La tortuga.

Nunca.

Nunca en mi vida, en ningún momento desde que empecé a tener uso de la razón recuerdo haberme sentado a pensar sobre que quería ser de grande.
Nunca lo hice porque ya lo sabia. Quería ser power ranger.

La tortuga quiere ser un rager.

Esa fue mi primera gran ilusión. Desde ahí me puedo dar cuenta de que todo estaba mal dentro de mí.

Recuerdo que cada noche antes de acostarme a dormir, oraba a Dios para que me permita llegar a ser un power ranger, el verde.
Obviamente Dios no estaba de acuerdo.

Crecí un poco más. Me encanta dibujar. Recuerdo que me dibujaba a mi mismo jugando en algún equipo de fútbol. Muchos pases, muchos goles, muchas risas. Todo era perfecto. Sólo faltaba el talento. No sabia que lo tenía.

Viví la mayor parte de mi infancia en un lugar triste, un lugar sin niños. No sabia lo que era colocar unas cuantas piedras y jugar al fútbol en la calle.
No sabia jugar al fútbol porque no tenia con quien jugar.
No fue sino hasta más adelante cuando descubrí que tenia piernas.

Cada vez se me vienen más ideas y letras a la cabeza, así que tal vez profundice ese tema del fútbol más adelante.

Oh por Dios, estoy escribiendo sin parar. Es muy relajante pero también casando. No quiero deterneme, no sé porqué; sin embargo necesito dormir, mañana tengo que trabajar.

(Ahora entiendo a la niñas que escriben en un diario. No tenia idea de lo adictivo que puede ser escribir)