07; ❝Héroe de las cavernas❞

13 4 2
                                    

"Capítulo siete"

"Héroe de las cavernas"

Estaba en la oficina del director, mirando un punto inexistente en el suelo con la carpeta del proyecto de la revista en mis manos. Completamente rechazado.

De repente haber hablado sobre la falsa amenaza de suicidio de Rebecca parecía más coherente que la mención de los gusanos de papa en una sopa.

Estaba abrumada por el anterior regaño por parte de mi tío que irónicamente también resultaba ser el director. "Deposité mi confianza en ti y no supiste aprovecharla" fueron sus palabras antes de retirarse a una junta de profesores. No sabía qué significaba eso con exactitud. Tampoco quería averiguarlo.

Tal vez parecería una exageración temerle a una sanción —y a un posible cambio de puesto como presidenta del periódico, pero prefería no pensarlo— Pero una semana era demasiado tiempo perdido, suponiendo la consideración del director, claro.

Tenemos contrato con la empresa papelera, cada día llegan pilares de hojas en blanco, no podemos cancelar dos días de envío, mucho menos una semana o dos. Los cartuchos de tinta también estaban dentro de un contrato. Nos ayuda a minorar los costos si compramos en mayor cantidad y aseguramos todos los días.

Se venían gastos que no podía mantener si no tenía una entrada de dinero y no podía esperar que los chicos contribuyeran de su bolsillo cuando me lo habían advertido y preferí no escucharlos.

Mi estómago se contrajo y adiviné lo que sucedería cuando al entrar a la cafetería me encontré con una única persona: La cocinera, durmiendo sobre uno de sus brazos mientras que una espátula metálica colgaba de su manos sobre una ensalada sin tocar. A su lado se encontraba un manjar de distintos tipos de comida que, otro día no hubieses encontrado a la entrada de clases, los jugadores de baloncesto llegaban antes que todos y devoraban todo a su paso.

Más adelante sobre el juego de baldosas negras y blancas se encontraba un letrero que ponía "Sopa gratis" pero tampoco pareció alentar a los jóvenes clientes.

Toda la comida se echaría a perder si no hacían algo con ella antes de la noche, los calores en esta época eran insoportables y fuera del refrigerador no duraría mucho. Lastimosamente, Méredith no era la única cocinera, y pasando la puerta no sólo se encontraban las demás, sino que también el servicio de limpieza particular de la cafetería esperaba para hacer su trabajo.

Lo único a favor era que las máquinas expendedoras de comida chatarra empaquetada y bebidas sin alcohol estaban vacías. Al menos una pequeña ganancia habían sacado.

¡Por favor! Sólo habíamos mencionado a unos simples y comunes gusanos nadando en la sopa de un estudiante de primero. Con lo ingeniosos y desconfiados que solían sobre sobre nuestros reportes me sorprendía que nadie haya pensado que era una broma.

Unos gusanitos blancos no eran tan malos, ¿Verdad? Fue un simple e insignificante descuido y quizás un mal lavado de las verduras, pero nada más.

Además, ¿Qué clase de persona almuerza sopa en una escuela donde no tienes la supervisión de tus padres pidiéndote que comas sano?

(...)

—De ninguna jodida manera —insistió. Sacudí la cabeza y traté de formar los gestos más convincentes.

Le sonreí.

—Lo haré igual amigo, no quiero tu ayuda, de verdad. Puedo con esto.

—¿Ah sí? ¿Igual que cuando creíste que podíamos con el reporte? —Borré mi sonrisa y rodeé los ojos. — De cualquier manera, ¿Cómo harás? ¿Empezarás a trabajar? — Asentí y el me miró con burla. Lo asesiné cincuenta veces en mi cabeza, en serio, fueron sin cuenta. — Mhm, y dime, ¿Quién le dará trabajo a una menor de dad que pasa prácticamente todo el día en la Universidad? Al menos que quieras trabajar en un bar nocturno de mala muerte, es no va a ser posible.

Li:fe A.MWhere stories live. Discover now