s i e t e

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La noche cae y estoy sobre mi estómago en la cama, con algunos archivos del estudio de Niall a mi lado y mi computadora abierta, tratando de terminar un proyecto que he dejado pendiente durante mucho tiempo. A la vez, estoy luchando con el sueño y el cansancio que he acumulado durante estos días, ya que Daisy prometió pasar por mí a las once y definitivamente no voy a dar marcha atrás en mi decisión.

Mi viejo teléfono suena con un mensaje y me giro en la cama para alcanzarlo. Es un mensaje de Daisy avisándome que está afuera, junto con Zach, esperándome.

Suelto un suspiro y me miro en el espejo para acomodar mi cabello. Después tomo mis cosas y hago la rutina que he tomado de activar todo el equipo de seguridad que Niall tomó la molestia de instalar en la casa.

— ¡Luces increíble! —la rubia me saluda en el lado del copiloto. Zach está en el sitio del conductor y me sonríe amablemente al verme.

—Gracias. —respondo internándome en la parte trasera del auto. Resisto las ganas de protestar y decirle que está mintiendo. Visto prácticamente lo mismo que llevé a la universidad, sólo he cambiado mi blusa y me he puesto zapatos de tacón, además de maquillarme un poco. —Hola, Zach.

—Hey Maiah, pensé que no vendrías con nosotros. —dice honestamente y arranca el auto, yo me encojo de hombros ante sus palabras.

— ¡No tienes ni idea cómo tuve dificultades para convencerla! —la chica a su izquierda se queja y me sonríe por el espejo retrovisor. Entrecierro mis ojos en ella y le pido con mi mirada que guarde silencio. Estoy sumamente cuando lo hace y sube el volumen de la radio para tararear la canción que se reproduce a través de las bocinas.

—Muy bien, ¿a dónde vamos a ir? —pregunto después de un rato, bastante intrigada. Estoy un poco emocionada, aunque me cueste mucho admitirlo. Ellos parecen ser del tipo de personas con los que pasarías un momento divertido en cualquier lugar y yo realmente necesito una distracción. Sin embargo, las pequeñas miradas que Zach me da cada vez que tiene la oportunidad me hacen encogerme en el asiento.

— ¡Es un lugar increíble! —la jovialidad de la rubia se hace escuchar por encima del volumen alto de la música. —Está un poco alejado, pero vale la pena. He ido un par de veces desde su reapertura y siempre quedo con las ganas de regresar ahí. Es la primera vez que Zach me acompaña, pero sólo porque-

—Basta, Daisy. Ella va a terminar arrepintiéndose de acompañarnos si no te callas. ¿No es así, Maiah? —la chica lo golpea fuertemente en el brazo y Zach hace una mueca.

—Eres un idiota, Zach. Por eso las chicas no te hacen caso nunca. —ataca.

Y así es como comienza una discusión entre ellos, donde yo tengo que quedarme fuera, observando y presionando mis labios mientras miro hacia el exterior, a la penumbra de la noche. La luna está oculta por algunas nubes y en esta zona de la ciudad raramente hay iluminación en las calles, lo que no hace otra cosa más que colocar cierta preocupación en mí.

Poco a poco, comienzo a reconocer las calles que vamos dejando atrás y mi corazón lucha por salir de mi pecho cuando Daisy le indica a Zach que debe tomar la siguiente salida a la carretera, pues el lugar a dónde nos dirigimos está fuera de la ciudad.

Comienzo a tallar mi cuello con mis uñas, dejando una marca rojiza símbolo de la ansiedad que prontamente está consumiéndome.

— ¿A- a dónde nos dirigimos? —balbuceo. — ¿Daisy?

— ¿Estás bien, Maiah? —Zach me frunce el ceño y se detiene a un lado en la carretera a pesar de las protestas de Daisy. Asiento a duras penas. —Daisy, ¿a dónde estamos yendo?

Brave | niall horanWhere stories live. Discover now