Día seis: Fiesta (Parte 2)

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-¿Ciel qué sucede?- Preguntó Elizabeth sorprendida al ver a Ciel a sus espaldas.

-...Nada... - Respondió Ciel con una sonrisa tratando de disimular su verdadera tristeza y frustración.

Luego de observar como Sebastian se alejaba sin poder detenerlo Ciel decidió regresar con los demás. No se sentía bien con lo que había sucedido con Sebastian pero en ese momento su querido mayordomo estaba tan enojado que seguramente no escucharía a razones, sin mencionar que Ciel no se atrevía a decirle sus verdaderos sentimientos.

-...Decidí venir a ayudarte con la búsqueda.- Continuó Ciel mintiendo, pues quería alejarse un momento de Sebastian para pensar bien las cosas, puesto a que había dicho cosas que en realidad no quería decir y no estaba seguro de si Sebastian había hablado en serio o solo había dicho esas cosas porque estaba molesto. En cualquiera de los dos casos, Ciel no quería dejar las cosas tal y como estaban, quería solucionarlo antes de arriesgarse a perder a la persona más importante para él.

Elizabeth sabía que algo malo había sucedido y se sentía culpable porque tenía la leve sospecha que el problema de Ciel había surgido del pequeño beso entre ambos, pero no quería tocar el tema ya que ella se había prometido a sí misma no decir nada hasta que Ciel le dijera algo por su cuenta. Lo único que podía hacer era tratar de animarlo.

-¡Mira he encontrado muchas flores! ¿Por qué no nos reunimos con él resto para ver cómo van?- Dijo Elizabeth en forma de excusa para poder reunirse con el resto. No quería estar a solas con Ciel, ya que presentía que eso solo empeoraría la situación.

-No...- Ciel tomo de la manga a Elizabeth antes de que fuera en busca al resto, lo había hecho inconscientemente pero en realidad no quería que los demás lo vieran de esa manera.- ... Será mejor que aprovechemos el tiempo y busquemos todas las flores que podamos.

-Esta bien... Haremos lo que tú quieras.- Dijo Elizabeth con una amable sonrisa prosiguiendo a guiarlo para buscar más flores.

Ciel asintió con la cabeza sin levantar la mirada y se dejó llevar por su prima, aunque sabía que la raíz del problema había sido por haber estado con Elizabeth en ese momento solo quería distraerse para poder pensar en una solución.

Mientras tanto, Sebastian se dirigía hacia una pequeña cabaña que estaba cerca del acantilado en donde había llevado a su amo a observar el amanecer. Caminaba muy molesto por lo que había sucedido y lo peor era que su amo no había dicho nada en contra de volver a la normalidad, cada vez pensaba más que para Ciel solo había sido un juego y sus pensamientos empeoraban cuando recordaba la escena de su amo y Elizabeth besándose, y por si fuera poco, aún tenía que lidiar con una basura irritante.

-¡Sebas-Chan! ¡Volviste por mí! – El pelirrojo Shinigami, Grell sutcliff, se abalanzó hacia Sebastian con una soga en sus manos y con un vestido completamente rojo.

-¡Apártate de mí vista! Solo vine a asegurarme de que no hubieras escapado y creí haberte dejado atado. – Contestó Sebastian furioso apartando a Grell, pues aparte de lo que había sucedido con su amo también tenía que encargarse de esa basura irritante que se había colado en la fiesta de cumpleaños de la marquesa Frances.

-Vaya. Parece que mi Sebas-Chan esta de malhumor ¿O me equivoco?- Comentó Grell divertido al percatarse de la mala actitud del demonio quien casi siempre se mostraba sereno.

-No es de tu incumbencia... -Dijo Sebastian sentándose en la pequeña cama que había dentro de la cabaña mientras se quitaba su saco y aflojaba su corbata. No quería hablar sobre lo sucedido con un Shinigami irritante.

-¿No me digas que el responsable de eso es tu amado amo?- Sebastian se sorprendió un poco al escuchar la pregunta de Grell pero no respondió. Ese silencio de parte del mayordomo solo confirmó la pregunta de Grell.

Do you love me...?Where stories live. Discover now