CAPÍTULO 14.

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Abro los ojos poco a poco.
Mi vista nublada por el sueño, deja de estarlo cuando veo en frente mía a Dani.
El está despierto. Me estaba mirando.
- ¿Cuanto tiempo estás despierto? -pregunto y sonrío.
- No hace mucho, una hora o así. -contesta él, muy tranquilo.
- ¿Una hora? ¿Y que haces aquí acostado? ¿No te aburres? -Digo asombrada.
- Que va, me gusta mirarte. -sonríe él.
- A mi me gusta que me mires. -le doy un beso en la mejilla.
- Gracias por lo de anoche. -dice él con timidez.
- Si no es nada, me preocupé por ti, y ya está. Por cierto, ¿por qué te pusiste así? - le pregunto ignorante.
- Nada, prefiero no decírtelo. -espeta.
- Anda, por favor...- le vuelvo a repetir.
- Que no, pesada, no te le voy a contar, ni hoy ni nunca. No eres nadie para saberlo. -dice borde. Dicho esto, se levanta, coge su ropa y se va.

Subnormal.
No puede contarme nada, claro, pero luego si que me dice que me quiere.
Este niño me tiene loca, pero loca de la cabeza.
Que ayer me amaba y hoy me trata así.
Que dice que duerma con el por una pesadilla, y no me la cuenta.
Pues que duerma con la pelo pony, que seguro que si le hace una buena mamada, seguro que se lo cuenta.
Me levanto de la cama, hago ambas camas y voy al baño a hacer mis necesidades.
Me tumbo de nuevo en mi cama a ver la tele.
Noticias de ataques yihadistas en París, muertes, asesinatos... De eso se trata la tele hoy.
La apago y cojo mi móvil.
Esta vez tengo solo 10 mensajes, de grupos, de amigas y de Jesús.
Me asombra ese mensaje la verdad.

No soy quien para decirte esto, pero aunque ya no estemos juntos, por favor, no le sigas el royo a Dani, solo quiere hacerte daño.
¿te puedo llamar y te cuento todo de lo que me he enterado?

Le contesto sin pensarlo dos veces.

No, envidioso. Sabes que Dani es mejor que , y nunca más estaré contigo, dejame en paz, y sobre todo, dejame ser feliz con él.

Dicho eso, le bloqueo en whastapp y simplemente, me pongo a pensar.

Miles de preguntas recorren mi mente, y como no, me pongo a investigar sobre toda la vida de Dani en la página de la residencia.

Veo fotos de Jesús y él y siento como una lágrima recorre mi rostro.
Esos dos gemelos, tan pequeños he inseparables antes, con tan solo 5 años, y ahora se odian, y ahora mismo aún más por mi.
-Soy una gilipollas. Tengo la culpa de todo. -Me repito esas cosas a mi misma hasta quedarme dormida de nuevo y así, poder descansar cómo nunca antes podía haberlo hecho en esta puta residencia.

El Lado Oscuro. Daniel Oviedo. || #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora