Futbol 1 - Tortuga 0

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Lamento desviar mi tema, pero me era necesario recordarla. Ella fue tan especial para mí, fue la única que...

Diculpame, me estaba desviando de nuevo, no es mi intención... Ahora, prosiguiendo con el tema del que escribía hasta que las memorias de mi inocente primer amor me invadieron... Mis notas en la escuela.

Ahora que trato de recordar me parece que todo ha pasado como un pestañeo, la soledad, las notas y el fútbol, es decir observar a los demás niños jugar alegremente al fútbol.

Mis calificaciones eran las más altas, según recuerdo, nunca me esforcé en lo mínimo por obtenerlas.

Después de la desaparición de Belén no recuerdo mucho, un par de amigos, más dieces y además la extraña sensación de preferir las horas de clases que los recesos.

Y las olimpiadas, ¿cómo me puedo olvidar de ellas? Cada año había una nueva.
La ceremonia nunca variaba para mí. Comprar el uniforme, desfilar el día de la inauguración y usarlo para nunca sudarlo.
Gracias a mis buenas calificaciones la profesora me elegía capitán del equipo, el capitán que no jugaba. Dicen que el fútbol no tiene lógica pero esa ocasión creo que lo sobrepase.

No jugué un sólo partido exceptuando una ocasión en especial. Creo que estaba en tercer o cuarto año de escuela, era día de partido para mi curso, yo siempre llevaba el uniforme conmigo aunque sabia que no iba a jugar, lo hacía porque no quería que mis padres sepan que gastaron dinero en un uniforme que nunca utilicé.
No sé que bicho raro le pico a las personas ese día, no sé de quien salió la idea, de la profesora o de algún compañero de clases, o quizás del director que al observar mis notas también quiso observarme mover mis pies.
Era normal que a la hora del partido todos los niños iban a cambiarse juntos al baño, incluyendome, creo que más vergonzoso que no jugar era no jugar y andar con el uniforme puesto y limpito por ahí.

-Pablo, ¿queres jugar?, me pregunto la profesora. ¿Qué responder? Era mi gran oportunidad, quizás sí era bueno para el fútbol y no lo sabía. Dije que sí. Entré.

No recuerdo absolutamente nada a no ser las dos veces en las que toque el balón. Ese partido lo perdimos. Literal, "lo perdimos"; ya que antes cuando me preguntaban mis padres como habíamos salido en el partido, yo respondía que habíamos ganado; me incluía sin que yo hubiese jugado, pero ahora realmente me tocaba incluirme, así no quiera, ya que según parece todo fue culpa mía.

Caras de enojo y decepción por aquí y por allá. ¿Contra quién? Contra mí. ¿Porqué? Ni idea. Todos entramos al salón de clases con el uniforme sucio sudados y agotados.

-Nos hubieses dicho que no sabías jugar al fútbol-, supongo que me dijeron todos aquellos compañeros de clases pero no de cancha. En realidad no recuerdo las palabras de exactas que usaron, pero sin duda ya imaginarás más o menos lo que de sus bocas pudo haber salido.

No puedo recordar sus palabras pero recuerdo sus rostros y sus ojos todos contra mí. Me sentía fatal, juré nunca más volver a jugar al fútbol.

Es fatal que todos te echen la culpa de algo que sabes que hiciste mal pero lo es aún más cuando ni siquiera sabes lo que hiciste. Yo recuerdo que anote un gol, capaz por ahí va el problema, ¿será que fui tan inútil y desorientado que marqué en mi propio arco? Hasta ahora me lo sigo preguntando, ojalá ese gol haya sido sólo un producto más de mi imaginación.

-Parece que alguien ha estado goleando el día de hoy-, dijo mi madre mientras yo quedaba estupefacto mirándola con cara de asombro. ¿Quién se lo dijo?, ¿es una especie de bruja, o acaso había recibido llamadas insultantes de mis compañeros de clase, o la profesora llamó para que me de ánimos y una charla de auto motivación debido a lo sucedido? Pero al ver el rostro emocionado de mi madre supe de inmediato que no tenía ni la menor idea de lo que había sucedió.

-¿Por qué decís eso mamá?
-Porque noto que al fin traes tu informe de olimpiada sucio.
-Ah sí, es verdad.
-Bueno, ¿y cuánto quedamos?
-Perdimos.
-Tranquilo, seguro ya ganarán la próxima vez...

Claro, como si habrá próxima vez..., me dije.

La tortuga.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora