CAPÍTULO VEINTITRÉS

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[ THE FIRST WOMAN ]

CAPÍTULO VEINTITRÉS

❛y pidió por favor que volviera❜

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❛y pidió por favor que volviera❜


    SUSPIRÉ CON PESADEZ, cansada de las cuatro paredes metálicas que me rodeaban y de los distintos aparatejos que Stark estaba mostrándome. Me había llamado para una de sus pruebas, las cuales habían consistido en sacarme sangre y más sangre hasta marearme. En realidad, sólo Howard me mareaba. Estaba entusiasmado con mis aparentes habilidades y según él "tenía muchas cosas en mente".

─Quizá cuando localicemos el foco de tu energía podríamos usarlo para crear un sistema armamentístico inagotable -murmuró paseándose por el laboratorio, con el vuelo de su bata blanca levantándose.

Observé el reloj colgado en la pared y mi corazón se detuvo al comprobar cuán tarde era. Bien, no era tarde, apenas eran las ocho de la mañana, pero sí era tarde para despedirme de Steve.

Se iba.

Se marchaba con el comando tras las numerosas bases de Hydra por toda Europa. Y yo estaba perdiendo mi última oportunidad de verlo.

─Oye Howard, no es por nada, pero Steve se va en... ¿Media hora? Y no voy a poder ir a despedirme de él -le expliqué saltando de la mesa en la que estaba sentada.

─Claro, claro -asintió mientras revolvía unos papeles- Te haré saber cuándo tienes que volver, pero ya te advierto que será pronto.

─¿Pronto cuándo? -pregunté subiéndome la cremallera de la cazadora y empezando a caminar.

─¡Pronto, mañana a la misma hora!

─¡Haber empezado por ahí! -grité mientras me alejaba.

No obtuve una respuesta concreta por parte de Howard, pero tampoco me esperé a escucharla. Corrí por las instalaciones de la base hasta conseguir salir de ella. Fuera hacía frío y parecía que el día no acababa de salir, que se escondía perezoso entre las nubes. Eran los típicos cielos grises de Inglaterra.

El suelo, lleno de polvo y barro, manchaba mis botas. Habían aparcados varios camiones cargados de provisiones y cajas apiladas las unas a las otras. Las puertas metálicas de la base estaban cerradas y custodiadas por media docena de soldados.

El comando estaba cargando un camión próximo a la salida. Steve estaba parado contra la capota del vehículo, leyendo un papel arrugado que sostenía entre sus dos manos temblorosas. Después, apartaba la vista de la hoja y, mirando a la nada, movía los labios rápidamente como si estuviese tratando de memorizarse algo.

Fruncí el ceño, confundida, y arranqué a correr los pocos metros que nos separaban.

En cuánto los chicos me oyeron acercarme, dejaron sus quehaceres, incluido Steve, quien guardó el papel hecho una bola en su bolsillo y me miró hinchando su pecho de aire.

THE FIRST WOMAN | CAPTAIN AMERICA 1 ✔ Where stories live. Discover now