e p í l o g o

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Para todas ustedes, que han soportado los altos y bajos de la historia. Las malas situaciones, el estrés y la desesperación que pude causar durante el desarrollo de las tres partes de la historia. Gracias por llegar aquí, a mi vida e impulsar a que escribiera esto, que he disfrutado tanto de hacer.




Una cálida brisa choca con mi rostro y cierro los ojos, apreciando el calor y el característico aroma del agua de mar. Mi piel se siente seca a causa de toda la exposición al sol que le he dado en los últimos meses y hay algunas pecas en mi antes blanquísimo rostro. Abrazo mis piernas y coloco mi barbilla sobre mis rodillas, soltando un suspiro.

Siento una increíble paz que jamás antes había encontrado en mi vida.

Y me gusta esto, mi nueva vida.

Papá se mudó a Newcastle quince días después de notificarnos a mi hermana Rebecca y a mí sobre su decisión. Se fue, prometiéndome que era lo que él necesitaba; una nueva etapa en su vida. Y a la vez, me pidió que yo hiciera lo mismo, que encontrara la manera de cortar con todos aquellos recuerdos y situaciones que yo no deseaba tener detrás de mí por el resto de la vida. Me pidió que lo hiciera, porque eso me haría bien y así yo finalmente podría ser feliz. Y si yo era feliz finalmente, él estaría más tranquilo.

Esa tarde, lloré silenciosamente a solas en el baño del aeropuerto. Después de eso, caminé a través de la ciudad, con lentes de sol en mi rostro y la mirada baja, pensando en sus palabras y en la manera en que podría cumplir mi promesa. Hice una lista mental de los pasos a seguir, pero todo era aún muy confuso y difícil de unir con coherencia.

Lo primero, era cerrar ciclos.

Fui una vez al cementerio, la segunda después del sepelio y la última en mi vida. Llevé tulipanes amarillos para Julia, porque recordé cuanto le gustaban. Permanecí ahí, de pie frente a la lápida que tiene tallada su nombre y una descripción sobre lo mucho que su familia la extrañará. No lloré, solo miré al mármol hasta que sentí mi teléfono vibrar en el bolsillo de mi sudadera deportiva. Contesté, descubriendo que Niall estaba esperándome afuera del lugar. Después me marché, pero no dije palabra alguna al respecto a nadie. Nunca.

Esa misma tarde Niall me preguntó al respecto y evadí el tema, diciéndole lo mucho que me encantaría salir de Dublín, dejar Irlanda y toda mi historia ahí, por supuesto, llevándolo a él conmigo, porque a pesar de ser parte importante de mi pasado, Niall es una pieza importante en mi futuro.

Aún en mi primer paso sobre cerrar ciclos, acudí al restaurante de la familia que ya no pertenecía a mi padre. Comí por última vez ahí, en la mesa que papá utilizaba como despacho, agradecida porque el dueño había decidido no remodelar el lugar, que conservaba aún la misma atmósfera de siempre. Era parte del secreto del restaurante; lo bien que podías sentirte ahí, comiendo a solas pero a la vez sintiéndote acompañada. Me prepararon el especial de la casa, que extrañamente, resultó ser el mismo platillo de toda la vida.

Una semana después de eso, descubrí que Zacharías Taw era el nuevo dueño.

No lo mencioné cuando lo visité en su casa el día que fui a despedirme de él.

Daisy estaba hecha un mar de lágrimas ese día. Lamentándose de cómo jamás encontraría a una amiga tan genial y problemática como los soy yo, pero, al final de todo, abrazándome fuerte y diciéndome lo mucho que se alegra por mi nueva decisión de seguir adelante.

Fue el mismo día que comencé a llevar la segunda fase de mi lista de pasos para mi nueva vida.

Niall me había sorprendido un día antes con una cena preparada por él mismo para darme las buenas noticias. Sí, "las", eran dos noticias. Esa noche me contó que había sido contactado por la Interpol, estaban satisfechos por su trabajo y querían que perteneciera a la organización. Obviamente, Niall no rechazó la oferta al ser el cambio que quizá él quería pero si puso la condición de ser transferido a Italia.

Brave | niall horanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora