Capítulo 26

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-Habitación matrimonial – sonreí – perfecta para celebrar la luna de miel.

-No me molestaría en lo absoluto – caminamos unos pasos hacia adelante aún entrelazados – pero tampoco me molestaría que pronto te convirtieras en la señora Mendoza.

No podía creer lo que escuchaba, no les miento al decirle que casi me faltaba la respiración y el corazón empezaba a bombear más sangre de lo normal, jamás había pensado en ese momento y simplemente era perfecto – no hay nada en la tierra que me cause mayor ilusión que estar contigo por el resto de mi vida. – tome sus manos para poder voltear y quedar frente a él.

-Y yo también quiero que sea así – rodeo mi cintura con sus manos – desde que estas conmigo todo es mejor, aun cuando la distancia mantenía nuestros cuerpos alejados yo siempre te sentí cerca.

-Yo jamás te saque de mis pensamientos – lo mire a los ojos – desde el primer día supe que mi vida no sería igual con tu presencia – sonreí – y hoy después de dos años podemos estar en el mismo pueblo que nos conocimos sin ser juzgados por nadie.

-Te amo y te juro que por siempre será así. – se acercó a mí labios y empezó a besarme, mis manos acariciaban sus suaves facciones y él me aferro más a su cuerpo, su perfume y su contacto eran mi droga, no sabía que era posible amar tanto, lo bese con más profundidad y enrede una de mis manos en su cabello, el empezó a caminar hacia delante y yo le seguí el paso, sentí el colchón con mis piernas y él me recostó sobre la cama, nos acomodamos en ella pero sin dejar nuestros labios, el ritmo de mi corazón estaba acelerado y sentía lo mismo con el suyo, se puso sobre mí y una de sus manos bajo a mi pierna, empezó a acariciarla con la yema de sus dedos, yo de igual manera baje por su espalda mientras le suspendía la camisa para poder acariciarlo sin nada de por medio, fueron minutos de caricias inocentes, de amor y pasión por demostrar en esa habitación.

Empece a sacar por completo su camisa y él se suspendió de mi cuerpo para ayudarme con el trabajo, hizo lo mismo con mi blusa, sentir su piel contra la mía fue como una descarga eléctrica, su piel tibia y la mía fría por los nervios era una perfecta combinación en ese momento de pasión, enrede una de mis piernas en su cadera y el paso su mano para seguir acariciándome, no quería dejar sus labios pero en momentos tenía que hacerlo para poder respirar, el bajo por mi cuello con sus besos y solo provocaba descargas por dentro, el solo podía lograr estas sensaciones en mí, baje mis manos hasta el botón de su pantalón y lo fui desabrochando, el busco mi mirada y mientras yo hacía mi trabajo nuestros ojos pedían a gritos seguir disfrutando del momento.

Cuando las prendas ya no eran una barrera en nuestro encuentro, Daniel me rodeó con su brazos y me mantuvo así por algunos segundos, me sentía segura, amada y protegida, beso mi frente y tomo mi mano para llevarla a su corazón – te amo – me dijo mientras yo sentía sus latidos precipitados – te amo, María de los Ángeles.

Busque su mirada y sonreí con amor – te amo, Daniel Mendoza – tome su mano también la lleve a mi corazón – tú haces que él se acelere así, solo tú.

Se acercó a mis labios y me beso de nuevo, esta vez con pasión que no se podía ocultar, era obvio que él me necesitaba tanto como yo, con su mano en mi cintura me suspendió contra el de tal manera que yo quede encima, sus brazos me rodeaban por completo, lleve mis manos a su hombros mientras besaba su rostro, así como él lo había hecho yo baja por su cuello y el soltó un gemido, llegue hasta su pecho y le di pequeños besos, mis manos lo seguían acariciando, él se inclinó un poco para llevarme de nuevo a sus labios de tal manera que nos unimos en un nuevo beso de amor.

Después de algunos minutos de jugar con la intimidad, sentí como su miembro estaba entrando en mí, nuestras manos estaban entrelazadas y yo seguí sobre él, sus embestidas eran delicadas y una vez me acostumbre a él empecé a moverme a su ritmo , el sostenía mis manos y nuestras miradas eran penetrantes, mi cabello caía sobre mi pecho y sentía como el placer me inundaba por dentro, separe mis manos de las de él y me apoyó sobre el respaldar de la cama, el colocó sus manos en mi cintura y empezó a moverme, ambos nos complementamos, él me acaricia con deseo, subió a mis senos y los apretó gentilmente, causó un dolor placentero en mí que provocó que mis ganas de sentirlo aumentarán, me apoderé de sus labios en un deseo carnal, el también lo sentía, sus ojos, al igual que los míos, se habían oscurecido más, fue entonces en ese beso cuando Daniel me giro con cuidado y quede debajo de él, se posicionó con mayor comodidad sobre mis piernas y las embestidas continuaron, cerré mis ojos para sentir toda esa descarga que dentro de mí se estaba formando, sentir como sus labios se apoderaban de mis senos no tenía explicación, mis manos estaban en su cabello y lo jalaba con suavidad.

ME ENAMORÉ DE TIWhere stories live. Discover now