v e i n t i d ó s

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Una chica vestida de azul de pies a cabeza llega, me toma por los hombros y me habla un montón de palabras que no escucho, no sé qué trata de decirme, pero se ve alarmada y trata de sacarme de la habitación para que los médicos hagan su trabajo. Finalmente, la enfermera decide que no podré ser un problema y que soy demasiado pesado para ella para arrastrar fuera, por lo que pone sus manos sobre mis hombros y me impulsa hacia abajo en el sofá y me pide que guarde silencio y no intervenga.

No es como si pudiera reaccionar.

La escena frente a mí me tiene tan aterrado que no sé qué diablos hacer.

Maiah llora y se mueve desesperadamente; está asustada. Los médicos tratan de detenerla, las enfermeras ayudan a que la castaña no se cause daño, pero se mueve demasiado, y sus llantos de pánico se mezclan con los gemidos de dolor y pronto, una mujer de edad avanzada se acerca e introduce un líquido en su intravenosa.

La están sedando.

Ella va a dormirse de nuevo.

Escucho como de mi garganta sale un "no" que no es más que un susurro.

Un hombre alto y robusto me toma amablemente y me lleva fuera, hasta el área donde encuentra cuatro sillas negras plásticas para la espera.

¿Por qué demonios mi cuerpo no reacciona? ¿Por qué no puedo hacer algo? ¿Por qué me encuentro incapaz de hablar?

Quizá toda la preocupación ha explotado en un repentino alivio y pánico. Quizá estoy volviéndome loco. Probablemente, no tengo ni la menor duda de esa probabilidad.

—Niall, es tiempo de que descanses... —Will comienza, ni siquiera sentí su presencia llegar.

—Duermo todos los días. —respondo con cansancio. Sí, me quedo todas las noches en la habitación con Maiah y pego el ojo durante tres horas. —Ella ha despertado, y luego la sedaron porque la situación comenzó a ponerse fea.

—Me lo imagino... escuché todo el alboroto en la entrada y a través de los altavoces. Me apresuré, pues no es normal que a estas horas haya emergencias tan drásticas. —dice y se deja caer hacia atrás en la silla, estirando sus piernas.

No respondo. No hay un tema de conversación que pueda abrir en este instante. Aún estoy medio dormido y mi mente está dividida en un montón de partes en el momento.


(...)


—Niall. —una voz femenina dice mi nombre y después siento una palmada en mi rostro, me quejo y aprieto los ojos para conciliar el sueño. —Niall, sé que estás despierto.

Gimo en frustración y abro un ojo para encontrar a Marcie mirándome desde arriba. Me doy cuenta de que estoy sobre la superficie dura y fría del suelo, cubierto por una delgada y suave manta, un suéter está hecho bola y sirve como almohada para mi cabeza.

— ¿Qué ha pasado? —puedo sentir la baba seca y tallo mi rostro para eliminarla. Logro distinguir a Daisy, sentada en el piso del pasillo frente a mí, mirando a su teléfono con incomodidad. Marcie y ella han tenido un poco de rivalidad últimamente y no me parece creíble que eso esté sucediendo, es como si cada una temiera ser reemplazada por la otra en la vida de Maiah.

Maiah.

—Ella está dormida aún, Niall. —la pelirroja explica. —Los médicos creen que es cuestión de horas o quizá minutos para que el efecto del sedante se vaya por completo. Necesitan saber qué es lo que está pasando por su mente para que se despierte tan... alterada.

Brave | niall horanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora