Capítulo 3: Hinata Shouyo

425 57 14
                                    


-¿Qué es "Karasuno"?-Preguntó Ushijima, extrañado.

-Teniendo en cuenta como esta en el mapa, supongo que es el nombre de estas tierras-Explicó Daichi.

-Eso es más que obvio...-Decía Tsukishima sin poder creer que sus compañeros tuvieran que procesar todo tan lentamente.

-Woo! "Karasuno" suena genial! Yo creó que le pega!-Gritaba Bokuto.

-No recuerdo haber visto a ningún Karasuno en ningún mapa nunca antes-Mencionó Asahi, tomando el libro para ver más detalladamente el mapa.

-¿Será posible que estemos en otro país? ¿Otro continente, quizás?-Inquería Lev.

-Pff, eso no es posible!, tardaría días!-Contestó Tanaka.

Sin embargo, podía haber algo de razón en aquellas palabras. Tsukishima que parecía el único pensante del grupo, no descartaba la idea, ya que no sabían cuanto tiempo habían estado inconscientes.

-Por casualidad, nadie recuerda que hacíamos antes de llegar aquí?-

Kageyama tenía un punto. Nadie recordaba nada desde antes de llegar. Lo único que sabían eran sus nombres, los de sus compañeros y que estaban sin pista alguna de su ubicación.

Sin arriesgarse a perder más el tiempo, el grupo se adentró entre los cálidos pastizales hasta hallar un sendero, el cual siguieron sin dudar. No sabían cuanto habían estado caminando por aquel sendero, pero quedaba poco para que el sol se alejara y el cielo se tornara rosado. Se extrañaron al ver nada menos que un árbol de un particular color oscuro, similar a un cerezo, pero con hojas otoñales decorando sus viejas ramas. Allí, frente al árbol y dándole la espalda a el grupo, alcanzaron a ver a una figura humana.

Una brisa de anhelada esperanza sacudió sus hambrientos corazones y se apresuraron a acercarse a aquel sitio. Mientras más se acercaban, más fuerte sentían una hermosa melodía de fondo, que los envolvia de pies a cabeza. La melodía aumentaba su ritmo y volumen hasta que el mas rápido de ellos, Kageyama, se encontraba a pocos metros de la figura que se asimilaba a la de un niño. Su cabellera anaranjada flotaba a la par del viento y su espalda pequeña marcaba el número 10. La melodía se detuvo en seco y en cuanto Kageyama intentó pronunciar palabra alguna, dos magníficas alas negras despertaron de la espalda de el muchacho que se giró por un instante hasta impulsarse y perderse entre las nubes, con tal fuerza que lanzó disparados a todos los cercanos.

Los demás corrieron a socorrer a sus compañeros, que no daban crédito a lo que acababan de presenciar.

-¡¿Qué diablos era eso?!-Gritó Kuroo.

-Eso...Era una persona, estoy seguro...Bueno no se si exactamente se definiría como persona, pero...Era un niño...¿verdad?-Se preguntaba Kageyama, más para si mismo que para los demás.

-!TENIA ALAS! ESE NIÑO VOLÓ!-Decía Bokuto, corriendo en círculos, siendo detenido por el brazo de Aone, que intentaba calmarlo.

-Y-Y si esa c-cosa nos quiere m-matar?!-Preguntó Asahi aún impactado por lo ocurrido.

Tsukishima por su parte se sentó a repasar todos los hechos: Estaban en un lugar desconocido, sin alimentos, todo estaba prácticamente desierto en cuanto a vida humana y en cuanto encontraban algo parecido, salía volando. No tenia sentido, nada tenía sentido! Digo, ¡Demonios, el suelo estaba brillando! ¿cómo podía siquiera tener sentido algo así?...¿Eh? ¡¡¿Ehh?!! ¡El suelo estaba brillando!.

-E-El pasto...-Dijo Tsukishima. Todos dirigieron su atencion a la hierba que rodeaba sus pies. Estaba brillando. Más bien, se iluminaba. Aún así, no parecía afectarlos.

INCANDESCENCIANơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