Capitulo 14

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Con tan solo verlo rondando en esa habitación, mi mente se desconectaba por completo de la realidad. Ahora Harry era como un trago de nostalgia, al verlo volver numerosas veces sus ojos a mí, pero en muy pocas ocasiones se había tomado el valor de hablarme.

¿Dónde había quedado mi valentía? ¿Dónde estaba el atrevimiento que nos teñía al escribirnos decenas de cartas con palabras de amor?

Parecía que era sencillo escribir, pero no era tan sencillo hablar. Especialmente cuando nos encontrábamos rodeados de presentes que iban de un lado a otro, interrumpiendo nuestra posibilidad de buscar un momento a solas.

Esa noche, estábamos ahí celebrando mi diecisieteavo cumpleaños. Era una fecha importante y todo lo que deseaba era recibir el obsequio más dulce de ese chico. Tan solo un beso podría conformarme.

Pero era claro que Harry no estaba ahí para darme un beso al frente de todos los invitados, y de mis padres que parecían plenos con la presencia de Harry Styles ahí.

-Felicidades Ali— murmuro sutilmente, sabiendo tal como yo, que justo a nuestras espaldas mis padres observaban el suceso, sin saber nada acerca de los sentimientos que nosotros intentábamos mantener al margen— siempre he pensado que elegir un obsequio para una chica es sumamente complicado, pero me atrevo a pensar que te conozco lo suficiente para encontrar algo de tu agrado... espero no haberme equivocado— carraspeo mientras abría cuidadosamente la tapa de la caja de tamaño grande que apoyaba de una mesa, y yo aguardaba como una pequeña niña. Justamente como todos esos años, cuando Harry llegaba con los mejores obsequios.

Mis ojos revolotearon en busca de adivinar de que podría tratarse, y una sonrisa fugaz atravesó mis labios al verlo finalmente.

Harry saco ágilmente un largo palo de criquet de color rosado, cuya punta dorada en la parte inferior simulaba la cabeza de un flamenco.

Una risita emergió de mi boca, y mire el interior de la caja, notando que ahí adentro habían otros cuatro palos idénticos. Eran cinco palos de criquet en total. Tan hermosos y originales en su forma.

-¿Te gustan los flamencos?— pregunto con una pequeña sonrisa y yo asentí.

-Si— musite tímida después de evaluarlos. Ese había sido un obsequio acertado, después de todo Harry sabía muy bien que yo adoraba pasar las tardes jugando criquet con mis hermanas— son preciosos Harry...— trate de agradecer, pero él se apresuró a detenerme.

-Espera, tengo algo más... pero tendrás que venir conmigo, no puedo traerlo a este salón— alego, elevando una mano para invitarme a tomarla y guiarme.

Solté una risita sin saber de qué se trataba. Él sabía que yo adoraba los secretos, y ese era justamente uno de ellos.

Accedí a tomar su mano, olvidando por un segundo a mi familia y al resto de los presentes. Después de todo, ellos no se preocuparían por mi durante algunos minutos.

Abandone ese salón en compañía del chico que me llevo a lo largo del corredor hasta la estancia y Harry se mantuvo en silencio por un momento, hasta que llegamos al lugar y soltó mi mano mientras yo lidiaba con la agitación de mi ritmo cardiaco.

¿Por qué estábamos ahí donde no había ni una sola alma más? ¿Acaso el me obsequiaría el beso que estaba esperando?

-Te enseñare, pequeña, pero cierra los ojos— murmuro y yo sonreí, obedeciendo sin dudarlo ni un instante.

Mis labios ya se preparaban para recibirlo, pero sin saberlo, el joven castaño tomaba una caja oculta tras un sofá, y la acercaba a mí al abrirla cuidadosamente.

Tomo mi mano en la suya y sentí una corriente eléctrica subiendo desde las puntas de mis dedos hasta mi pecho, ante su más simple tacto tan frio.

Mordí mis labios y casi reí, pero entonces sentí algo peludo en contacto con mi palma y solté un grito agudo que hizo sobresaltar a mi acompañante.

-Cielos santo, ¿Qué es eso?— abrí los ojos confundida y Harry reía, moviendo la caja para permitirme ver el interior donde se encontraba mi obsequio.

Un pequeño gato negro, que me miraba con sus enormes ojos cristalinos.

-¡Un gato!— resople sin poder concebirlo y el chico asintió.

-Su nombre es Cheshire— murmuro, sacando cuidadosamente al pequeño animal para cargarlo en sus brazos y dejar a un lado la caja.

-¿Cheshire el gato?— sonreí fascinada, recordando por un instante que ese era un personaje de los tantos tan magníficos que se encontraban en la historia de Alicia, que Harry había inventado para mí, varios meses atrás.

-El mismo— asintió tan sonriente como yo cuando lo tome de sus brazos y lo arrulle como su se tratase de un bebe. Era singularmente encantador y adorable. Peludo y pequeño.

Suspire complacida, optando por permanecer inmóvil cuando el chico estuvo tan cerca, entregándome el gato y manteniendo una distancia casi inexistente entre nosotros.

Y yo había deseado besarlo, aun cuando supiera que no era apropiado, y menos esa noche, en ese lugar. Sabía que cualquiera podría vernos, pero en ese instante no me intereso.

Eleve la vista para encontrarme con sus distraídos ojos que miraban al gato, pero pronto se enfocaron en mi cuando eleve una mano y acaricie su mejilla, sin pensarlo dos veces antes de impulsarme por un pequeño contacto con sus labios, que por un segundo intentaron huir.

Retrocedió por un paso, pero yo lo seguí y nuestros labios rosaron suavemente, haciéndonos tragar la derrota casi tan pronto como se nos escapó un corto suspiro.

Deslice mi mano hasta su nuca para atraerlo más a mí y Harry no se opuso como antes, tan solo ladeo la cabeza y me beso imperioso, llevando sus manos a mi cintura para apegarme a su cuerpo.

Y entre él y yo, el gato maullaba en oposición, pero no pudo interesarnos, tan solo continuamos besándonos tan desesperadamente por unos segundos y sus manos acariciaban mi cuerpo como tanto lo había deseado y rogado.

Pero un nuevo maullido más agudo, nos hizo detenernos.

El gato, se estaba quejando al ser desconsideradamente aplastado entre nuestros cuerpos y yo reí quedito, tratando de dejarlo ir para poder continuar con mi labor de besar a Harry, pero en esta ocasión el castaño se opuso.

-Feliz cumpleaños, Alice— susurro, tomando una distancia considerable entre su boca y la mía— te deseo lo mejor, yo... te quiero tanto— dijo, pero antes de que pudiera corresponderle, él se alejó sin permitirme nada más. Dejándome sola con el gato.



Mi Musa Rebelde ❁Harry Styles ❁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora