Capítulo 09: Una lucha justa

3.6K 391 22
                                    

¿Dije hundida? Quise decir muerta

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

¿Dije hundida? Quise decir muerta.

El círculo es más grande de lo que esperaba, y eso significa mucha más gente que en la Academia, más ojos para presenciar mi humillación una vez más, pero ahora en el peligroso centro de la OCD. Tener que admitir que no tengo un don en la Academia ya era pasar vergüenza, ¿pero con qué cara lo haré justo en el Regimiento al cual nos reclutaron para entrenarnos como a expertos profesionales? ¿Cómo? ¿Qué tipo de fuerza necesito para seguir tolerando estas circunstancias?

Nos hemos sentado todos en torno al espacio designado, de frente a éste para poder verlo en primera plana. Empezaron a llamarnos por números, y el mismo Sawyer es el encargado de analizar y tomar nota de cada uno de los dones que se le presentan delante. Kia, Even y el otro muchacho que nos recibieron en la fuente están presentes como meros espectadores, controlando que las cosas no se salgan de control.

—¿Don? —es lo primero que pregunta Sawyer al que se le planta delante.

—Puedo volver invisible cualquier cosa que toque.

—Treparé por la superficie que quieras.

—Soy capaz de aumentar o disminuir el tamaño de mi cuerpo a gusto.

Cada uno de los dones que empiezan a presentarse resultan excepcionales, algunos más que otros, pero puedo encontrar una explicación para que ellos estén aquí. Si al fin y al cabo, voy a tener que terminar dándole la razón a Jean. Toda esta gente, incluso la misma Sue, sirve de algo a la OCD, a la ciudad, a la vida misma. ¿Y yo? Llevo años malgastando aire.

Antes de que lo espere, mi momento de pasar vergüenza llega, anunciado en un número.

—De pie, treinta y seis.

La sala entera parece sumirse en un expectante silencio cuando Sawyer me llama, aun sin saber que se trata de mí. Quisiera poder evitarlo, pero tengo que verlo directo a los ojos mientras me pongo de pie para colocarme en el centro del círculo. Lo presencio con total claridad, primero la sorpresa y luego esa típica sonrisa socarrona, el aviso de que se viene uno de sus comentarios.

—Pero mira a quién vengo a encontrarme en el lugar menos pensado, Ginebra Holiday, mi chica favorita —dice en voz alta, recostándose sobre la pared detrás de él en un gesto de superioridad. Lo sabe, y eso es lo que más rabia me da—. ¿Qué don tienes para mostrarme? Porque tengo una corazonada, y apuesto a que será excepcional.

Se está burlando. Interna y exteriormente. Soy capaz de distinguirlo en sus propios ojos, en cómo contiene la sonrisa. Sawyer sabe que no tengo un don, él disfruta de esto tanto como debe estar haciéndolo Jean, como debe estar haciéndolo Zed, como debe estar haciéndolo Nathaniel en dondequiera que esté su alma.

—Yo... —dejo escapar las palabras en un susurro ahogado. Miro mis palmas sudadas, vacías, sin nada que ofrecer, y luego alzo una vez más la cabeza hacia Sawyer. Eso es. Segura. Si vas a humillarte, Gia, al menos hagámoslo rápido—. No tengo un...

Deja que brille ©Onde histórias criam vida. Descubra agora