u n o

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P A R T E     U N O

m a i a h


Un papel me golpea en la mejilla, después otro y luego otro. Después de bufar intento esconder una sonrisa, formando una cortina con mi cabello. Debo concentrarme, pero este chico está luchando por qué me centre en él y nada más que en él.

Y está funcionando.

Demonios.

—Nena, hazme caso. Por favoooooooor. —pide con una voz infantil al alargar la 'o' en la última palabra, después coloca mi cabello detrás de mi hombro para besar mi mejilla y después morder el lóbulo de mi oreja. Él sabe lo que hace y él sabe también que no caeré tan fácil.

—Niall, por favor. Quiero recordarte que fuiste quien insistió en que debería estudiar una carrera universitaria. Ahora, que estoy haciéndote caso por primera vez en el tiempo en que hemos estado juntos, deberías dejarme terminar esto. —le digo rápidamente y sin titubeos, utilizando la voz más seria y aburrida que puedo utilizar. Termino mordiéndome la lengua para no reírme de esto.

—Créeme, estoy bastante orgulloso de todo lo que has hecho hasta el momento. Pero trabajo todo el día y lo que quiero hacer al llegar a casa es estar contigo. Pero no de esta manera, y tú sabes a qué me refiero.

Por supuesto que sí.

Y no voy a responder a esto. Sería la misma discusión de siempre y finalmente dejaríamos de hablarnos el resto de la tarde, hasta el momento de la cena, cuando alguno de los dos se rinda y haga un chiste para terminar la tensión formada en ambos.

Solo suspiro, cediendo esta vez, evitando la discusión cotidiana. Cierro la laptop y el trabajo que estaba a punto de terminar, después me giro hacia Niall para mirar su rostro por primera vez en muchas horas. Él luce cansado, pero feliz. Los hematomas se han desvanecido por completo y su blanquecina piel está libre de evidencia de algún golpe. Apenas se ha afeitado esta mañana y su piel se encuentra tan tersa que no pienso dos veces antes de colocar mis manos sobre sus mejillas para atraer sus labios a los míos en un beso rápido que lo hace gemir en molestia.

—Bien, dejaré esto por un rato. ¿Qué es lo que quieres hacer? —murmuro contra sus labios, tentándolo para mi propia diversión. Siento sus labios curvándose en una sonrisa.

—Tengo un plan que implica salir esta noche. Tengo tanto tiempo planeándolo que creo que todo será tan increíble que no te arrepentirás de estar conmigo. Y- —su teléfono suena sobre la mesa de café en la sala de estar. Sus facciones decaen y la felicidad que había se desvanece. Frunzo el ceño cuando el muerde sus labios, debatiéndose en el interior entre ir a contestar o ignorar la llamada. El silencio, más allá del sonido del teléfono, es incómodo y parece pesar miles de kilogramos sobre nosotros. Quien sea que llama es bastante insistente, pues la situación se prolonga por alrededor de diez minutos. Diez minutos donde Niall decide tomar su teléfono, mirarlo y no responder para volver a mi lado. Lo pone en silencio, pero el sonido que causa al vibrar sobre la superficie es mucho más molesto que escuchar el tono.

—Creo que deberías contestar. —murmuro, de repente sintiéndome incómoda. Niall se levanta gruñendo con molestia para tomar el aparato.

Mientras camina pienso en nosotros, en la típica pareja en que nos hemos convertido después de todo. En como la rutina que tanto deseé en un momento finalmente llegó y ahora, estoy tan cómoda con esto que no sé qué haría en cierto punto si esto se desvaneciera. Sin embargo, esa vocecilla molesta que se encuentra en el fondo de mi mente está gritando que esto no es lo que pedí. Que tener una rutina es malo y probablemente lo más aburrido que me ha pasado en la vida. Y yo, mientras tanto, mientras evito hacerle caso, trato de pisotearla. Trato de mandarla hasta lo más profundo, donde pertenece. Donde no podrá molestarme.

Brave | niall horanWhere stories live. Discover now