Capítulo 2

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Desperté, mire la hora y eran las 7:38 am.

Me levanté de la cama, me bañe y me cambié. Baje y mi abuela estaba sirviendo el desayuno.

— ¡Buenos días! — Saludé.

— Buenos días, ¿Cómo has amanecido? —Preguntó.

— Bien. — Dije sonriendo y acercándome a ella. Me senté en el comedor mientras observaba el desayuno. — Huele delicioso. — Dije. La abuela me sonrió gentilmente. Por otra parte se escuchó abrir y cerrar la puerta de la entrada.

— Buenos días, Alex. — Me saludó el abuelo.

— Buenos días. — Le dije. Se sentó a mi lado.

— Se ve increíble. —Dijo sorprendido, lo cual me pareció raro. — Parece que hoy sí te esforzarte.

— Solo come. — Le dijo la abuela.

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Al terminar de comer, decidí salir.

—Abuela, ahora vuelvo.— Dije abriendo la puerta.

—No te tardes para el almuerzo y no te alejes mucho.— Dijo mirandome seriamente.

—Okay... —Dije extrañado por su mirada.

Al salir se podía ver un sendero que conducía al pequeño pueblo que había en unos kilómetros más adelante.

Iba caminando por el sendero, pero algo llamó mi atención. Entre unas ramas rotas en el suelo, había un listón rojo.

—¿Qué es esto? — Me pregunté. Cuando me arrodillé para tomarlo, se escucharon sonidos dentro del bosque. Algo estaba allí y se había ido corriendo. —¿Quién está ahí? — Pregunté tontamente. —Que raro...

Algo dentro de mí me decía que no me acercara, pero ignoré eso. Intenté ir hacia donde se escucharon los pasos. Después de caminar un largo rato, no encontré nada. Lo único que veía era árboles y más árboles.

— Creo que estoy perdido. — Me dije en un susurro.

Me dí la vuelta y caminé esperando encontrar la salida del bosque. Pero a los pocos pasos comencé a sentir un terrible olor.

—¿Qué es... ?— A lo lejos se podía notar un cuerpo entre los arbustos.

Al acercarme más, presencié el cuerpo de un venado muerto de una horrible manera. La parte de su pecho estaba abierto y todos sus órganos internos estaban esparcidos por el suelo.

—Que asco.— Dije tapando mi nariz.

De pronto, escuché las hojas moverse como si de pisadas se tratasen. Algo me estaba vigilando.

—¿Quién está ahí? —Pregunté por segunda vez ese día. —¡Ésto no es gracioso! —Grité. Sin embargo, no se escuchó nada mas que los pájaros cantando. Tengo que salir de aquí. Era lo único que pensaba en ese momento.

Me aleje de aquel cadáver. Corrí hasta encontrar el sendero. Ya aliviado de lograr salir de las garras del bosque, me dirigí directamente a casa de mis abuelos. No más distracciones para mí.

—Tardaste 5 minutos. —Dijo la abuela con el ceño levemente fruncido. Aunque parecía más preocupada que enojada.

—Lo siento, me había perdido un poco en el bosque. —Dije sentándome a su lado.

—¿Viste algo que te llame la atención? —Preguntó.

—No, pero... —Hice una pausa, no quería alterarla al decir lo que había visto. — Abuela, ¿Qué clase de animales hay aquí? —Al preguntar eso, ella se tensó.

—Hay muchos venados. —Dijo intentando escapar de la conversión.

—Me refiero a animales carnívoros. —Quitó su mirada de mí, fijándose en su comida e hizo como si no me hubiera escuchado. —¿Abuela?

—¿Eh? Ah, disculpa. No te había escuchado. ¿Dijiste algo?

—Te pregunté si habían animales carnívoros. —Dije mirándola extrañado, ella sabía algo y no me lo quería decir.

—No lo sé. Pregúntale a tu abuelo. —Dijo.

—Pero... tú vives aquí hace mucho tiempo, ¿verdad? —Pregunté confundido. —¿Cómo no lo vas a saber?

—A veces es mejor ignorar, Alex. Hay leyendas sobre eso, pero... yo no creo en esas cosas, preferiría que no me hables de ese tema. —Dijo nerviosamente sin mirarme.

—¿En donde está el abuelo? —Pregunté sabiendo que ya no le podía sacar más información.

—En el taller, él almorzó más temprano.

Al terminar de almorzar, fui a mi habitación.

La chica del bosqueWhere stories live. Discover now