CapÍtulo 2

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- El nuevo párroco ya esta en la iglesia - habló mi madre desde el sillón - ¿puedes llevarle esta canasta de víveres para su recibimiento?

- Mamá - dije desde la cocina - ¿por qué tenemos que hacer eso cada vez que viene un párroco nuevo?

- Para que se sienta querido, Ángeles - me miro con amor - se buena niña.

- Esta bien - sonreí - ya voy - salí de la cocina y caminé hasta ella - ¿dónde esta la canasta?

- En la mesa de entrada - la señaló - te amo, cielo.

- Si, mamá - le guiñe el ojo - vuelvo en un rato. - salí de la casa con la canasta en mano y los auriculares en mis oídos, la tarde estaba fresca y el viento revoloteaba mi cabello, en la esquina vi cruzar a Karol en su carro, ¿con Roger? Tenia sus facciones, ojala y ese juego terminará pronto.

Camine una cuadras mas abajo y el "chico accidente" vino a mi mente, después de la disculpa de ayer, cuando salí de la biblioteca él ya no estaba, pero por alguna razón, había estado en mis pensamientos todo el día, ni siquiera en clases me había concentrado.

- María de los Ángeles - Enrique apareció frente a mi - ¿dónde vas?

Saqué mis auriculares y le di una sonrisa - Hola Enrique, voy a la iglesia - mostré la canasta - la vieja tradición familiar.

- Tu mamá no cambia - sonrió - y la mía tampoco, justamente vengo de allá.

- ¡Madres!

- Madres - extendió su mano - te ayudo.

- No, puedo sola, descuida que esto no pesa.

- Entonces, ¿te acompaño?

- No - me disculpe - lo que pasa es que Vanessa me esta esperando - mentí - ¿me disculpas?

- Por supuesto, ¿nos vemos esta noche?

- Estaré en casa, puedes ir.

- Estaría encantado, quiero saludar a tu mamá - me besó en la mejilla - nos vemos en la noche.

- Así sera. - se alejó y yo seguí con mi camino, Enrique era un chico encantador y mi amor platónico durante años, hasta hace muy poco, pero ahora todo era distinto, ahora él
quería estar conmigo y yo quería estar con otro y ni siquiera lo había aceptado.

Llegue a la iglesia después de unos minutos y las puertas estaban abiertas como siempre, unas señoras salieron y yo entré muy despacio guardando mi teléfono en el bolso - Padre - saludé al hombre que estaba de espaldas - buenas tardes.

- Buenas tardes. - el hombre se volteó y cuando vi su sonrisa me quedé  congelada al igual que él.

- ¡Tú! - fue lo único que articule - ¿tú  eres el nuevo párroco? ¡No es verdad!

- Así es - su sonrisa no era genuina - de hecho, aun no me he recibido como tal, pero...

- ¿Entonces, que haces aquí? – interrumpí su frase buscando una explicación.

- El padre murió - se encogió de hombros - la iglesia requería un reemplazo y yo era el vacante y como me falta poco para recibir los votos fui escogido mientras llega el padre oficial que será dentro de seis meses.

- Entonces estas en el último año de seminario y estarás aquí durante seis meses. – hablé tratando de asimilar la situación.

- Si, prácticamente es así.

- Esto es extraño - bajé la cabeza - de verdad discúlpeme, nunca quise ser descortés con usted – me estaba ruborizando – nuestro inicio no fue el correcto y nunca me imagine que siendo tan joven usted sería la autoridad de la iglesia, pensé que era un chico nuevo solamente.

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