06; ❝Marie no tenía idea de nada.❞

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Capítulo seis.

"Marie no tenía idea de nada."


El cronómetro marcó que la hora que dedicaba para hacer las tareas finalizaba y no podía estar más feliz. Había encontrado esta manera de organizarme y era la mejor de todas, pese a que odiaba que llegaran las siete de la tarde por esta misma razón.

Dejé los libros y la computadora en un estante de la biblioteca y me tumbé a lo largo de mi cama, lista para hacer nada por los próximos quince minutos que me quedaban antes de bajar a cocinar algo para cenar.

Mis sentidos se pusieron alerta cuando escuché la puerta principal abrirse y cerrarse. A menos que mi padre tuviese la noche libre, no vendría hasta mañana por la tarde.

Tomé el cabo de la pala que junta el carbón de la estufa y la apreté fuerte entre mis manos, mi corazón latía un poco más rápido que de costumbre y mi respiración simulando ser tranquila había fracasado completamente.

Mientras mi pies bajaban la escalara volví a escuchar como la puerta se abría y se cerraba.

¿Qué era? ¿Simplemente el viento y estaba exagerándolo todo? ¿Papá había olvidado las llaves y venía por ellas?

Me sobresalté al escuchar una voz hablándome desde el otro lado de la ventana.

—Lamento si te asusté —Dijo, y al reconocer la voz me tranquilicé, aunque las ganas de asesinarlo y deshacerme del cuerpo todavía seguían pareciéndome excelentes. —Estuve golpeando por cinco minutos, así que supuse que te negarías a ir... —¿Ir? ¿Ir a dónde? —Y entré, pero luego salí porque me sentía un acosador y no quería causarte esa impresión...

Salí afuera porque le entendía sólo la mitad por lo bajo que se escuchaba.

—Si te hubieses ido me hubieras dado una impresión maravillosa —Le sonreí. —Por cierto, ¿Ir a exactamente qué?

Sus cejas se juntaron y su nariz se frunció en un gesto adorable, pero él lucía confundido y sus ojos desechaban reproche.

—Te dije que pasaría por ti para disculparme como se debe. Si mal no recuerdo accediste a ello.

Lo miré con un una sonrisa de costado.

—Ah, sobre eso... No estaba escuchando.

—Lo supuse, sí. Pero iremos de todas formas. —Casi me eché a reír en su cara.

En primer lugar no saldría con Dylan Campbell. En segundo lugar si había accedido fue por un error, por no parecer mala o borde, justo ahora no me importa como estoy sonando. En tercer, no saldría con Dylan Campbell. En cuarto lugar estaba usando un tierno pijama de Mickey Mouse y él se veía como un modelo de modas desfilando para una empresa italiana. Y en quinto lugar no saldría con Dylan Campbell, ni aunque me pagaron un millón de dólares.

De acuerdo si me pagaran, un salida no estaría tan mal...

—Gracias por la oferta, pero me quedaré en casa.

—Como quieras, generalmente espero a que la tercera cita sea en casa, pero si quieres ir directo al punto.

Cuando terminé de parpadear la mitad de su cuerpo ya había pasado el umbral de la puerta y estaba zambulléndose dentro de mi propiedad. Me quedé unos segundos en mi lugar, tratando se analizar su comportamiento maleducado.

—Uou, uou, uou amigo. Me temo que no lo has entendido. Fuera de mi casa.

Lo vi sentarse en el sillón grande y palmear el asiento, invitándome a sentarme en mi propia casa.

Li:fe A.MWhere stories live. Discover now