Capítulo 6- El encuentro

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10 MESES MÁS TARDE

BETH 

El tiempo pasaba muy rápido, tanto que a penas nos dábamos cuenta.  

Éramos muchos compañeros los que nos habíamos refugiado. Aquí, en Gran Bretaña, éramos 148 compañeros los que vivíamos bajo el suelo, refugiados de la guerra y abastecidos de comida y agua. 

Éramos de todas las edades, razas y culturas, todos con el mismo propósito: sobrevivir.

Habíamos contactado con otros compañeros de países donde ellos también eran asesinados, y proporcionándoles información, habían creado sus propias ciudades bajo la capital de cada país.

Sabía que los caza vampiros estaban desesperados por encontrarnos y saber la localización de los demás, pero habíamos prometido hacer una cosa; si alguno de nosotros era capturado, debíamos matarnos, tomando una pastilla con veneno que mataba en un minuto. 

Parecía desesperante e inmoral, pero todos sabíamos que más valía morir uno que todo un grupo, con unas 50 personas. 

Lo que más sorprendía era que yo, YO, era la coordinadora de todo esto. ¿Increíble, verdad? Una casi cazadora ayudando de esta manera a los vampiros. Pero antes que cazadora soy una compañera, nada más que eso. 

Caminé por las abandonadas calles de clase medio- alta de Londres, en dirección a un almacén donde tenían retenido a un adolescente. 

"¿Esta bien?"pregunté mentalmente. 

"Él dice que sí. Elisabeth, creo que no deberías ir." 

Gruñí cuando oí mi nombre completo, ¡no quiero vivir el pasado! 

"Hay más probabilidades de que no salgas viva de que ganes." Me repitió Bill. 

"¡Qué positivo!" Dije sarcásticamente. "Anima mucho." 

"Ten cuidado, 50 metros más adelante de la furgoneta hay una pequeña pelea entre cinco vampiros y diez cazadores. También hay una compañera dentro del edificio de unos veinte años." 

"¿Por qué somos todos tan jóvenes?" Pregunté curiosa. 

"Bart dice que hay una especie de 'fuerza' que hace que un vampiro y compañero se atraigan antes de los veinte. Cree que es por eso la pelea que desarrolla tan cerca de allí." 

"Voy a sacarle." Anuncié. "Abrir el portal." 

"Estamos en ello." 

Miré por última vez mi atuendo: pantalones vaqueros claros, camisa blanca y converse negras. También unas gafas oscuras de sol y unos guantes sin dedos de cuero del mismo color. 

Las dos dagas estaban en mi espalda ocultas bajo mi largo pelo negro. 

Me acerqué por detrás de la furgoneta roja. Dos cazadores salieron de un costado y se me acercaron.  

Golpeé al primero entre las piernas, haciéndole doblarse de dolor. Rápidamente, busqué su cuello, y con un poco de fuerza, apreté en aquel punto tan crucial y se desmayó. 

El segundo apenas me dejó respirar y me empujó contra la pared del auto.

Con un movimiento rápido de muñeca, le coloqué una daga debajo de su cuello, y la otra cerca del corazón, haciendo cambiar de posiciones; él contra la pared de la furgoneta y yo delante suyo.

No podía verle la cara pues llevaba un pasamontañas y unas gafas oscuras de sol, pero parecía muy joven y el otro un poco más entrado en la cuarentena.

Como tenía prisa, le pegué un cabezazo que le dejó bastante aturdido y luego encontré el punto de su cuello, haciendo que corriese la misma suerte que el primero.

"Lo siento." Le dije mientras que me agachaba y cogía las llaves. "Y gracias."

Me acerqué a la puerta de atrás de la furgoneta y la abrí.

Sonreí cómo una niña al recibir un regalo, allí dentro se encontraba un adolescente atado de pies a cabeza.

Él me miró esperanzado.

"¿'Ángel de los Dolores'? Preguntó con los ojos abiertos como platos.

"La misma."

Le solté las cuerdas de la mano y de los pies.

"Díez metros más adelante está abierto un portal negro. Crúzalo."

No dijo nada, pero salió corriendo.

"Ya ha llegado." Me dijo Bill minutos más tarde.

"OK. Voy a por la mujer."

"Ten cuidado."

Me acerqué con cuidado al edificio, donde metros más adelante se desata una pequeña lucha.

"Abrirme un portal aquí y otro dentro." Le pedí a Bill.

"Recibido."

ALEX

Había recibido esa misma mañana la noticia de que una compañera veinteañera estaba encerrada en un edificio en Londres, y por la escasez de compañeros, fuimos en su busca.

Nos encontramos con caza vampiros y empezamos a luchar.

En un momento dado, mi mano empezó a quemarme y sentí un cosquilleo agradable en la mano.

Terminé con el cazador que tenía delante mío y me encontré a mí mismo paseando la mirada por el lugar.

Mis ojos se encontraron con unos morados de una mujer.

Tenía el pelo negro y largo, y una tez muy blanca. Era de estatura media y el cuerpo muy bien formado. Podría decirse que era una pequeña muñeca bailarina de porcelana si no fuera por esas dos dagas de la mano. ¿Era una cazadora?

El cosquilleo se acentuó y sentí ganas de ir a por ella.

"Jack, ¿qué me está pasando?" Le pregunté mentalmente.

Él me miró extrañado al principio, pero luego me sonrió.

"Ve a por ella, es tu compañera."

¿Aquella era mi compañera? ¿Qué hace aquí? ¡Demonios!

Pero para cuando yo me quise dar cuenta, ella ya había desaparecido.

Marca de SangreWhere stories live. Discover now