Capítulo 16

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-No me voy a ir contigo, mamá. – me armé de valor por defender mi decisión.

-Tenemos que llevarnos a este hombre – hablo el oficial – usted tiene ya muchas deudas con la sociedad, ahora sumado a un secuestro.

-No he secuestrado a nadie.

-Eso no es lo que dicen las pruebas.

-Yo soy la prueba – hable – no he sido secuestrada ¡por Dios!

-Oficiales, tomen a ese hombre.

-No pueden hacerlo. – Daniel, apretó mi mano con más fuerza.

Los policías se acercaron a nosotros y tomaron a Daniel por el brazo – será mejor que no ponga resistencia.

-¡Usted, no puede llevárselo! – grite.

-¡Deja que ellos hagan su trabajo, Ángeles! – mi madre grito.

Sentí como los policías me arrancaban de la mano de Daniel – ¡no! – grite mientras me aferraba aún a sus dedos pero me era imposible porque estos lo tenían ya a su alcance, llevaron sus manos tras la espalda y lo esposaron.

-Angeles, princesa. – sus rostro irradiaba el dolor.

-Mama, por favor, debes detener esto.

-Claro que no, este hombre es un asesino.

-Daniel, mi amor – me acerque a el y tome su rostro – te amo, por favor no me dejes, dijiste que no lo harías.

-Mi amor, no te dejaré – por sus mejillas rodaban las lágrimas – tenemos que ser fuertes, sabíamos que esto pasaría.

-Pero no así – las lágrimas también corrían por mi rostro – yo te amo, Daniel.

-¡Ángeles, basta de todo esto! - mi madre volvió a gritar.

-Te amo y jamás te dejaré, princesa.

-Suficiente – hablo el oficial – esto no es una novela para que estén jurando amor eterno – tomaron a Daniel por los brazos – nos vamos de aqui para que este hombre pague por todo lo que ha hecho.

-¡No! – lleve mi frente contra la de él – te amo. – me acerque a sus labios y lo bese, el correspondió a mi beso pero era un beso de dolor, un beso que muy dentro de mi me gritaba que era de despedida y que no podía hacer nada, las lágrimas corrían por mis mejillas, las sentía pelear por salir de mis ojos, de repente sentí unas manos en mi cintura y un fuerte jalón que hizo que me separará de Daniel.

– ¡He dicho que es suficiente! – mi madre me tomo por los brazos.

Los policías arrastraron a Daniel hacia la puerta – jamás olvides que te amo, princesa.

Ver a los policías llevarse a Daniel a rastras me partía el corazón, mi mama no me dejaba mover me estaba haciendo daño y por más que luchaba por salir corriendo e impedir que se lo llevarán ella no me lo permitía, la puerta se cerró de golpe y con eso se fue mi amor.

Deje de luchar y empecé a llorar como nunca lo había hecho, mi mama solto mis manos y me deje caer en el suelo, las lleve a mi rostro y llore como jamás imagine hacerlo, grite de dolor, me sentía impotente al saber que el amor de mi vida estaba siendo arrancado de mis brazos – ¡¡Daniel!! – me levante de suelo y corrí hacia la sala cuando sentí la mano de mi madre nuevamente en mi brazo. – Sueltame. – empecé a forcejear.

-Entra en razón, Ángeles – mi madre me volteo de manera brusca – ese hombre no te ama, ese hombre mato a su novia.

-¡Cállate, mamá! – la mire con rabia – tu no sabes nada, el no mató a nadie, fue su mejor amigo quien lo hizo.

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