02; ❝¡Eh, Annie Jane!❞

31 4 3
                                    

Capítulo dos.

"¡Eh, Annie Jane!"

No me juzguen, no soy una asesina en serie que cambió su nombre y nadie puede enterarse de este, no tengo un gran secreto que guardar del que nadie puede saber. O al menos no uno tan grande.

Prefiero que me llamen Annie, aunque suene sencillo y hasta tierno, lo cual no va conmigo. Antes solía referirme hacia mí como Jane, para sentirme más madura o no sé qué, pero el año pasado entré como Annie, y no sé si alguien me recuerda como la antigua yo, pero sinceramente espero que no.

Aquel chico, espero encontrarlo y casualmente aconsejarle no vuelva a dirigirse hacia mí como Annie Jane o podría perder sus nueces, o quizás que mejor no se dirija hacia mí.

Ahora mismo estoy en clase de matemáticas, con una profesora que tuvo una mala distribución de las grasas y sus curvas son un poco confusas. Lleva lentes y es de estatura pequeña, aunque no hay que dejarse engañar, su aspecto es opuesto a su carácter. Su apellido es Preston y no tengo ni la más remota idea de cual es su nombre. Gracias a que se me da bastante bien la asignatura no me he ganado ninguno de sus "atemorizadores" regaños. Aunque a decir verdad, creo que a ella tampoco le conviene levantarme la voz y menospreciar mi empeño como lo hace con los demás.

No malinterpreten, cuando ellos tienen razón, tienen razón. Si me regañan por llegar tarde a clase, o si me levantan un poco el tono de voz por no haber hecho la tarea, lo acepto e incluso me disculpo, no tengo ningún problema con ello. Pero si me gritan por no saber contestar una pregunta de la cual jamás enseñaron, créeme, no querrás toparte con Annie Jane.

Mordisqueo una manzana mientras doblo la curva del pasillo para ir directamente hacia el estudio, así es como nos referimos hacia nuestro lugar de trabajo. Paso los recreos allí, en definitiva, el periodismo me fascina, amo escribir y diseñar, por lo que paso allí todo el tiempo libre que tengo en el instituto.

—¡Eh, Annie Jane! —Siento como mi corazón se detiene por unos segundos y luego vuelve a atacar de manera desenfrenada.

No, no, no y mil veces no.

Cubro su boca con mi mano, callándolo y lo empujo hacia la pared más cercana. Su radiante sonrisa se borra ante la mirada asesina que le dedico y otra vez veo la interrogación en su mirada.

—Vaya, cada vez que me topo contigo actúas de una manera muy extraña —Dice cuando consigue soltarse de mi agarre tras lamer mi mano.

Me limpio la saliva en su chaqueta y lo miro asqueada. Le advierto con los ojos que no vuelva a hacer eso, no quiero ningún tipo de fluido que venga de él en mí.

—Cállate y sígueme, necesito hablar contigo.

—Eso nunca suena bien —ríe— No irás a terminar lo nuestro, ¿No?

Esto a punto de abofetearlo por ser un imbécil cuando yo estoy prácticamente convulsionando por los nervios cuando veo algo que me deja estupefacta sobre mis pies.

Dylan Campbell besando a Alexa no-sé-su-apellido, la novia de su mejor amigo. Y sí, pueden preguntarse porque me sorprende tanto algo tan cliché. Los chicos suelen traicionarse unos a otros, incluso es común que compartan demasiado en algunos aspectos. Pero no Dylan, él y Connor son como hermanos, y sólo Dios sabe cuanto ama Connor a esa chica.

Sin perder el tiempo saco mi celular del bolsillo trasero de mi pantalón y comienzo a fotografiar a la pareja, o bueno, a la no-pareja.

El chico de ojos intensos me arrastra lejos de allí antes de que se separen y me descubran tomándoles fotos. Aún con aquellas cinco pruebas adornando mi galería me resulta imposible y triste de creer que Dylan pueda hacer algo así.

Li:fe A.MWhere stories live. Discover now