Capítulo 10 "Visitando"/Maratón 2/3

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-Y no me parece correcto que la andes molestando.

Richard estaba discutiendo con Charles por puros mal entendidos. Lo había visto hablando con su prometida, mas bien, molestandola, como siempre hacía. Y lo peor, era que ella parecía no darle importancia, en realidad, se mantenía quieta y no intentaba espantarlo. Los celos lo invadieron y, tomándolo del brazo, lo apartó de su lado.

-No te pongas así, Richard-dijo ella sacando el agarre agresivo-Es el ayudante de papá.

Los celos siempre se apoderaban del príncipe y solía actuar violentamente. No entendía que su novia era fiel, y siempre desconfiaba de ella. Solían pelear muy a menudo, pero ella callaba. Prefería rebajar su orgullo que terminar con una bofetada o hirientes palabras sobre ella.

-No quiero que sigan tanto tiempo juntos. ¿Qué pensarían los demás?

-¡Nada, Richard! Nada.

Cat había llegado a su limite mental. No tenía miedo de él. Por unos segundos olvidó como él la trataba. Se alejó de los dos bruscamente y caminó hasta la puerta del exterior. Decidió sentarse en un banquito, cruzada de brazos. Rufus la encontró y se acercó para recibir caricias.

-¿Dónde está mi hermano? ¿Eh?

El can cerraba los ojos relajado. Su corto cabello oscuro, brillaba con la luz del sol.

-Catherine-rodó los ojos al ver que el chico volvía a su encuentro, notablemente molesto-No vuelvas a hacerme eso, ¿me oíste?

-No me toques-murmuró ella, casi gruñendo.

Rufus sintió la tensión y gruñó hacia él. Richard retrocedió y soltó el brazo de ella. Paseó su mirada por alrededor, mirando que nadie halla visto nada.

-Hablaremos luego de esto-dijo él, llendose nuevamente adentro.

La joven acarició la cabeza del perro, agradeciendo que la halla ayudado. Aun así, sintió miedo porque él se pusiera agresivo cuando tocaran el tema nuevamente. No sabía como podía reaccionar en cada situación.

-Hija-la reina Juliet apareció-Nos vamos con Tim a casa de tu tía. ¿Quieres venir?

La idea la emocionó y se levantó rápidamente del asiento. Rufus pareció contagiarse y saltó sobre el vestido blanco de la reina, dejándole sus patitas marcadas.

-¡Rufus!-gritó-Perro malo, perro malo.

-Ay, mamá. Ahora te lo cambias-rió su hija-Vamos que ya quiero ver a tía Margaret.

Resulta que, la reina Juliet, se había enamorado del ahora rey Robert, de muy jóvenes. Ella era una chica común, sin sangre real, mientras que él, heredaría el trono de su padre. Al casarse, se convirtió en reina, pero su hermana, se quedó en el pueblo. Poco tiempo después, Margaret tuvo una niña, al mismo tiempo que Catherine fue encontrada. Sólo se llevaban unos años de diferencia.

La princesa se apresuró a cambiarse para ir a pasar un par de días con ellos. Su madre y su hermano también irían, obviamente, acompañados por dos guardias. A los dos niños príncipes no les molestaba dormir fuera del castillo, y a su madre, le traía muchos recuerdos. El rey se quedaba en casa, vigilando cada asunto del reino.

-Espero que nuestra prima Kiara siga tan buena como antes, todos parecen cambiar de un día para el otro-dijo Tim ya en el carruaje.

El pequeño seguía enojado con la chica. La reina negó con la cabeza, mientras veía a su hijo refunfuñeando por tener que viajar en el mismo espacio con su hermana. Además, había querido llevar a Rufus, pero al ser tan revoltoso, prefirieron que esta vez se quedara en casa.

-¡Allí está la tía!-gritó Tim al ver a su tía esperándolos en la puerta.

