Capítulo 12- Esto no es un adiós, sino un hasta la vista

10K 879 22
                                    

 

N/A: Ya sé que dije que el pasado domingo iba a subir un capítulo, y lo escribí, pero se me metió un virus y me borró ese y otros cinco siguientes que tenía. Hasta ayer no pude volver a encender el ordenador y conectarme a Internet. Por eso pido disculpas a tod@s que me leéis y me votáis. Gracias por vuestros comentarios! Animan mucho! ;)

PD: Subiré un capítulo cada dos o tres días, pero PUEDE que algún día de inspiración suba varios seguidos.

OTRA VEZ GRACIAS POR TODO…. Y EL CAPÍTULO PROMETIDO/ATRASADO...

 

BETH

Tenía la boca seca y el cuerpo dolido. Intenté moverme, pero mi cuerpo estaba dormido. Sentía un pequeño malestar en mi pierna derecha. ¿Dónde estoy?

Hice el esfuerzo mental de abrir los ojos, y cuando lo conseguí, una fuerte luz blanca me alumbró. ¿Estoy en el Cielo?

Poco a poco mi cuerpo se despertaba, y el dolor era cada vez era más intenso. Unas finas sábanas tapaban mi cuerpo… ¿desnudo?

Apreté la mandíbula con fuerza. DOLOR. MUCHO DOLOR.

Me concentré en la herida y empecé a limpiar el virus de mi sangre. Uní los tejidos de mi piel y calmé el dolor. Revisé si había terminado con mi trabajo moviendo mi pierna. Todo estaba bien.

Oí cómo alguien abría una puerta y me quedé inmóvil.

Eran dos personas: una con pasos lentos y pesados y otro con pasos rítmicos y seguros.

“Habrá que amputarle la pierna derecha. Está muy mal.” Dijo una voz tosca.

“¿No hay otra forma?” Esta vez habló una voz sexy y ronca.

Mi cuerpo se tensó al oír esa voz y en mi estómago revolotearon miles de mariposas, mientras que en mi mente se formaba una palabra: 'Alex´.

“Haz lo que debas hacer.” Contestó finalmente Alex.

¿Cómo? No, no, NO. Mi pierna es MI pierna, y nadie me la puede amputar. Ya sé que suena muy infantil, pero eh, ¡está recién curada! Estúpido Doctor-quiero-amputarte-tu-querida-pierna. ¡Haber que cara se te queda al verla curada!

“Mira el lado positivo, no podrá volver a matar a ningún vampiro o compañero.” Dijo el Doctor.

El odio circuló por todo mi cuerpo. ¿De dónde habían sacado esa idea de que yo era una cazadora? ¿O de que yo había matado a algún vampiro o compañero? Puede que me vistiese como un cazador, pero eso no me convierte directamente en uno de ellos, ¿o sí?

Los pasos que yo clasifiqué como los de Alex se alejaron y desaparecieron por la puerta que antes habían abierto.

Los pasos del Doctor se oían por toda la sala, hasta que finalmente se quedó quieto al lado de mi pierna derecha.

Abrí los ojos y me senté en la cama. El doctor, que era vampiro, me miró sorprendido. Le tapé la boca antes de que pudiese hablar, pero él reaccionó rápido, sujetándome por los brazos y colocándome otra vez sobre la cama.

Maldecí por mis adentros, pero no me di por vencida. De un tirón me arranqué el tubo que tenía en mi muñeca, haciendo de que por él saliese sangre.

El doctor se distrajo, mientras que yo me ponía una camisa verde.

Cogí una bandeja dura de metal que había al lado de la mesa de operaciones y le golpeé fuertemente en la cabeza. Calló al suelo, semi-inconsciente.

Salí corriendo por el pasillo. Había muchas puertas con varios nombres en placas: sala 1, sala 2, despacho, almacenamiento de material de hospital… Me alejé más, y me metí en otro pasillo con diferentes placas: gimnasio, armas, botiquín… sala de armas y prendas de cazadores cazados.

Abrí la puerta y escuché si había alguien. Vía libre.

Me metí dentro del almacén y miré los objetos: armas, ropa y calzado.

Miré entre la ropa si había algo de mi talla. Saqué una camiseta blanca, una chaqueta de cuero negra y unos pantalones del mismo material que la chaqueta también negros.

Me vestí rápidamente y busqué mis dagas. Después de encontrarlas me las coloqué en la espalda y cerré la cremallera de la chaqueta.

En los pasillos se oía a la gente correr y gritar. Seguramente iban tras de mí.

Salí al pasillo, y corrí en busaca de una salida. Me acerqué a las escaleras más cercanas y me dispuse a bajarlas, cuando vi a dos vampiros y una vampiresa subir por ella. Mierda.

“Es ella.” Dijo la vampiresa.

Me di la vuelta y empecé a subirlas a todo correr. Subí hasta el último piso y me paré un segundo para recuperar el aliento.

Los pasos se oían por las escaleras. Me seguían. Abrí la puerta que daba a una pequeña terraza en el tejado.

El frío del invierno me envolvió. Solté un respingo. Las luces de Navidad adornaban las calles, dándole a Londres un aspecto más alegre. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que estaba consciente? ¿Cinco meses? Pues la última vez que me acuerdo era principios de otoño. Por lo menos sigo teniendo dieciocho años, diecinueve para marzo.

“¡Alto!” Ordenó una voz detrás de mí.

Me di la vuelta y me encontré con varios vampiros y alguna que otra vampiresa.

Me alejé de ellos y salté al tejado. Oía voces por todos los lados como si estuviesen alrededor de tosa la casa. Me asomé un poco. No iba para nada mal encaminada.

Alrededor de la casa se encontraba una muralla de cuerpos de vampiros y vampiresas, impidiéndome salir de allí.

Decidí utilizar el último recurso de la manga: Bill.

“Bill.” Llamé mentalmente.

Al cabo de unos segundos él me respondió incrédulo.

“¿Beth?”

“Es una situación de vida o muerte. Crea un portal en mi posición que me lleve a casa.”

No respondió, pero delante de mí se creó un agujero negro, lo malo es que tenía que saltar varios metros hasta alcanzarlo.

Cogí un poco de carrerilla y salté al vacío justo en el mismo momento que unos de los vampiros iba a cogerme.

Miré por última vez aquellos ojos azules que pertenecían a mi compañero Alex y le dediqué una sonrisa triste. Alcancé el agujero negro y desaparecí de allí. Por fin volvía a… ¿casa? Ya no la sentía como tal, yo quería a Alex. Él era mi hogar.

Si existe un Dios, haz que nuestros destinos se vuelvan a juntar. Por favor…

 N/AHay una foto de Londres en Navidad...

Marca de SangreWhere stories live. Discover now