Capítulo 15 "Ideas"

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Catherine poco sabía que aquel chico iba a ser tan comprensivo con ella. Aveces podía ser un molesto, pero también podía abrazarla y consolarla cuando lo necesitará. Vamos, ella podía tener muchas cosas materiales, pero le faltaban amigos. El dinero no los compra.

Se habían quedado callados y el llanto de la chica había cesado. Ya no estaba tan desconsolada y podía respirar tranquila. Eso no le quitaba el dolor que sentía en el pecho al acordarse lo que pasaba a su alrededor. No mejoraba la situación y no cambiaba el hecho de que debería casarse con Richard. Aveces se sentía tan vulnerable que pensaba que nadie podría ayudarla.

-Gracias, Charles-habló la castaña después de un rato.

El joven príncipe vio la cara de la joven. Estaba con los ojos aún llorosos y las mejillas levemente sonrosadas. Sus labios parecían ponerse más rojos, debido al llanto. Nunca había notado lo tierna que podía llegar a ser, claro, cuando no peleaban.

-Debería irme, gracias de nuevo.

La verdad es que ella estaba muy a gusto allí. Pero no quería que Richard la viera nuevamente e hiciera un alboroto. Más que nada, le preocupaba la actitud violenta de su prometido en algunos momentos. Charles se levantó del asiento y sin que ella se lo esperara, la abrazó, de una manera protectora. No fue con dobles intenciones, sólo quiso mostrarle que podía confíar en él y que no estaba sola. Cat, agradeció eso y le correspondió.

Ya más por la tarde, cuando comenzaba a caer la noche, sus padres dijeron que debían llegar para la cena. La joven, después de bañarse y relajar su cuerpo, asistió a la mesa, donde la familia y los nuevos invitados se reunían. Pudo ver a sus padres, a Kiara, al pequeño Tim y también a los dos príncipes. ¿Por qué ahora los rubios parecían haberse instalado en el castillo? Cat no tenía idea.

-...y las inversiones en los orfanatos han descendido notablemente. Los nobles creen que no es esto necesario, ya que no aportan nada a la sociedad.

La princesa se sintió indignada. Aveces su padre se dejaba llevar por las opiniones de los demás, y se influenciaba. Mayormente, de una manera negativa. Pero, no pensaba hablar ahora. Se mantendría callada y luego se lo diría en privado.

-¿Qué opina usted, príncipe Charles?-cuestionó.

Todas las miradas se clavaron en el chico, que pareció ponerse nervioso con toda esa atención. Charles, notó lo que pensaba la castaña con sólo mirarla. Así que, intentando sorprenderla y de paso, expresarse, habló.

-Bueno, está bien que no son ricos ni poseen demasiada educación como para aportar cultura-asintió y todos le dieron la razón-Pero-los ceños se fruncieron-Creo que también son personas. No eran muchos los aportes de por si, ambos reinos compartíamos gastos y eso se reducía aún más. ¿Por qué hacerles la vida más infeliz de lo que ya es?

》¡El tiene razón!《 pensó la chica.

-¡Infelicidad!-todos voltearón a Catherine que había gritado como loca. Ella tapó su boca y carraspeo nerviosa. ¿Acaso estaba demente?-Oh, estem, con sus permisos, me refiero a que el príncipe Charles, según mi opinión, tiene razón. ¿Por qué hacerles la vida más infeliz? Creo que el motivo por el cual ellos no se esfuerzan por ejercer o desarrollar sus dotes, o dones, es debido a eso mismo.

-¡Si papi! Yo, cuando estoy triste o aburrido, no quiero estudiar.

Vaya, hasta el pequeño Tim opinaba en esa cena. La reina Juliet sólo miraba a sus hijos expresarse acerca de ese tema, que nunca había notado que les interesaba. ¿Política o sentimentalismo?

-Está bien-el rey Robert se divertía con la situación-¿Qué proponen ustedes? Decidirán algo muy importante, así que piensen bien.

Cat se levantó de la silla y caminó hasta el asiento de Charles, así como Tim se unió al debate. Michael, permanecía entretenido en ver como Kiara enrollada sus bucles en el dedo índice. Le parecía tan hermosa que no podía pensar en otra cosa. Por su parte, la reina comía de manera tranquila.

Los tres jóvenes se apartaron y sonrieron complacidos. Habían llegado a la misma conclusión, sin discutir demasiado.

-Un día en el castillo-contestó su hija.

-¿Cómo? Expliquen.

-Nunca invitamos a los niños de allí al castillo, de ninguno de los reinos. Tal vez, podrían sentirse emocionados y más parte de la sociedad. Los haríamos pasar por la biblioteca y, con historias, lograr que se sientan atraídos a diferentes profesiones. Desde ser profesores y enseñar, hasta la misma medicina.

-Además-agregó Catherine-¿Por qué no brindarles un día divertido en el que se sientan importantes como uno más de nosotros?-se encogió de hombros.

El rey Robert se quedó con la boca desencajada. ¿Cómo nunca se le había ocurrido eso? Parecía tan lógico y positivo. Para más suerte, al rey le encantaban los niños, así que las risas, travesuras y juegos no serían un problema. La reina Juliet esperaba la respuesta de su esposo. A ella, no le importaba opinar de temas "menores". Cualquier desición estaba bien. Michael y Kiara reían de un tema exterior a ese.

-Es una muy buena idea-contestó-Enviaremos un mensajero al instituto-asintió levantándose de la mesa.

-No te preocupes-su hija estaba muy emocionada con la idea-Podemos ir nosotros en persona.

Robert lo pensó por unos minutos. Buscó problemas o peligros, y no encontró ninguno. Esa noche, cuando Charles junto a su hermano habían regresado a su hogar, el mayor soñó algo por primera vez. Una chica, paseaba por el bosque. Era hermosa. La persiguió, pero no pudo atraparla.

...

Tim forcejeo para que lo dejarán correr escalera abajo. Su hermana y el príncipe ya estaban en el carruaje, y temía que se fueran sin él. ¡Quería ver a todos esos niños! Por fin, luego de unos minutos, su peinado estaba perfecto como siempre, con la raya recta hacia el costado. El niño, salió disparado y llegó jadeante a su asiento. Los mayores practicaban y reían. ¿Desde cuándo esos dos se llevaban tan bien? Pensó.

Los encargados del lugar, se sorprendieron al verlos llegar. El carruaje real nunca había pisado esa calle. Y menos, con personas de la realeza adentro.

-Altezas, hemos llegado.

Siii!-gritó Tim.

-Shh, comportate-tenían que dar una buena impresión.

Una señora los recibió con cara de extrañes.

-Buenos días-saludó la chica, seguida por dos guardias-Tenemos una propuesta para ustedes.

La mujer, al verlos, se arrodilló. Ellos no querían eso, así que le dijeron que se levantará. Tim daba saltitos por todas partes, provocando que sus guardias también saltarán siguiéndolo.

-En un honor tenerlos aquí, pasen, por favor.

...

Que tiernos :3 jaja ¿Vieron que no soy tan mala? No los deje en mucho suspenso :3 Gracias por leer♥

Bailando con lobos ©Where stories live. Discover now