Capítulo 12

10 1 1
                                    

Felizmente no se nos cruzó nada de regreso a la casa. La estadía de Camila se iba alargando cada vez más y eso significaba que tendría que acompañarla la todos los lugares en donde ella quisiera ir. Ya había pasado tres días desde la última vez que había visitado el bosque, me hubiese gustado que en vez de conocer la ciudad con Camila, yo fuera a investigar el bosque y ella hiciera lo que se antojara junto con mi abuela. Pero el mundo es injusto.

—Saldré al bosque un rato. —Avisé por la mañana cuando Camila aún se encontraba dormida.

Mis abuelos me dejaron marchar después de varias advertencias y un gran sermón.

Salí de la casa y cuando me sentí más relajado, comencé a inspeccionar el bosque. Por la noche ya había alistado todo lo necesario: comida, linterna, una cámara, ropa y un pequeño botiquín de primeros auxilios por si acaso.

Y como siempre tenía que pasar, me volví a perder por un largo tiempo. Afortunadamente encontré el lugar lleno de flores que había visto la última vez junto con Camila. Gracias a eso pude guiarme y saber en donde me encontraba. Permanecí en aquel sitio para poder comer pacíficamente. Pero por alguna razón el mundo me odiaba y en ese mismo instante tenía que aparecer frente a mí, Camila, quien al verme sonrió de forma tenebrosa y me arrebató el sándwich que tenía en mis manos.

—¿Qué haces aquí? ¿Y por qué me quitas mi desayuno?

—Estoy aquí porque me dejaste sola y te quito tu desayuno porque tengo hambre. —Dijo para después darle una gran mordida a mi comida.

—Te hubieses quedado en casa... —Murmuré estupefacto observando como se devoraba mi sándwich.

—Eh auhro ahsil aih (Me aburro fácil allí). —Habló... o eso intentó hacer al tener su boca llena.

—¿Qué quieres que haga? —Susurré para mí mismo. Sin embargo, al parecer Camila ya me había escuchado, cambiando con plenamente la expresión de su rostro.

Si las miradas mataran...

—No, olvídalo. —Me retracté forzadamente antes de que ella me asesinara —Sólo no seas muy problemática.

—¿Problemática yo? ¿Cuándo? —Fingió inocencia e indignación posicionando su mano en su pecho.

—Sólo cállate y quédate aquí.

Saqué otro sándwich de mi mochila, comencé a comerlo mientras veía como Camila caminaba de un lado a otro y hablaba sin parar sobre lo que se le venía a la cabeza.

—Oye, Alex. ¡Ven, Mira! —Exclamó cuando la había perdido de vista y comenzaba a arreglar mis cosas a para continuar mi investigación.

—¿Qué pasa ahora? —Pregunté cambiando hasta ella para encontrarla junto a un enorme árbol hueco.

—¿No es lindo? —Pregunto con sus ojos llenos de emoción. —Tómame una foto con este árbol. —Dijo entrando en su cavidad. —Wow, aquí es más grande de lo que aparenta. Ven, entra tú también. —Sujetó mi abrazo y me obligó a ir dentro.

Podía oler la humedad que tenía el árbol, todo estaba muy oscuro y Camila continuaba caminado como si no le importase.

—Parece que pueden entrar más personas. —Decía sorprendida.

—Es extraño. Aquí parece ser más grande de lo que realmente es...

—Aquí termina. —Dijo tocando lo que aparentemente era el final del árbol hueco. Aún así yo no podía creer en su extraño tamaño.

—Salgamos para tomarte la foto. —Dije dando media vuelta.

—¡Sí! —Exclamó como niña pequeña adelantándose a la salida.

Yo la seguí rascándome la cabeza, ¿cómo haría para que me deje investigar tranquilo?

—Alex. —Me llamó con una voz más seria de lo normal en ella. Había pensado por un momento que mis plegarias se habrían hecho realidad. —Esto no es normal. —Comenzó a decir de forma inquieta mientras se abrazada a ella misma. —¿o sí?

—No, no es normal. —Le respondí al salir y ver de lo que se trataba la angustia de Camila.

Nos encontramos en un lugar absolutamente diferente al de antes. Ni siquiera reconocía alguna de las plantas, todas tenían colores diferentes y estaba seguro de que no pertenecían, por lo menos, a nuestro país. Los árboles eran enormes y poseían hojas que igualaban el tamaño de una persona promedio.

El rostro de Camila se había transformado de angustia a miedo, y eso no lo había visto desde que éramos niños. Tomé su mano para tranquilizar los temblores que tenía su cuerpo.

—¿En dónde estamos? —Me pregunto aún temblando.

'Eso me gusta saber... ' pensé observando con atención nuestro alrededor.

—No lo sé.

Me habían pasado muchas cosas extrañas en mi vida, pero esto superaba mis límites. ¿Cómo podía ser posible que al entrar en un tronco hueco y luego salir nos encontráramos en un lugar completamente distinto?






You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Oct 24, 2020 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

La chica del bosqueWhere stories live. Discover now