudar a servir los platos de la comida.

-Annie, sabes que no podemos hacer cambios así porque sí.

-Joaquín, si no trabajo hoy me quitará dinero, y lo necesito. Por favor, sé que tú puedes ayudarme.

-Está bien. Pero solo por esta vez. Me puedo meter en un buen lío por tu culpa.

Joaquín me dejó unos momentos esperando mientras él intentaba cambiarme el puesto de trabajo.

Gracias a dios lo consigue. Me toca limpiar todas las habitaciones de la planta de arriba pero no me importa.

Me paso limpiando las habitaciones toda la tarde aunque lo hago más despacio de lo normal pues mi pierna cada vez me duele más.

Cuando abro la puerta de la siguiente habitación veo que está Darío, el hijo mayor de doña Felisa. Está viendo la televisión y ni se inmuta ante mi presencia, y lo agradezco pues no estoy muy segura de que a estas alturas pueda disimular los dolores que tengo. Sin poder evitarlo escucho la televisión mientras hago la cama, Darío está viendo las noticias. El presidente Antón habla sobre la política española:

-“España se encuentra en una situación muy complicada, pero el pueblo español no se puede rendir. Tenemos que luchar, tenemos que defender nuestro país. Y sí todos nos unimos podremos vencer.”

No podía creer lo que estaba escuchando. ¿De verdad el propio presidente estaba pidiendo que hiciéramos otro ataque a los estadounidenses? Era ridículo. Tenían casi todo el país bajo su dominio, y el pueblo español estaba sumido en la más dura miseria.

¿Cómo podíamos luchar?

Cuando acabo de poner bien el edredón salgo de la habitación lo más silenciosamente que puedo.

El Soldado Del VientoWhere stories live. Discover now