La casa era bastante pintoresca. Estaban en buena posición social, y se podía decir que pertenecían a la clase media alta. Muchas flores de colores adornaban el frente y la pintura blanca le daba un aspecto limpio y prolijo.

La familia real llegó a la casa y todos bajaron felices de reencontrarse.

-¡Tia Margaret!-dijo Tim corriendo hacia ella y lanzándose en sus brazos para girar como siempre hacían.

-¿Cómo está mi pequeño malcriado?-se hallaban girando, Timothy reía a carcajadas.

-Van a caerse. Tu tía ya no está para esas cosas-habló Juliet divertida, sabiendo que su hermana odiaba que le dijeran vieja.

-Charlaremos luego de eso-Susan fingió reprenderla, luego volvió la vista a su sobrina mayor y sonrió ampliamente-¿Ésa es mi Catherine? ¡Como has crecido! ¿Qué te dan de comer? Estás hermosa.

Todos terminaron de saludarse felices. Los dos guardias miraban la escena como columnas, mientras el mayordomo Evan, descargaba las valijas.

-¿La familia real en casa?-preguntó su tio Joseph saliendo de la casa con júbilo.

-¡Tio!-Tim volvió a lanzarse para que lo hicieran girar, pero el hombre se apartó, como si se tratara de un toro.

El niño, debido a la velocidad, siguió de largo y chocó contra una librería del interior. Su madre casi se infarta, mientras que los demás reían como locos. Siempre le hacía lo mismo. Joseph era una persona muy bromista, y aveces no diferenciaba entre un niño y un adulto. Aun así, todos en la familia reían con lo que hacía, mientras que Juliet se preocupaba por la integridad física de su hijo.

Entraron a la casa y todo seguía igual. La chimenea de piedra oscura, los amplio sillones de cuero negro, la pequeña mesa de té en el medio...los adornos tan característicos que sólo la tía Margaret tenía.

-¿Cat?-preguntó una voz desde arriba.

Su prima la había escuchado y ahora estaba bajando por las escaleras para encontrarla. Se sorprendió al ver a Catherine mucho más esbelta y adulta que la última vez, y la princesa también se emocionó al ver a su también rubia prima, tan delicada y linda como siempre, pero ahora, más alta.

-¡Risitos de oro!

-¡Chocolate viviente!-dijo Kiara abrazando a su prima.

Solían decirse así desde que tuvieron uso de razón. Sus cabellos eran tan diferentes que resaltaban juntos. Mientras que Kiara era rubia con rizos brillantes, Catherine era castaña oscura con pequeñas ondas en las puntas. Una quería el pelo de la otra, y se vivían cepillando entre ellas. Sus madres solían bromear diciéndoles que se quedarían calvas si seguían haciéndolo.

La mujeres se sentaron en los sillones a tomar el clásico té. Evan andaba como loco intentando que sus altezas se sintieran cómodas, mientras que ellas estaban más relajadas que en su misma casa. Se reían al contar anécdotas de cuando los niños eran más pequeños y ellas mas jóvenes, y de como Joseph comenzaba a perder el pelo. Para su suerte, el hombre se había ido a pescar con Tim, así que ni se había enterado.

-¿Y cómo van los planes de la boda?-preguntó Margaret a su ahora risueña sobrina.

-Oh bueno...estem...

-Excelente-contestó Juliet por ella, con emoción al pensar en eso.

-Valla, pareciera que tía esta mas feliz que tu-rió Kiara al ver que su prima no hablaba del tema.

No había planes aún, porque Catherine no se esforzaba por que los hubiera. Siempre que podía, huía de las preguntas por el gusto y color del pastel, o tal vez del color que tendrían las cortinas, así como si quería su fiesta al interior o en el exterior.

No quería que llegara la fecha.

...

Oh :B Pobrecita...
¡Lobitos ayudenla! ¡Coman a Richard! ahre.

Los amu

Bailando con lobos ©Where stories live. Discover now