-"Te felicito".

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El fútbol y yo habíamos firmando el acta de divorcio aquel día de campeonato, pero mi vida tenía que seguir. Era el último año de escuela y además el año en el que iba a dar frutos todos esos años de esfuerzos involuntarios, todos los dieces cobraban vida y el sacrificio no pesado valía la pena.

Unas semanas antes de que la gran ceremonia se llevase a cabo, mi profesora de inglés, un viejita muy testaruda y de pocos afectos, me hizo pasar al frente de la clase, habló de mí, lo hizo por varios minutos, los colores se me habían mezclado en la cara ya, sin embargo me sentía tan bien. El orgullo se empezaba a encender en mí.

"Este muchacho pese a todas las dificultades económicas que han tenido sus padres, ha sabido llevar sus estudios con responsabilidad, su padre me dijo que lo iba a cambiar de escuela porque no podía seguir pagando esta escuela, pero yo le pedí que no lo haga, ya es el ultimo año, que haga un último esfuerzo más. Y el sacrificio de sus padres ha valido la pena, yo soy consciente de que él merece ser abanderado del pabellón nacional"...

Obviamente todo lo que ella dijo fue mucho más, pero ese es el mejor resumen que les puedo presentar.

Horas antes de lo sucedido, los profesores habían estado en alguna junta, por lo que di por sentado que evidentemente yo iba a ser el próximo abanderado de la escuela. Obviamente escuchar todo eso que dijo mi profesora me alegro mucho, aunque no entendía porqué me lo decía ni tampoco porqué notaba en su voz algo de nostalgia. Ahora lo entiendo.

La vida es lo que es, no sé puede vivir de suposiciones y creer en ellas, por más seguras que parezcan las cosas, jamás hay que confiar en que así serán.

No sé si yo realmente quería ser abanderado pero no me veía de otra forma, estaba totalmente seguro de que así pasaría.

No recuerdo que día fue, tampoco quiero saberlo. Fue la primera vez que en realidad me sentía un gran hipócrita. Sentía claramente como apesar de que en mi cara había una gran sonrisa, en mi interior todo se derrumbaba. Y apenas tenía once años. Las ganas de salir corriendo al baño para llorar eran desesperantes pero sabía que nada iba a ganar con eso.

"Te felicito", le dije a la próxima abanderada del pabellón nacional, después de enterarme de lo resultados.

Al parecer me he adelantado a los sucesos.

Acomodando las ideas... Días posteriores al discurso de la vieja de inglés, en la formación general, todo parecía normal hasta que una profesora con una lista de nombres en sus manos subió hasta donde estaba el micrófono, a pesar de la prontitud del evento no me imaginaba lo que iba a suceder. A continuación se mencionó los nombres, uno por uno, según la importancia del logró obtenido, para que den un paso al frente y pasen adelante.

Mi nombre fue el segundo en escucharse en los grandes parlantes que sonaba como la voz de un juez que dicta alguna sentencia. Hubieron aplausos que no escuché, me encontraba en shock, todo se movió en cámara lenta, al rededor todo era risas otra vez, otra vez el mundo reía pero yo no entendía el chiste.

-Sonríe Pablo, abanderado de la cuidad-, trababa de auto consolarme pero el esfuerzo era en vano, estaba totalmente destrozado. Una nueva desilusión para un corazón tan joven.

Quien había sido nombrada antes de mí y escogida como abanderada del pabellón nacional era la hija del vicepresidente de la escuela. Sé ahora que la vida es injusta pero tener que vivir ese tipo de robo a tan corta edad fue un golpe muy duro. 

Te felicito", le dije; mientras lágrimas caían hacia dentro, hacia el corazón. Nadie las vio.


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⏰ Last updated: Jul 23, 2023 ⏰

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La tortuga.Where stories live. Discover now